River debe resolver una dualidad: se queda a la intemperie de visitante y se abriga con goles en el Monumental

Nicolás de la Cruz, autor de un gol y figura de River en la goleada sobre Barracas Central
Nicolás de la Cruz, autor de un gol y figura de River en la goleada sobre Barracas Central - Créditos: @Nicolás Aboaf

Aun en una gélida noche, River se abrigó en el Monumental. De visitante anda a la intemperie y se le notan las costuras, pero en su casa recupera algo de la pinta de lo mejor del campeón. La goleada por 5-1, redondeada con tres tantos en los últimos 10 minutos, cuando Barracas Central ya hacía un buen rato que tenía un jugador menos, habla mejor de su pegada que de su funcionamiento. Maquilló con el raid goleador en el final, ante un rival quebrado, los tramos más grises, que no fueron pocos.

“Necesitábamos mostrar una reacción ante nuestra gente tras las derrotas en Brasil y La Paternal”, reconoció Martín Demichelis. Todo había empezado de manera diferente para River. Costaba avizorar una diferencia tan amplia. Pero un partido es un mundo, hay más de una historia, rara vez todo sucede de manera lineal, sin curvas.

Lanzini intenta escapar de la marca de Tapia
Lanzini intenta escapar de la marca de Tapia - Créditos: @Nicolás Aboaf

Espeso, enredado, con escasa convicción para imponer su juego. Como si le hubiese sobrevenido un ataque de amnesia. Un River de bajas calorías de arranque en la fría noche porteña. Demichelis le dio pista a la fórmula de los cinco volantes, con novedades, por la titularidad de Manuel Lanzini -más impetuoso que claro-, recostado sobre la izquierda, y el respaldo para Agustín Palavecino, que relegó al banco a Nacho Fernández. Sin el lesionado Aliendro, Nicolás De la Cruz fue el escudero de Enzo Pérez en el eje. El uruguayo está para todo, para atacar y contener, y pocas cosas hace mal. Una vez más fue la figura. A su consistente rendimiento le sumó el gol más importante de la noche, el del 2-1.

Y la mayor innovación estuvo en el lateral derecho, donde la involución de Casco en los últimos encuentros derivó en una oportunidad para Santiago Simon, un volante reconvertido, más importante para la salida que con oficio para la marca. Quedó retratado cuando lo sobró un centro y Armani salvó el segundo gol de Barracas.

El resumen de River 5 - Barracas Central 1

Si River pensó que se iba a imponer por simple presencia, se equivocó. Barracas, con el esquema 5-4-1, estaba diseñado para taponar el medio. River quería pasarse la pelota en medio de un piquete. Y en vez de buscar vías alternativas, se atascó. Llegaba poco, ni siquiera era amenazante. A los volantes les fallaba el GPS.

Distraído, River también concedía córners y faltas desde los costados. Caía en su propia trampa de la deficiente defensa de las jugadas con la pelota detenida. Justo contra un rival que tiene a un entrenador, el “Huevo” Rondina, especialista en las jugadas preparadas. River rechazó varios córners, para aumentar la estadística favorable que arguye Demichelis, pero llegó un tiro libre desde la derecha, ejecutado de manera cerrada por Insua. Sepúlveda se anticipó a Funes Mori sin que pudiera llegar a intervenir Armani. A River lo volvían a golpear donde más le duele. Otra vez lo agarraban con la guardia baja, con una defensa en estado de estupefacción. El 0-1 era una radiografía de lo mal que se encontraba.

Acusó el sopapo y respondió más por la vía de la fibra que por la futbolística. Con los caminos cerrados cuando intentó por abajo y por adentro, también se aplicó a la fórmula de los centros. Enzo Díaz conectó de cabeza un córner muy combado de Lanzini y la pelota hizo una carambola entre el poste y el arquero Villar. ¿Entró, no entró? EL VAR deliberó durante casi cinco minutos que decidió no convalidar el gol, mientras se sigue adeudando la tecnología con chip que determina de manera automática si la pelota traspasa o no la línea del arco.

El abrazo colectivo de los jugadores de River en el festejo del gol
El abrazo colectivo de los jugadores de River en el festejo del gol - Créditos: @Nicolás Aboaf

River le dio forma a una reacción, no muy académica, algo tumultuosa, pero suficiente para ir arrinconando al rival. Y le pagó a Barracas con la misma moneda de la pelota detenida. El centro de De la Cruz lo desvió Sepúlveda: fue gol en contra para el 1-1. El empate obró como un estímulo. Hubo buenos movimientos de Barco y Borja. River terminó la primera etapa con la sensación de que estaba cerca del segundo gol, aun con una producción deshilachada.

La presunción se concretó de movida en el segundo período, con el derechazo de De la Cruz, tras una llegada al fondo de Barco. River encontraba más rápido los goles que un juego fluido y confiable. Tanta es su discontinuidad que Barracas, con poco, se puso a tiro del empate.

Palavecino trata de controlar la pelota antes del cruce de Prado
Palavecino trata de controlar la pelota antes del cruce de Prado - Créditos: @Marcelo Endelli

Demichelis echó mano de las variantes con que cuenta del medio campo hacia adelante. Ingresaron Solari y Colidio, y el esquema quedó más inclinado a un 4-3-3. Insua pasó en un par de minutos de estar cerca de convertir el empate, con un remate que rozó el palo izquierdo, a ser expulsado por una dura entrada contra Simon. Once contra diez, River lo perforó cuando se lo propuso. Solari volvió a ser más influyente desde el banco que siendo titular. Colidio dejó varios detalles de clase, de refinada técnica, y hasta Rondón se reencontró con el gol.

Fue el decimosexto triunfo consecutivo en el Monumental por competencias oficiales. Sigue estirando el récord. De local es una garantía, afuera queda en deuda. Es la dualidad que River necesita resolver.