#QueEntiendanLoQueLean: advierten que uno de cada dos chicos de tercer grado no comprende textos

Según los resultados de las últimas evaluaciones internacionales de la Unesco, ERCE, n la Argentina, el 46% de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee
Según los resultados de las últimas evaluaciones internacionales de la Unesco, ERCE, n la Argentina, el 46% de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee - Créditos: @Emiliano Lasalvia

La cifra no es nueva, pero igual duele: uno de cada dos chicos argentinos de tercer grado no entiende lo que lee. Por eso, para enfocar en las causas y generar conciencia, compromisos políticos y trabajo mancomunado de toda la sociedad, desde la organización Argentinos por la Educación lanzaron un desafío viral, que en las próximas horas comenzará a crecer en las redes sociales, con el hashtag #QueEntiendanLoQueLean.

Según los resultados de las últimas evaluaciones internacionales de la Unesco, ERCE, que se tomaron en 2019 y en las que participaron 16 países, en la Argentina, el 46% de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee. La cifra asciende al 61,5% entre los estudiantes de menor nivel socioeconómico. En el país, solo uno de cada 10 alumnos (14%) se ubica en el nivel de desempeño más alto en esta variable. Mientras que para la región, el promedio es dos de cada 10 (21%). En Brasil y Perú, tres de cada 10 alcanzan el nivel más alto.

Uno de cada cuatro estudiantes (el 25%) del decil más rico de la población argentina tampoco comprende lo que lee. En España, por ejemplo, es el 11%. Lo mismo que 8 de cada 10 del 10% más pobre. Para continuar con la comparación respecto al país europeo, el porcentaje es solo del 42%.

Pero, ¿estos números hablan de problemas en la infancia o en el sistema educativo? “Efectivamente, nos habla del sistema educativo. Este es un problema que tiene la escuela. No tenemos chicos que tienen mucha dificultad para aprender, sino un sistema educativo que tiene dificultad para enseñar. Es por eso, que la escuela es la que tiene que ver cómo revertir estos datos”, explica la magíster en Educación, Guillermina Tiramonti. “El sistema es el que tiene que reaccionar e implementar cambios. Usar otras metodologías, poner a prueba las que usa, buscar las más efectivas”, añade.

Es llamativo que este número nos sorprenda y que lleguemos a él por las pruebas estandarizadas. ¿El docente que está al frente del aula no se da cuenta que la mitad de sus alumnos no entienden lo que leen? ¿Cómo estamos enfocando los aprendizajes de los chicos y su seguimiento? Si estás enseñando a leer y a escribir, a través del trabajo diario, tenés que ir comprobando si aprenden. También se puede pensar que el director de la escuela pida los cuadernos, se acerque al aula. Lea con los chicos. No es tanto pedir”, dice.

En los últimos años, se instaló con mucha fuerza, describe Tiramonti, la idea de que “cada uno tiene su ritmo y ya van a aprender así. Es cierto. Pero la realidad es que los chicos tienen que aprender a leer en primer grado, y comprender lo que leen. Después ese mecanismo se va complejizando. Si no se alfabetizan allí, no lograrán fluidez en la lectura, no entenderán lo que leen. Si no ocurre en primer grado, después es menos probable que se logre”.

Es cierto, amplía, que en cada vez más hogares de los chicos de las últimas generaciones, independientemente de su nivel social, se fue perdiendo el entorno lector. “Cada vez son menos los chicos a los que les leen cuentos o que los padres se los inventan o que los invitan a inventar con ellos. También, son menos los hogares en los que se plantean conversaciones complejas, desde lo lingüístico, desde lo argumentativo. Los chicos que llegan a la escuela con ese capital cultural están mucho mejor posicionados para poder comprender lo que leen y en general para aprender. Esto se da en todos los ambientes sociales y no solamente en aquellos hogares donde los padres no están alfabetizados. Las razones son muchas: la tecnología, las pantallas, la falta de tiempo, el estrés, el hecho de que muchos hijos no vivan con sus padres, el hecho de que ya no se sienten todos a la mesa y conversen, todo esto es cada vez menos frecuente. Es cierto que hoy el entorno es diferente, pero lo esperable sería que si eso no ocurre en el hogar, en cambio sí ocurra en la escuela”, describe.

En la Argentina hay una querella entre los métodos, y cada método va asociado a una visión ideológica. Mis colegas no van a estar de acuerdo, y hasta me van a criticar por decir esto. Pero, en todos los casos somos un poco sectarios al definir la metodología. Los que utilizan el método fonológico no reconocen los beneficios de los métodos estructurados y viceversa. Los métodos fonológicos tienen comprobación empírica, pero la condición cultural de los chicos impacta su posibilidad de aprender. Esto no justifica que si vienen de sectores culturales poco alfabetizados, tengamos que abandonarlos a sus propios recursos. Lo ideal es que el docente tenga el manejo de ambos métodos y la capacidad de poder distinguir en qué momento y para qué chicos poder usar una metodología y para cuáles otra”, concluye Tiramonti.

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La campaña

La campaña de Argentinos por la Educación es la continuación de una que realizaron el año pasado, a la que se sumaron miles de ciudadanos y personalidades de la cultura, del deporte, del espectáculo y de la política. En 2023, el objetivo fue visibilizar la problemática y el significado social de que la mitad de los alumnos de tercer grado no comprendan lo que leen, explica Belén de Gennaro, directora de campañas de Argentinos por la Educación. Como era un año electoral consiguieron que los principales candidatos a presidente firmaran un compromiso para impulsar durante su gestión un programa de alfabetización temprana. “Por eso, contamos con el compromiso del presidente [Javier] Milei, de cuando era candidato. Pero también, como la implementación depende de las jurisdicciones, muchos de los candidatos a gobernadores y gobernadores firmaron el compromiso”, cuenta.

Desde la Secretaría de Educación de la Nación, Carlos Torrendell retomó ese compromiso y una de las primeras acciones que anunció durante su gestión, en diciembre pasado, fue el lanzamiento de un plan de alfabetización y realfabetización de alcance nacional. Lo mismo se planteó desde el Consejo Federal de Educación, que reúne a los ministros de educación de las 24 jurisdicciones, donde hubo acuerdo para avanzar en ese sentido.

En realidad, hasta el momento son 16 los distritos que también firmaron el acuerdo de compromiso con la alfabetización: la Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, La Rioja, Santa Cruz, Corrientes, Catamarca, Entre Ríos, Córdoba, Chaco, Santa Fe, Misiones, San Luis, Tierra del Fuego, Río Negro, San Juan y Chubut.

También, explica De Gennaro, se comprometieron a generar herramientas de monitoreo para que la sociedad civil pueda tener conocimiento de cómo evolucionan esos indicadores, a partir de los esfuerzos realizados. Es por eso que se decidió a nivel nacional el año próximo a realizar las pruebas Aprender en tercer grado. Hasta ahora, se tomó una sola vez en 2016. Esto permitirá tener una foto más actualizada. Ya que los números que muestran que uno de cada dos alumnos no comprende lo que lee, corresponden a 2019. Es decir, antes de que irrumpiera la pandemia de Covid-19. Hoy el panorama podría ser aún peor.

La campaña de Argentinos por la Educación empezará a correr en las redes en las próximas horas. La propuesta es que cada uno se saque una foto, solo o con sus hijos, leyendo. Además, cuando la comparta en sus redes se debe usar el hashtag #QueEntiendanLoQueLean y mencionar a dos amigos, desafiándolos para que hagan lo mismo.

La idea, explica De Gennaro, es generar un ambiente amigable, propicio para la lectura, para recuperar ese espacio para el cuento, para la charla, para el leer juntos.

Los números que manejan en Argentinos por la Educación no solo se explican, como detalla De Gennaro, por el impacto de la crisis socioeconómica, que alcanza cada vez a más chicos. “Una de las explicaciones de por qué los chicos no entienden lo que leen, obviamente aparece en las condiciones socioculturales con las que llegan a primer grado, y con los saberes que el sistema esperaría que trajeran al aula y evidentemente no traen. Sin embargo, es llamativo que también en los estratos socioeconómicos más altos, el nivel de baja comprensión lectora es muy alto. Quiere decir que hay algo más, que hay que focalizar en las razones, aprender de los aprendizajes de otros países que están teniendo mejores resultados que nosotros, aún en contextos económicos más desfavorables. Y uno de los puntos es que para mejorar, la alfabetización tiene que ser temprana, más allá del método que cada jurisdicción elija. Lo importante es que ocurra. El mejor método es el que funciona”, dice De Gennaro.

En total, unas 180 instituciones, desde medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil, instituciones y asociaciones de investigación y docencia, entre otras, se comprometieron a impulsar la campaña. Entre ellas, la Asociación Conciencia, Educar y Crecer, Más Voces, Enseñá por Argentina, Fundación Leer, AMIA, Fe y Alegría, Minkai, Voy con Vos, Hablemos de Bullying y LA NACIÓN, junto a otros medios de comunicación como Clarín e Infobae, entre muchos otros.