“La realidad empeoró”: los dos problemas de salud mental que más se agravaron en el mundo, según una experta norteamericana

“La psicología en la Argentina tiene una base investigativa extraordinaria”., señaló Amanda Clinton en su paso por el país
“La psicología en la Argentina tiene una base investigativa extraordinaria”., señaló Amanda Clinton en su paso por el país - Créditos: @Gentileza Pablo Fernández/UBA

La Argentina se sumará a los 80 países que integran la Alianza Global de Psicología, según se anticipó durante un congreso reciente de la especialidad. Será a través de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para orientar a gobiernos e instituciones en la implementación de medidas de prevención e intervenciones para atender la salud mental de la población.

Esa red de trabajo formal que coordina la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por su sigla en inglés) a través de su Oficina de Asuntos Internacionales. Está integrada por organizaciones profesionales de los países representados. Sus miembros buscan asesorar en el reconocimiento de prioridades, toma de decisiones y definiciones de políticas públicas a través de documentos de investigación, encuestas a profesionales y la epidemiología de los trastornos que afectan a grupos sociales o que se extiendan por el mundo frente a una emergencia (desde el cambio climático, los desastres naturales y la pandemia de Covid-19 hasta la inestabilidad política o las crisis económicas, entre otras).

“La psicología en la Argentina tiene una base investigativa extraordinaria”, ponderó Amanda Clinton, directora de la Oficina de Asuntos Internacionales de la APA, ante la consulta de LA NACIÓN. Fue tras participar del XV Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en la Facultad de Psicología de la UBA. La especialista, que se dedica al estudio de los efectos del cambio climático en la salud mental, destacó: “El poder que tenemos desde la psicología cuando somos muchas voces puede ser bastante impresionante”.

El desafío que plantean a quienes responden a la convocatoria es “trabajar con fundamento en la ciencia psicológica los temas más relevantes que está enfrentando la humanidad”. Con esto, apuntan a influir en la práctica de la psicología para mejorar la calidad de vida. “La salud mental se convirtió en una emergencia de salud pública que sigue desatendida en las políticas públicas”, citó Clinton al referirse a una de las resoluciones de la alianza. Y, eso, es independientemente del país que se releve.

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Jorge Biglieri, decano de la Facultad de Psicología, destacó la relevancia de la participación activa del país a través de esa unidad académica en una red como es la Alianza Global de Psicología. “Nos aproxima al conocimiento de las demandas y las necesidades de todos los sectores de la sociedad y, a su vez, nos permite compartir nuestras formas de intervención y los resultados de los equipos académicos, de investigación y de extensión universitaria”, detalló a este medio sobre el compromiso de cooperación asumido con los “desafíos globales” dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Entre los países miembros, reconocen a partir de sus seguimientos locales, problemas comunes que están trascendiendo las fronteras. Depresión con riesgo de suicidio y ansiedad son los dos problemas de salud pública en salud mental que más acción demandan en estos momentos. “Después del Covid-19, la realidad empeoró y sigue siendo muy difícil”, explicó Clinton.

En mayores de 40

En diagnósticos psiquiátricos, en tanto, están observando que la emergencia se está corriendo a la población de 40 años o más. ¿Por qué podría estar dándose ese cambio? Clinton mencionó la inestabilidad política en el mundo, el estrés por el trabajo sin horarios, la preocupación por la familia y hasta los efectos en el ambiente de los cambios en el clima, “mucho de lo cual nos hace sentir que no tenemos control sobre nuestra vida cotidiana”. Algunos surgieron durante la pandemia y, ahora, se estarían manifestando física y mentalmente en los adultos de mediana edad.

Amanda Clinton durante su exposición en el congreso internacional organizado por la Facultad de Psicología de la UBA
Amanda Clinton durante su exposición en el congreso internacional organizado por la Facultad de Psicología de la UBA - Créditos: @Gentileza Pablo Fernández/UBA

En este contexto, ¿qué intervenciones serían las más efectivas, las que son breves, a distancia, refuerzo de guardias con profesionales capacitados en la atención de crisis? “¡Todas!”, se apura a responder Clinton. “En serio –continuó–, diría que todas. Claro que eso depende de cada situación. Pero si tuviera que tomar una decisión sobre una sola opción o un área de inversión, sería la prevención. Empezaría con los niños pequeños y sus familias, programas que fomenten la resiliencia y el reconocimiento de las emociones, por supuesto, pero con la capacidad de asimilarlas y manejarlas, y la salud mental a lo largo de la vida. Pero sí, hace falta apoyo en salud mental en todas las formas.”

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Miembros de la alianza están trabajando en modelos de salud pública de aplicación comunitaria e individual, junto con iniciativas que sirvan para entrenar a la población en la identificación de posibles problemas o riesgo en sus familias o los vecinos para mejorar la atención psicológica en la detección más oportuna y la intervención temprana. “Es un reto muy grande y los cambios son lentos, pero somos muchos los que estamos trabajando”, agregó la especialista. Eso incluye la formación de los nuevos profesionales.

El acuerdo de integración es a través de un memorándum de entendimiento entre las partes que, luego, aprueba la Junta Directiva de la APA. “Ya estamos muy de acuerdo todos en que la Argentina va a estar participando de la Alianza Global de Psicología”, anticipó Clinton a LA NACIÓN.

Por su parte, Biglini explicó en qué consistirá el trabajo a realizar. “Estará enfocado en sumar los aportes de estudiantes, graduados y docentes, contribuir a la reducción de la desigualdad en y entre los países y capacitar sobre las medidas urgentes necesarias para combatir el cambio climático y sus efectos en la vida de las personas –enumeró–. Acompañamos una mirada sobre la salud mental mundial como un campo de investigación y práctica en evolución que tiene como objetivo aliviar el sufrimiento biopsicosocial a través de la prevención, el cuidado y el tratamiento culturalmente relevante de los problemas de salud mental.”

Se pronunció, también, a favor de “efectuar los cambios necesarios para garantizar la accesibilidad y la calidad ”de los servicios de salud mental. “Esto –finalizó Clinton–, es el comienzo de una amistad profesional duradera que apreciamos.”