“No sé cuándo podré volver a mi casa”: la desesperación de los pasajeros afectados por el paro en un Aeroparque vallado
Miki Sato tiene 29 años, pero camina lento: carga el peso de la mochila que arrastra desde que dejó Japón, meses atrás. Cree que llega a horario; tres horas de anticipación es un tiempo más que suficiente para tomar un vuelo doméstico que la llevará a Puerto Iguazú. No comprende español y habla poco inglés, pero las vallas en todos los puntos de ingreso y los carteles que sellan cada cada una de las puertas le ayudan a comprender lo que los policías le explican en medio de las rejas: su vuelo, al igual que el resto, fue cancelado y deberá contactarse con la aerolínea para averiguar el estado de su reserva.
Los gremios del personal aeroportuario adhirieron este miércoles al paro general que estableció la Confederación General del Trabajo (CGT) en contra del decreto 70/2023 y la ley ómnibus que presentó el gobierno nacional. Ante eso, los 308 vuelos, entre llegadas y partidas, de Flybondi, JetSmart, Gol, Latam, Paranair y Aerolíneas Argentinas que debían salir hoy del aeroparque metropolitano Jorge Newbery fueron cancelados o reprogramados. A pesar de que las empresas ofrecen cambios sin costo y devoluciones, los planes de quienes están de viaje se vieron severamente afectados: tienen reservas de hoteles y tours en otras ciudades, pero deberán quedarse los días que les lleve reubicarse en otro avión. En medio de la indignación se preguntan cuándo podrán irse y quién pagará las comidas, los traslados y los días adicionales de alojamiento que nunca quisieron tener. Sin embargo, por el momento no tienen respuesta.
“Espero que Gol se haga cargo de todos estos gastos”, dice Thiago Ogasawara, que llegó desde San Pablo, mientras espera, junto a su esposa e hija y rodeado de valijas, el traslado que lo llevará al hotel que acaba de reservar. “A nosotros nadie nos avisó, vinimos a tomar el vuelo y nos encontramos con esto”, afirma.
“Me vine para acá porque ya no sé a dónde ir”, dijo Cristina Mansilla, de Santa Cruz, Bolivia. “Ya fui a la oficina de Aerolíneas del microcentro, pero está cerrada. Nadie atiende el teléfono y tampoco nos informan qué va a pasar con nuestras reservas. Reservé una noche más, pero no sé cuándo podré volver a mi casa”. Según indica, se comunicó tres veces con aerolíneas ayer y en todos sus contactos le aseguraron que su vuelo saldría. “Me llegó el mail de la cancelación a las tres de la mañana, cuando estaba saliendo para el aeropuerto”.
Sin actividades
Fuentes de Aeropuertos Argentinos 2000 informaron que Aeroparque no tuvo y no tendrá actividad en todo el día y que la operación se trasladó al aeropuerto internacional de Ezeiza o los vuelos fueron suspendidos. Aerolíneas Argentinas y Jet Smart cancelaron los servicios, mientras que Flybondi operó desde Ezeiza (hasta las 20, habían realizado 45 de los 60 vuelos previstos para la jornada y voceros de la compañía afirmaron que al final del día cumplirían con todo el cronograma).
Michelle Carballo es de Nueva York. Estuvo cinco días en la Argentina y no se enteró que había un paro. Supo sobre el cierre de Aeroparque cuando se lo comunicó el taxista. “Acabo de reservar un hotel, pero me preocupa no saber cuándo podré volar a Iguazú. Desde ahí sale mi conexión a Florida”.
Por motivos de seguridad, además, según consignó la concesionaria, la Policía de Seguridad Aeroportuaria realizó un operativo para evitar manifestaciones sorpresivas de gremios que se plegaron al paro nacional o intrusiones en el hall central. Con vallas que cercaron todo el perímetro de la terminal, “se impidió el ingreso de toda aquella persona que no portara identificación laboral”. Hasta el momento no se produjeron inconvenientes.
Los alrededores del aeropuerto están desolados. Hay más agentes de la Policía Federal Argentina (PFA) y personal de la seguridad privada que pasajeros. Como no hay empleados que contengan a quienes llegan con valijas, son ellos quienes intentan explicarles que Aeroparque está cerrado y que intenten comunicarse con las empresas porque allí nadie les podrá dar una respuesta. “El aeropuerto está cerrado y va a estarlo hasta que se levante la medida de fuerza”, dijo Maria Funes, oficial de la PFA. “Hasta las nueve se permitió el ingreso de personas y había empleados de las empresas. Ahora no hay nadie”.
De tanto en tanto se ve personal con uniformes de las aerolíneas. Los empleados de Gol y Flybondi que ingresan dicen que vienen a trabajar. Sin embargo, tal como afirman, no tienen permitido hacer declaraciones y mucho menos explicar qué tipos de trabajos están haciendo hoy en el aeropuerto.
Los locales del interior del aeropuerto están abiertos. “A esta hora siempre llevamos vendidos alrededor de $70.000″, dijo Diana Jachero, empleada de Havanna. “Son las 17 y hasta ahora solo vendimos un cortado y dos alfajores”.
Gabriel Katri es de Milán. Junto a su amigo italiano Jhony Flori llegó a horario al aeropuerto para tomarse el vuelo de JetSmart que iba a llevarlo a las 16.10 a Río de Janeiro. Como les cancelaron el vuelo, la aerolínea les devolvió dinero. Sin embargo, eso solo cubre una parte de un nuevo pasaje: “sacar un vuelo ahora vale el doble”.
A medida que pasan las horas, empiezan a llegar de manera anticipada quienes tienen vuelos mañana: tienen miedo de no conseguir transporte que los lleven a Aeroparque a horario. “El transporte privado que contratamos en nuestra ciudad adelantó el servicio”, dijo Silvina Alonso de Rosario. El vuelo que tomarán ella y su marido saldrá a las cuatro de la madrugada, pero a las 18 ya caminan con sus valijas por la vereda de la terminal tratando de definir qué harán hasta que salga su avión. A unos metros Emilse Lombardo hace lo mismo: “Espero que mi vuelo no se vea afectado como los de hoy”.