Sergio Vigil en los Panamericanos, sobre la política argentina: “Como país, tenemos que jugar un juego diferente, porque éste no nos dio resultado”

Sergio Vigil, DT del seleccionado femenino de Chile: una nueva aventura en los Panamericanos
Sergio Vigil, DT del seleccionado femenino de Chile: una nueva aventura en los Panamericanos

SANTIAGO DE CHILE.- “¡Vamos chicas, a animarse!”, “¡Sorpresa, muevo, modifico. Entra una, sale otra, pin pin pin!”. Sergio Cachito Vigil es el de siempre, el que grita indicaciones desde la tribuna rodeando la boca con sus palmas, el apasionado que vive el hockey sobre césped con una gorra y auriculares. Solo que el campeón del mundo con las Leonas en Perth 2002 y doble medallista olímpico se ubica ahora en la otra vereda: dirige a Las Diablas, de Chile, y sueña con hacerse fuerte en casa durante los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Este jueves, sus chicas debutarán ante México en pos del sueño de París 2024.

-¿Cómo es sentirse local?

-Las Diablas disfrutan mucho jugando ante su gente, esto es una fiesta panamericana. El primer paso es quedar entre los cuatro primeros para clasificarse al Preolímpico. Cumplido este objetivo, el segundo es poder subirse al podio, ya que Chile solo logró una medalla panamericana en la historia, un bronce en Guadalajara 2011. Y en tercer término, buscamos conseguir el mejor color de medalla que se pueda.

-¿Pensás en las Leonas?

-Hay algo maravilloso, más allá de mi amor por lo argentino. Lo fantástico es que Argentina es la locomotora del hockey en América y generó la chance de nuevos vagones como Chile, Estados Unidos, Uruguay… Son equipos que crecieron a semejanza de las proezas de las Leonas y se espejaron en ellas. Primero admiraron y luego aprendieron aspectos en el camino observando a Argentina. Y después, se atrevieron a competir. Esto es espectacular para nuestro continente. Chile jugó un Mundial por primera vez en 2022 y buscará hacerlo de nuevo en una Copa del Mundo. En el hockey, te recibís como país de elite cuando jugás dos mundiales y empezás a abrir la puerta olímpica. Las Diablas están esa senda, pero el proceso no se hace de un día para el otro.

Cachito Vigil quiere convertir a Chile en una selección de elite
Cachito Vigil quiere convertir a Chile en una selección de elite

-¿Cómo te ven como figura pública en Chile?

-En estos años sentí muchísimo respeto y me han dado un muy lindo lugar en la sociedad deportiva de Chile. Aprecié el afecto del deporte y, en los últimos años, el hockey se popularizó mucho acá. Pero también recibí el cariño de la gente común de la calle, en una feria, en un departamento, subiendo a un taxi… Las Diablas despertaron respeto, cariño y reconocimiento por su humildad y su convicción de creer, porque tenemos un sueño grande: convertirnos en un deporte olímpico y mundialista.

-¿Cuánto tiempo pasás en Chile?

-Llevo tres años acá y tengo un contrato de duración “olímpica”: cada mes estoy 23 días en Chile y siete en Argentina. Vivo en un departamento en la comuna La Reina, en los alrededores de Santiago. Es muy cerca de donde nos entrenábamos, en el Club Country. Mientras tanto, mi mujer Marcela y mi hijo Tiago residen en Argentina. Extraño un montón y al mismo tiempo disfruto de entrenar a las Diablas y trabajar con el staff técnico.

Cachito Vigil trazó una mirada sobre la política argentina
Cachito Vigil trazó una mirada sobre la política argentina

-La primera vuelta de las elecciones presidenciales coincidió con el arranque de los Panamericanos. ¿Cómo lo viviste?

-Me dolió mucho no poder votar el domingo pasado, porque todavía no tengo la residencia en Chile para hacerlo. Lo único que quiero es que podamos estar mejor. Más allá de quien sea presidente, que Dios lo ilumine para poder cambiar la historia de nuestro país.

-¿Cómo ves a la sociedad argentina?

-El ciudadano argentino es extraordinario. Y me da mucha pena que despilfarremos talento, actitud, mentalidad, capacidad… Es una sociedad que se merece mucho más de lo que está teniendo en este momento.

-¿A qué te referís con despilfarrar?

-Para que un equipo funcione, además de las individualidades, hay que tener sistema. Un conjunto que tiene sistema habilita la posibilidad del desarrollo individual. Y el sistema te hace jugar en equipo. Entonces: tenemos muchos argentinos valiosos esperando que los inviten a jugar en equipo. Cuando no funcionan en un conjunto, hay algo en el sistema que debemos revisar… y tenemos que revisar muchas cosas.

Cachito Vigil se hizo un lugar en la sociedad chilena
Cachito Vigil se hizo un lugar en la sociedad chilena

-¿El ciudadano chileno promedio vive más tranquilo en este gobierno de Gabriel Boric? ¿Ves una sociedad más calma en Chile?

-No me gustan las comparaciones. Pero para nosotros va a cambiar todo el día en que la Argentina se ponga de acuerdo con ocho reglas para construir un país justo, predecible, ordenado e integrado, más allá de quien sea gobierno. En esas ocho normas no puede haber discusión ni grieta. Después, está la impronta que le pone cada gobierno, y eso está muy bien. Por ejemplo, el básquetbol argentino tuvo tres técnicos como Magnano, Lamas y Sergio Hernández: cada uno tenía su estilo de conducción, pero los acuerdos del básquetbol permanecieron. Incluso, alguno fue asistente de otro. Ése es un ejemplo de acuerdo en el deporte, más allá de los nombres. Porque todos defendieron el futuro del básquetbol.

-¿Y qué nos espera?

-La situación que hay que remontar en Argentina es complejísima, pero si hacemos ese switch pueden cambiar muchísimas cosas. ¡Ocho acuerdos! Me refiero a acuerdos económicos, sociales, laborales, educativos, de seguridad… Pero sobre todo, tenemos que ser un país justo: no puede ser que haya gente que la pase muy muy bien y otra que la pase muy muy mal. Tenemos que fomentar la cultura del respeto por el otro, de no jugar en pequeñas quintitas. Cuando un cuerpo técnico se preocupa solo por su quintita, el equipo se transforma en individualista. En cambio, si todos los del staff trabajan de manera interdisciplinada, a las jugadoras les llega un mismo mensaje. Por eso, como país tenemos que jugar un juego diferente del que estamos jugando, porque éste no nos dio resultado. No se trata de quién conduce: es cambiar la forma de pensar la construcción del sistema político. Y todos tenemos que ayudar: no puede haber negligencia en los valores.