Sebastián Báez, antes del US Open: el poder de la mente para aprender de los dolorosos sacudones, madurar rápido y confiar en el viaje

La alegría del tenista argentino Sebastián Báez, 32° del mundo y reciente campeón en Winston-Salem, a pocas horas del debut en el US Open
La alegría del tenista argentino Sebastián Báez, 32° del mundo y reciente campeón en Winston-Salem, a pocas horas del debut en el US Open

“Aprender a perder para un chico como Seba, que en 2021 había ganado seis Challengers y ganó, ganó y ganó…, es parte de un desafío, de un proceso. Lo que te hace saber que está bien es el compromiso con el que trabaja todos los días. Es un animal entrenando”. La conversación entre Sebastián Gutiérrez, el entrenador de Sebastián Báez , y LA NACION, se produjo en los pasillos de Roland Garros, el 1° de junio pasado, pocas horas después de que el tenista argentino perdiera en forma angustiante con el francés Gael Monfils, luego de haber dominado 4-0 en el quinto y último set. La noche en el court Philippe Chatrier, con el público local enfervorizado y cruzando los límites de la mala educación, le había dado un mazazo anímico muy doloroso a Báez, que otra vez se despedía de un torneo en su debut, por octava vez en el año.

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La derrota lo dejó mareado a Báez; lo sacudió. Y ese resultado en París, de cierta manera y en su interior, se sumó a una racha de trece derrotas (en catorce partidos) que acarreaba del segundo semestre de 2022. Sin embargo, el cimbronazo en el segundo Grand Slam de la temporada no lo derrumbó. Durante la misma charla, Gutiérrez contó que la mañana posterior a la caída ante Monfils, Báez le golpeó la puerta de la habitación del hotel muy temprano, antes de desayunar. Tuvieron una “reunión de equipo”, a la que se sumaron el preparador físico, Martiniano Orazi, y Javier Frana, que se había incorporado al grupo desde principios de año para aportar otra mirada tenística. Se hizo autocrítica, se masculló bronca, se realizó un balance de lo que había sucedido y, sobre todo, se pensó en lo que vendría, en los próximos pasos. Báez regresó a Buenos Aires y Gutiérrez permaneció unos días en Roland Garros, acompañando a otro de sus dirigidos, el brasileño Thiago Seyboth Wild, que en ese torneo superó la qualy y dio la sorpresa derrotando a Daniil Medvedev en la primera ronda.

En mayo pasado, Báez sufrió una derrota dolorosa ante Monfils, en Roland Garros, pero supo ponerse de pie muy rápido
En mayo pasado, Báez sufrió una derrota dolorosa ante Monfils, en Roland Garros, pero supo ponerse de pie muy rápido - Créditos: @Julian Finney

Báez descansó un puñado de días y puso la maquinaria en funcionamiento otra vez, con miras a Wimbledon y, sobre todo, a los últimos torneos europeos sobre polvo de ladrillo y a la gira norteamericana sobre superficie dura. En el césped de Londres perdió en la primera ronda, al igual que en Bastad. Pese a caer, levantó el nivel en Hamburgo (perdió en tres sets con Casper Ruud). Cabeza dura y empeñoso, siguió intentando. Y la explosión llegó en Kitzbühel, ganando el trofeo. No jugó los Masters 1000 de Canadá y Cincinnati, y fue al ATP 250 de Winston-Salem, sobre cemento. Y terminó ganando el título, venciendo a rivales peligrosos como Daniel Galán, Aleksandar Vukic, Laslo Djere Borna Coric y Jiri Lehecka (en la final). Habían pasado cuatro años desde el último trofeo nacional en canchas duras. Además, Báez se convirtió en el primer argentino en obtener tres títulos o más en la misma temporada (se suma el de Córdoba, en febrero) desde Juan Martín del Potro en 2013.

Sebastián Báez se coronó el sábado pasado en el ATP de Winston Salem
Sebastián Báez se coronó el sábado pasado en el ATP de Winston Salem - Créditos: @CHUCK BURTON

Báez debutará este martes en el US Open , el último Grand Slam del año. Lo hará en el segundo turno del court 13, ante Coric, su rival del viernes pasado, en las semifinales de Winston-Salem, en un maratónico match de 3h19m. Suma diez victorias consecutivas. Habrá que ver en qué condiciones físicas se encuentra, pero más allá de lo que suceda en Flushing Meadows, se nota que cambió el chip. Hijo de un veterano de Malvinas, nunca nada le resultó sencillo a Báez desde su formación. Hoy está entre los 35 mejores tenistas del mundo, lo valora y está dispuesto a seguir luchando por ese estatus que se ganó sin padrinazgos.

“Cuando tenés un buen ranking estás obligado a tener un calendario que no podés evitar. Tenés que jugar obligatoriamente los Masters 1000. Y Seba, al ganar el torneo de Estoril el año pasado, se metió top 40, pero empezó a perder más de lo que estaba acostumbrado. Al no poder parar ni esquivar esos desafíos, porque te computan cero puntos, tuvo que madurar rápidamente”, argumenta Gutiérrez. Y sigue: “El segundo año de ATP es muy complejo para todos, porque hay más expectativas. El año pasado él debutó en la Copa Davis y muy bien en Buenos Aires. Después, en un momento de poca confianza tuvo que ir a la Davis en Italia, en una superficie nueva y en la que casi no jugaba (dura, bajo techo). Tuvo que arrancar a jugar en cemento directamente en los Masters 1000. Fue un año de un aprendizaje enorme, en el que sumamos al equipo a Martiniano (Orazi; ex PF de Del Potro y Diego Schwartzman), porque veíamos que en la parte física podía mejorar, lo sumamos a Frana para que diera otra mirada sobre tenis. Crecer, a veces, duele, pero Seba no le esquiva a ese sufrimiento”.

Quienes rodean a Báez aseguran que el jugador nacido en Billinghurst (partido de San Martín) disfruta del día a día actual en el circuito, del trabajo y del proceso. Le duelen las derrotas, claro. La caída con Monfils en París hizo que le costara dormir. Pero se reseteó rápido. “Duelen mucho esas derrotas y es bueno que duelan, porque tuvimos una gran chance y no pudimos aprovecharla –reconoce Gutiérrez-. Creo que el valor agregado que le podemos dar es lo que se aprende de la derrota. Convivir con la derrota para un chico de 22 años es complejo. Hay que pensar que el año pasado venía muy bien, pero se fue a Estados Unidos y le empezaron a tocar rivales como Korda (Washington), Kyrgios (Canadá), Fritz (Cincinnati) y Alcaraz (US Open). Ahí empezó a sentir desconfianza y las semanas se hicieron largas, ya que vivimos en Sudamérica y no podemos volver a casa por poco tiempo. Terminó el año, hizo una pretemporada impresionante, llegó el torneo de Pune y se enfermó. Y de vuelta empezó mal la cosa. Pero en la gira sudamericana demostró lo bien que había entrenado”.

Báez trabaja para rebelarse ante situaciones ingratas y romper cadenas emocionales. Practica mindfulness -o la técnica de la atención plena-, una forma de meditación con raíces en el budismo que consiste en ejercitar la mente para concentrarse en el presente y no “volar” dentro de los momentos desafiantes. Eso se notó, por ejemplo, durante sus últimos partidos en Winston-Salem, levantando oportunidades de quiebre en contra, algo nunca es sencillo.

Sebastián Báez, a los 22 años, tiene altibajos lógicos, pero disfruta de su crecimiento en el circuito grande
Sebastián Báez, a los 22 años, tiene altibajos lógicos, pero disfruta de su crecimiento en el circuito grande - Créditos: @@alexanderscheuber

“Para un chico, hoy en día, las redes sociales son complicadas de manejar y la exposición es complicada, se aprende con el tiempo. ¿Si le afectan los comentarios en las redes? Yo creo que a todos. Hasta a Messi. Y a un chico que recién empieza, que en la pandemia no tenía tanta exposición y de un día para el otro generó expectativas, es un cambio grande. Cuando ganás hay muchos que aplauden y cuando perdés se escuchan las críticas, lo cual es lógico. Pero a veces las expectativas de los demás, para un chico que tiene poca experiencia, influyen. No es simple: se charla, se trabaja todos los días, sólo el tiempo destrabará ciertas situaciones para llegar a un nivel máximo. Pero tampoco dejamos de ver todo lo logrado, que es muchísimo”, apunta Gutiérrez.

¿Qué debe perfeccionar Báez? Opina su coach: “Creo que ha mejorado mucho su tenis. Por la altura que tiene (1,70m) cuenta con grandes tiros. Tiene algunos baches emocionales, pero es un luchador constante tanto afuera como adentro de la cancha. Técnicamente ha mejorado su derecha, ha mejorado su revés, se tiene que animar a ir más para adelante, cortar diagonales, pero es una cuestión de confianza y de convencerse de para dónde tiene que ir. Cuando sos más chico hay más dudas. A los más grandes los ves con otra claridad, pero es la experiencia. Muchas veces pasa que los jugadores suben, se van para atrás y vuelven a subir. En el camino son lógicos ciertos retrocesos. Si lo vinculás a Seba, no se vio tanto en el ranking, pero fue conviviendo con algo nuevo”.

Sebastián Báez compitiendo la semana pasada en Winston-Salem, en la universidad de Wake Forest, el torneo ATP 250 que ganó
Sebastián Báez compitiendo la semana pasada en Winston-Salem, en la universidad de Wake Forest, el torneo ATP 250 que ganó - Créditos: @CHUCK BURTON

Báez llegó a Nueva York lleno de confianza y habiendo subido diez lugares en el ranking hasta el N° 32. Está a dos casillas de igualar su mejor registro (30°, en abril pasado). El camino es exigente, pero tiene motivos para seguir creciendo a largo plazo, sin dejarse perturbar por cualquier apuro periférico.