La salud de Benedicto XVI: “está estable dentro de la gravedad” y su secretario volvió de urgencia al Vaticano
ROMA.- En un clima de enorme preocupación después de que ayer Francisco les pidió a los fieles rezar por Benedicto XVI, su secretario privado, Georg Ganswein, dijo hoy que el papa emérito, de casi 96 años, “está estable dentro de la gravedad”, según el semanario católico español Vida Nueva.
Pasadas las 14 hora local (las 10 de la Argentina), el director de la Sala de Prensa, Matteo Bruni, coincidió con el diagnóstico y dio más detalles: “El papa emérito pudo descansar bien la noche pasada, está absolutamente lúcido y atento y hoy, aún siguiendo graves sus condiciones, la situación al momento es estable”. “El papa Francisco renueva la invitación a rezar por él y a seguir acompañándolo en estas horas difíciles”, agregó Bruni.
Ganswein, que junto a cuatro mujeres consagradas del grupo Memores Domini, atiende a Benedicto, cuyo estado de salud es frágil desde hace tiempo, pero que se agravó en los últimos días, debió regresar de urgencia de Alemania donde había ido a pasar las fiestas con sus familiares.
Después de que el Papa pidió ayer rezar por su predecesor –que renunció al trono de Pedro el 11 de febrero de 2013- y reveló que está “muy enfermo”, el Vaticano confirmó un agravamiento de su estado de salud debido a la avanzada edad.
Fuentes cercanas al monasterio Mater Ecclesiae, donde vive Benedicto desde su clamorosa renuncia, coincidían en sostener que Joseph Ratizinger se encuentra en la “fase final” de su vida y comentaron que durante la tarde de ayer incluso se planteó la disyuntiva de llevarlo, o no, al Policlínico Gemelli, algo que se descartó rápidamente.
Joseph Ratzinger, teólogo refinado y amante de la música que, al final, fue durante más tiempo papa emérito que en funciones, dado que gobernó ocho años (2005-2013), ya estaba en condiciones de salud muy frágiles. Sin contar que sufrió dos ACV a lo largo de su vida, ya no veía de un ojo, ya no podía caminar y tampoco hablar.
“Él tiene dificultades para hablar y, de hecho, al principio del encuentro dijo: ‘El Señor me ha quitado la palabra para hacerme apreciar el silencio’, pero intentó alentarnos para ir adelante en la aventura con el Señor”, contó en diciembre de 2020, el cardenal maltés Mario Grech, que fue a visitarlo después de su nombramiento en un consistorio.
Tanto el papa Francisco en una reciente entrevista con ABC, como las personas que lo vieron últimamente, coincidieron en destacar su lucidez hasta el final.
La última visita que recibió Benedicto –nacido en Marktl am Inn, en Baviera, el 16 de abril de 1927-, fue el 1° de diciembre, cuando fueron a visitarlo los ganadores del Premio Ratzinger, reconocimiento que la Fundación dedicada a su magisterio todos los años le entrega a estudiosos y teólogos. En las fotos posteadas en la página Facebook de la fundación, puede verse a Benedicto, muy frágil, cansado, sentado en un sillón, con mirada atenta, junto a Ganswein y su exvocero, el padre jesuita Federico Lombardi.
Lo cierto es que ya desde hace unos años Ganswein -que es prefecto de la Casa Pontificia, pero que no ejerce este cargo para ocuparse de Benedicto, por voluntad de Francisco- había dicho que el expontífice alemán, se estaba “apagando, en forma lenta y serena, como una vela”.
Según fuentes de prensa italianas, la situación se habría precipitado antes de Navidad debido a un resfrío que degeneró en problemas respiratorios. “Las fuerzas vitales están disminuyendo, tiene un bloqueo renal que afecta a los demás órganos y es cuestión de horas o de días”, dijo a LA NACION una fuente informada, que admitió que en el Vaticano ya se preparan para las exequias y el funeral solemne.
La despedida
Aunque es sabido que el momento de su fallecimiento está planificado al milímetro desde hace años, tampoco se saben los detalles porque nunca, en 600 años, hubo un funeral de un papa emérito.
“Será algo a medio camino entre la muerte de un cardenal y la de un papa”, reveló en mayo de 2018 el exvocero papal, Greg Burke, en un encuentro en la Asociación de la Prensa Extranjera de Roma.
Problemente habrá una capilla ardiente para que los fieles puedan despedirse y luego un funeral al que llegarán autoridades civiles y jefes de Estado.
Tal como le dijo a su amigo periodista y biógrafo alemán, Peter Seewald, Benedicto será sepultado en la tumba en las grutas vaticanas que fue durante años la de Juan Pablo II –de quien fue brazo derecho-, que después de ser canonizado fue trasladada al piso superior de la Basílica de San Pedro y se encuentra al lado de la Piedad de Miguel Ángel.
En una atmósfera sombría y de pesar, el cardenal vicario de Roma, Angelo De Donatis, “siguiendo el pedido del papa Francisco de ayer al final de la audiencia general”, invitó a todas las comunidades de la capital a “unirse en oración por Benedicto XVI” en las celebraciones de las misas de hoy y de los próximos días. “Acompañemos a nuestro querido obispo emérito en el momento del sufrimiento y de la prueba, invocando al Señor para que lo consuele y sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”, pidió, al anunciar que mañana por la tarde se celebrará con la misma intención una misa en la Basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma.