La semifinal entre España y Suecia fue el partido más visto en estadios de Nueva Zelanda

Auckland, 16 ago (EFE).- Con una audiencia récord de 43.217 espectadores, la histórica victoria de la selección española frente a Suecia fue el partido más visto en los estadios de Nueva Zelanda, donde además se vendieron más de 700.000 entradas para los 29 compromisos que tuvieron lugar en el país.

Un total de 708.743 entradas fueron compradas por los aficionados para acompañar a los encuentros en las antípodas entre las 32 mejores selecciones del mundo, muy por encima de la meta de 500.000 establecida por el Gobierno neozelandés.

Asimismo, hasta el momento impresionantes 1.770.000 billetes fueron vendidos al todo entre los dos países coanfitriones, Australia y Nueva Zelanda, para una cita que continúa a romper récords dentro y fuera de los céspedes, según los datos facilitados por la FIFA.

En Nueva Zelanda, la asistencia promedio de los 29 partidos fue de 24.439 espectadores por encuentro y el techo de máxima asistencia, que se ha roto tres veces a lo largo del Mundial, fue de 43.217, justamente cuando España y Suecia se midieron la víspera en las semifinales en el Eden Park de Auckland.

Más de 43.000 personas acompañaron en vivo el angustiante y enérgico compromiso entre españolas y suecas, quienes brindaron un verdadero espectáculo futbolístico durante 90 minutos.

Los espectadores vieron tres goles anotados en tan solo nueve minutos, todos en la recta final de la cita, y fueron contagiados por la euforia de una España que logró la victoria -y el tan esperado pase a la final- en el minuto 90 del compromiso.

La contundente victoria de La Roja igualmente fue acompañada de cerca por decenas de miles de aficionados atentos a las redes sociales y transmisiones en directo, quienes protagonizaron un verdadero aluvión de fotos, dibujos y memes rojos en las redes, con el duelo figurando entre los asuntos más comentados de Twitter.

Y es que la hinchada española no ha decepcionado: una audiencia récord de 320.138 espectadores se quedó hasta tarde, o se despertó pronto, para ver y apoyar a las españolas en su triunfo sobre Holanda en los cuartos de final, que comenzó a la 3.00 de la mañana en España.

Se trata del mayor número de espectadores para cualquier emisión en esa franja horaria en el país en lo que va de este siglo, según la FIFA.

La cita entregó un promedio de participación del 31,7 %, la segunda más alta registrada en el torneo hasta la fecha y que solo se quedó detrás del partido entre Suiza y España en los octavos de final (37,6 %).

Igualmente supone "más del doble de la proporción más alta registrada en la Copa del Mundo femenina anterior", cuando España se midió y cayó frente a Estados Unidos por los octavos de Francia 2019, recalca la FIFA.

Y es que la fiebre futbolística en Nueva Zelanda y Australia, países donde el fútbol no figura entre los deportes más populares, ha ido creciendo a medida que nuevos récords se rompen en medio de las sorpresas infinitas acumuladas hasta aquí.

En Australia, la euforia se ha adueñado de las calles, bares y recintos del país después de que las "Matildas" igualmente entraran para la historia al superar Francia en los cuartos de final en la tanda de penaltis más larga y agónica ya registrada en un Mundial, tanto femenino como masculino.

Pese a la larga trayectoria en la máxima fiesta del fútbol, la selección australiana nunca habían conseguido clasificarse para unas semifinales mundiales.

Las coanfitrionas se han vuelto toda una sensación de este torneo, cuya una de las imágenes más emblemáticas es precisamente el momento de la victoria de Australia contra Francia, sintonizada a tiempo real en la cabina de un avión.

A excepción de un único pasajero, todos los viajeros de un vuelo han acompañado la emocionante batalla de penaltis y celebrado a lo grande cuando Cortnee Vine encaja el vigésimo tiro de penal y sella el triunfo australiano.

El video ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en uno de los -tantos- grandes marcos de esta cita mundialista. Marcos históricos que, en medio de la efusiva celebración y apoyo, atestan con vehemencia que el fútbol femenino ha llegado para romper moldes y, por fin, quedarse.

Nayara Batschke

(c) Agencia EFE