Qalibaf, un pragmático conservador con reputación de buen gestor y mano dura

Teherán, 27 jun (EFE).- Mohamad Baqer Qalibaf es un pragmático conservador con reputación de buen gestor y mano dura, que a lo largo de los años se ha presentado ante los votantes como un hombre fuerte, un tecnócrata y un adalid del pueblo.

Exgeneral de la Guardia Revolucionaria, exjefe de Policía, exalcalde de Teherán y presidente del Parlamento, Qalibaf ha subrayado su experiencia ejecutiva en la campaña para las elecciones presidenciales del viernes.

A sus 62 años y en su cuarto asalto a la presidencia, comenzó esta campaña como claro favorito, pero el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian le disputan ahora el puesto.

Con el lema “Servicio y progreso”, ha prometido que logrará un nuevo acuerdo nuclear con Occidente, pero con matices, “dando un paso como respuesta a un paso de la otra parte”, y un Irán “orgulloso”.

A la vez ha culpado a los inmigrantes de algunos de los problemas que asuelan el país y ha asegurado que construirá un muro con Pakistán y Afganistán si gana las elecciones, una propuesta que ha sido calificada de populista.

Tiene tirón entre los jóvenes no ideologizados, es decir no interesados en el islamismo, que dan más importancia a las cuestiones económicas.

Durante la campaña electoral, le han crecido los problemas. Defendió su apoyo a la libertad de expresión en el país y varios periodistas afirmaron que les había denunciado en los tribunales.

Habló de luchar contra la corrupción y salieron a relucir antiguos casos en su contra, como un supuesto viaje de su hija a Turquía del que regresó con 300 kilos de compras para su bebé.

Imagen de buen gestor y mano dura

Como alcalde de Teherán entre 2005 y 2017 se labró una buena reputación como gestor algo que recuerdan muchos vecinos de la capital, a pesar de algunos escándalos de corrupción.

En 2008 fue considerado como el octavo mejor alcalde del mundo por la Fundación City Mayors y, en 2011, recibió un premio Metrópolis por la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos de Teherán.

También se recuerda su papel en la represión de las protestas estudiantiles de 1999 y más tarde como jefe de la Policía del país, cuando llevó a cabo unas campañas represivas y detenciones de personas relacionadas con la cultura y los medios de comunicación, pese a las protestas del Gobierno reformista de Mohamad Jatamí, y un año después frenó las manifestaciones contra la falta de libertades.

En pasadas campañas electorales le atacaron diciendo que los iraníes no votarían a aquellos que "solo saben ejecutar y encarcelar".

Nacido en agosto de 1961 en Torgabeh, cerca de la ciudad santa de Mashad y en el seno de una familia acomodada y religiosa, se unió a los 19 años a la Guardia Revolucionaria y luchó en el frente de batalla en la guerra entre Irán e Irak.

Ascendió rápidamente en este cuerpo militar que tiene la misión de defender la República Islámica y llegó a comandar su Fuerza Aérea por orden del líder supremo, Alí Jameneí.

Además, se doctoró en Geografía Política en 2001, especialidad de la que fue docente en la Universidad de Teherán.

Su salto a la escena política en 2005 fue criticado por suponer la entrada del Ejército en el proceso electoral, pese a que Qalibaf había abandonado antes todo cargo en el escalafón militar, y también por amedrentar con la complicidad de las fuerzas de seguridad a los partidarios de sus rivales.

Desde el 2020 es el presidente del Parlamento, puesto que renovó en marzo.

Jaime León

(c) Agencia EFE