Shiffrin absorbe las lecciones de la vida sorteando altibajos (la versión de Taylor)

Mikaela Shiffrin de Estados Unidos compite en el descenso combinado alpino femenil de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en el Centro Nacional de Esquí Alpino de Yanqing, en Yanqing, China, el 17 de febrero de 2022. (Doug Mills/The New York Times)
Mikaela Shiffrin de Estados Unidos compite en el descenso combinado alpino femenil de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en el Centro Nacional de Esquí Alpino de Yanqing, en Yanqing, China, el 17 de febrero de 2022. (Doug Mills/The New York Times)

KILLINGTON, Vermont — Mientras Mikaela Shiffrin planea la siguiente fase de una trayectoria llena de récords como esquiadora, toma en cuenta, como siempre lo ha hecho, el ejemplo de otra mujer megaestrella que ha experimentado altibajos similares en su carrera: Taylor Swift.

La estadounidense Shiffrin es la esquiadora alpina más exitosa y precoz de la historia, pues ha destrozado la marca de más victorias de Copas del Mundo, tanto para mujeres como para hombres, mientras sigue en sus mejores años para esquiar. La cantante y compositora estadounidense Swift es la mayor estrella del pop mundial, pues ha batido un récord tras otro en la industria musical.

Cuando Shiffrin debutó en el circuito de la Copa del Mundo, estaba a punto de cumplir 16 años, la misma edad que tenía Swift cuando comenzó a grabar su álbum debut cinco años antes. Ambas han sido sensaciones adolescentes colmadas de elogios y dinero. Mientras Swift, a quien la revista Time nombró la persona del año de 2023, podría ser en este momento el ser humano más famoso del planeta, Shiffrin, célebre en su país, es una auténtica estrella del rock en Europa, donde las competencias de esquí son el deporte nacional de varios países. Ambas están en la cima de sus respectivas montañas.

Han sido innovadoras, han hecho historia y han sido figuras destacadas en sus profesiones arriesgadas. Sin embargo, como mucha gente envuelta en la vorágine de la cultura pop, han sido objeto de críticas intensas e hirientes después de cualquier fracaso, real o percibido. Cada una de ellas ha enfrentado abiertamente la muerte de uno de sus padres o una enfermedad grave y cada una se ha tomado largas pausas para actuar en sus respectivos escenarios.

Shiffrin, quien es una seguidora de Swift desde los 13 años, como legiones de otras niñas y mujeres, se ve reflejada en la artista y ha llegado a reconocer paralelismos elementales en sus carreras y vidas. Para tener perspectiva, Shiffrin, de 28 años, recurre a su ídolo.

En julio, Shiffrin rentó una suite para el concierto de la gira Eras de Swift en Denver, un evento que describió como “tres horas de saltos mientras cantaba todas las canciones a todo pulmón”. Dentro de esa experiencia, Shiffrin reflexionó en torno a si había una lección que le podría ayudar a determinar la siguiente “era” de su propia trayectoria brillante.

Taylor Swift se presenta en el estadio MetLife de East Rutherford, Nueva Jersey, el 26 de mayo de 2023. (Jutharat Pinyodoonyachet/The New York Times)
Taylor Swift se presenta en el estadio MetLife de East Rutherford, Nueva Jersey, el 26 de mayo de 2023. (Jutharat Pinyodoonyachet/The New York Times)

¿Swift, la adolescente prodigio que ahora tiene 34 años, le había ayudado a señalar el camino de un escenario a otro?

“Por supuesto, porque he estudiado a Taylor Swift durante 15 años y ella me ha guiado un poco en cada paso del camino”, admitió Shiffrin en una entrevista reciente realizada en Vermont, donde obtuvo la victoria 90 de un total de 93 de su carrera en la Copa del Mundo. “Por eso la mayoría de los ‘swifties’ (como se conocen a los aficionados de la artista) se convierten en uno. Es como si su música te hablara directamente. Sus experiencias resuenan; siempre he intentado aprender de ellas”.

Mientras Mikaela Shiffrin, quien nunca ha conocido a Swift, recordaba varios capítulos de su trayectoria pública —éxitos sorprendentes en las carreras, fracasos inoportunos, los peligros de la fama, la muerte accidental de su padre en 2020—, identificó sin problemas cómo Swift había influido en sus respuestas a cada situación.

Ese tutelaje a larga distancia comenzó cuando la sobrenatural Shiffrin, quien se educó en las montañas de Colorado y en una venerable academia de esquí de Vermont, ganó tres carreras de la Copa del Mundo y una medalla de oro en un campeonato mundial cuando cursaba el último año del bachillerato. En 2014, un año después, y con 18 años, se convirtió en la campeona de eslalon más joven en la historia olímpica y se abrió paso hasta una admiración en el deporte internacional que tan solo parece aumentar con cada temporada.

Sin embargo, señaló que, desde sus días como una adolescente de 13 años que escuchaba una y otra vez “Fearless”, el álbum de Swift de 2008, ha buscado pistas para saber cómo vivir como una celebridad.

“Es verdad que Taylor es un pez gordo en un estanque grande y yo soy más bien un pez gordo en un estanque pequeño”, admitió Shiffrin. “Pero se nota cómo ha manejado la atención, porque ella también era una adolescente. Fue capaz de resistir y trabajar en su música. Y, aunque se siente muy cómoda compartiendo gran parte de su vida, crea una capa de protección cuando la necesita. Puede desaparecer. Eso parece darle energía”.

“Internalicé todo eso y lo asimilé. Aunque fue complicado para mí porque tuve que pasar de ser una introvertida extrema a sentirme cómoda rodeada de un montón de cámaras y micrófonos. Es un poco raro tener que ir por la vida cuantificándote como introvertida, pero tener que vivirla de manera extrovertida”.

Después de ganar las medallas de oro y plata en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pieonchang 2018, Shiffrin ganó una cifra histórica de diecisiete carreras la temporada siguiente. En aquel momento, una temporada alpina de cinco o seis victorias se habría considerado próspera. No obstante, al inicio de la siguiente temporada, Shiffrin no igualó el asombroso ritmo que había logrado un año antes.

“La gente empezó a decir que había perdido mi momento, que tal vez había llegado a mi punto más alto y mi carrera se estaba desvaneciendo”, comentó Shiffrin con una mirada de exasperación mientras se desplomaba hacia atrás en una silla “lounge”. “Yo pensaba: ‘Ay, Dios, todo el mundo habla de mí como si ya nunca pudiera ser una buena esquiadora’”.

A Shiffrin le recordó el álbum “Reputation” de Swift de unos años antes y de nuevo vio paralelismos.

“En esencia, ese álbum se construyó mientras su reputación iba cuesta abajo a una velocidad impresionante o al menos así es como ella lo percibió con todos los pleitos que había en ese momento”, comentó Shiffrin. “Pero volvió a lo grande. Me identifiqué con el álbum porque me hizo sentir que la vida está llena de altibajos. Y que es probable que todo vaya a salir bien”.

Shiffrin se recuperó en enero de 2020, con victorias sucesivas. Sin embargo, casi una semana después del segundo de esos triunfos reparadores, el 1.° de febrero, su hermano mayor, Taylor, la llamó por teléfono a Europa para decirle que su padre, Jeff Shiffrin, se había lastimado de gravedad en Colorado. De regreso a Denver, Mikaela se subió a la cama del hospital de su padre durante varias horas, una vigilia que terminó con su muerte el 2 de febrero.

La familia se ha negado a revelar detalles de lo ocurrido; un forense dictaminó que la muerte fue un accidente y registró la causa como una lesión en la cabeza.

Shiffrin no compitió durante los nueve meses siguientes.

En la entrevista del mes pasado, sin que nadie se lo pidiera, Shiffrin recordó que el álbum “Folklore” de Swift de 2020 salió cinco meses después de la muerte de su padre y que incluía “Epiphany”. Swift señaló que la canción explora la angustia emocional de los trabajadores sanitarios en el punto más álgido de la pandemia de la COVID-19 y de los soldados en guerra, una correlación que rinde homenaje a uno de los abuelos de Swift, quien fue un aguerrido marine estadounidense en la Segunda Guerra Mundial.

Shiffrin escuchó “Epiphany” una y otra vez.

El regreso de Shiffrin a las competencias en la temporada 2021-2022 incluyó una serie de resultados triunfales, así como una eliminación impactante y desmoralizadora en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde no ganó ninguna medalla. Desde entonces ha ganado 20 competencias, un ritmo que la podría llevar a conseguir 130 victorias en su carrera si siguiera compitiendo cinco años más. El récord anterior de victorias en Copa del Mundo, el cual se mantuvo durante 34 años, era de 86. Ha ganado catorce medallas en campeonatos del mundo, una menos del récord para una persona en una trayectoria profesional.

No obstante, independientemente del futuro de Shiffrin, está segura de dos cosas. La primera es que, debido a su nivel de fama deportiva, es probable que Shiffrin pueda organizar un encuentro con Swift, pero teme hacerlo.

“Seguro me tropezaría conmigo misma y se me trabaría la lengua”, comentó Shiffrin riendo. “Y, luego, sería memorable para ella, porque sería la primera vez que conoce a alguien tan torpe”.

La segunda certeza es que utilizará a Swift como el modelo que le ayude a definir la próxima era de su carrera, sin importar cuántos récords de esquí alpino acumule.

“Taylor Swift ha batido tantos récords y ostentado tantos títulos en la industria musical que han tenido que crear nuevas maneras para medir su éxito”, afirmó Shiffrin. “Y me he dado cuenta de que ella no se detiene”.

c.2024 The New York Times Company