Sergio Romero, el arquero que agotó todos los elogios y se vistió de superhéroe frente a Palmeiras

Romero fue otra vez la gran figura de Boca
Romero fue otra vez la gran figura de Boca - Créditos: @Andre Penner

Sergio Romero agotó todos los elogios. Si hasta los cuartos de final su tarea en la Copa Libertadores había sido soberbia, imponiendo respeto y atajando cuatro penales en las definiciones ante Nacional y Racing, en el Allianz Parque fue aún más allá. Porque en la alfombra verde de San Pablo, Chiquito ya no se vistió de héroe, sino que se erigió como un superhéroe.

A sus ya habituales dos remates atajados en la definición (esta vez lo padecieron Raphael Veiga y Gustavo Gómez, los dos mejores ejecutantes de Palmeiras), el arquero de Boca le sumó una actuación superlativa en los 90 minutos, y sobre todo en la segunda etapa.

La definición por penales

Cuando Boca ya no hacía pie. Cuando Marcos Rojo, el capitán, había dejado el equipo con 10 por dos amonestaciones (correctamente aplicadas). Cuando Jorge Almirón decidió sacar a Valentín Barco, el jugador más desequilibrante del Xeneize, para reemplazarlo con Nicolás Valentini y al uruguayo Miguel Merentiel, de una entrega constante, con el paraguayo Valdéz, de flojísima actuación ante River. En ese contexto apareció Chiquito Romero en su máximo esplendor.

La primera llegada realmente clara se produjo en el segundo tiempo, cuando la joya juvenil Endrick fabricó una jugada de gol por la derecha. Le metió un pase a Mayke con caño incluido a Valdéz, y ante el remate apareció Romero en toda su dimensión. En la jugada siguiente, Chiquito volvió a salvar a Boca ante un remate de Zé Rafael desde afuera del área.

Poco después, logró desviar otra sobre el palo opuesto. Aunque más tarde poco pudo hacer para evitar el 1 a 1 anotado por el uruguayo Joaquín Piquerez, con un fuerte remate desde lejos que pasó por entre cuatro pares de piernas, y aunque rozó la pelota con un guante, no logró desviarla lo suficiente.

Pero entonces, volvió a exhibir su aplomo, cuando el Verdao se iba con todo, dueño de la pelota y del desarrollo del partido, empujado por más de 50.000 hinchas. Porque sobre la hora, uno de los mil centros que tiró al área Palmeiras fue conectado con una chilena perfecta por Roni. Y allí también apareció Chiquito, que tapó a puro reflejo y además ganó la segunda jugada frente al atrevido Endrick, que quiso vencerlo de taco.

Luego, la gran figura de Boca en San Pablo analizó el partido ante los medios: “Es lindo poder ayudar a mis compañeros, es espectacular. Hicimos un gran desgaste y sacamos la ventaja en la primera parte. En el sintético es muy difícil jugar y después, en los penales, me puedo divertir a los 36 años. Si uno disfruta, todo es más simple. Nunca me imaginé jugar una Libertadores, pensaba en retirarme, pero tocó llegar a Boca, sumarme a un gran grupo y gracias a Dios le dimos el pase a la final que es lo más importante”.

Romero agregó: “Sabíamos que el segundo tiempo iba a ser más duro que el primero. La expulsión de Marcos (Rojo) nos complicó y el árbitro nos sacó un cambio, pero por suerte estamos en la final”. Y poco después recordó: “Me toca otra vez en Río. No lo veo como una revancha, siempre es lindo jugar en el Maracaná”. La referencia, sobre la final de la Copa Libertadores que se jugará el 4 de noviembre en ese estadio, es el mismo escenario en el que Argentina perdió la final del Mundial 2014 frente Alemania, con Chiquito en el arco albiceleste. Ahora, el misionero buscará un final distinto, con festejo a lo grande, con esas manos que llevaron a Boca hasta la final de América.