Pumas UNAM y el deplorable comportamiento de su afición que muestra lo peor de México y su futbol
En Pumas de la UNAM, los resultados son malos y el tiempo corre en contra del conjunto auriazul que, por el momento, aspira a meterse entre los ocho equipos que pueden disputar la reclasificación del torneo. El juego del conjunto universitario se ha mantenido como una montaña rusa y las victorias llegan a cuenta gotas. Rafael Puente y sus dirigidos no han encontrado la regularidad esperada y la estancia del estratega puma se ha puesto a discusión en más de una ocasión entre los aficionados, quienes ya dejaron ver su frustración de una forma deplorable.
Pumas recibió a Puebla en el Estadio Olímpico Universitario y fueron goleados 4 a 2 por el conjunto camotero. Al finalizar el cotejo, los jugadores auriazules se marcharon por el túnel que lleva a los vestidores y su entrada está a los pies de la grada del Palomar. Durante la retirada de los futbolistas, los aficionados se acercaron lo más que pudieron a la entrada del túnel y comenzaron a arrojarles cerveza y vasos vacíos a los jugadores, además de una conjunta silbatina e insultos por haber caído de tal forma en casa y así avivando sus impulsos más primitivos.
Esta lamentable acción es la forma de protesta de los fanáticos auriazules hacia su equipo, que sigue sin recomponer el camino. Poco le importa a los aficionados si llegan a lesionar a uno de los futbolistas, parte del staff o algún otro aficionado que se encuentre cercano al objetivo. No obstante, esta no es la primera ocasión en la que dichos actos deplorables se hacen presentes entre las gradas de la casa de Pumas.
Este tipo de actos de agresión de los fanáticos auriazules se ha hecho común en los últimos años. La institución ha remado contra corriente, han pasado 12 años desde su último campeonato y la fanaticada se los reclama. En los últimos torneos, cuando el equipo comienza a entrar en crisis, los seguidores universitarios recurren a este tipo de acciones.
El hecho es que estos comportamientos no ayudan en lo absoluto a la plantilla. Bastaría con dejar de apoyarlos asistiendo al estadio o dejar de consumir todo lo que emana de ellos como producto. Los hechos acontecidos después del encuentro no generarán cambio alguno, incluso, resultan en un ambiente hostil entre los propios jugadores y su afición, misma que queda retratada por su lamentable conducta.
La afición mexicana cada vez va dejado más episodios penosos que reconocibles. En lo general, basta con recordar los reprochables actos que protagonizan los mexicanos en los Mundiales. En lo particular, queda echar una mirada a la jornada 10 de la Liga MX. Además de lo ocurrido con Pumas, en Monterrey, aficionados del conjunto de Rayados protagonizaron una riña dentro del Estadio BBVA, al terminar el cotejo contra Bravos de Juárez. En redes sociales se difundieron videos del altercado y, aunque no ha sido confirmado por las autoridades, algunos usuarios comentaron que los involucrados pertenecían a “La Adicción”, el grupo de animación de Rayados y que, para dicho encuentro, tenía que cumplir con un veto impuesto por la liga.
Terrible lo qué pasó en el Estadio BBVA, hay un niño en medio de la bronca y esos tipos peleándose… ¿Qué defienden a golpes si traen los mismos colores? Algo ahí no está bien, está fatal.pic.twitter.com/SzmTlXVQ6t
— JAVI ALONSO (@javialonsordz) March 5, 2023
En el Estadio Azteca, el guardameta americanista Óscar Jiménez tuvo una noche para el olvido. Culpado por los tres goles de Pachuca sobre América, cada que el balón pasaba por los pies del portero, la rechifla se hizo presente. Durante los 90 minutos de juego, Jiménez fue señalado por la afición azulcrema.
💥 El sonido local del Azteca trata de opacar los abucheos de la afición a Oscar Jiménez ⚽🤯🏟
(🎥: @SergioMaos) pic.twitter.com/SlD4uhaAgm— AS México (@ASMexico) March 5, 2023
El sistema de lealtades actual en el balompié mexicano desata que el valor del escudo vale más que aquellos que lo lucen y pone la cara a la pasión desmedida de los aficionados. En lo colectivo, el fanático mexicano ha dejado de lado la razón primordial para asistir a un estadio: divertirse y compartir un sentimiento colectivo. En el contexto actual, el aficionado piensa que tiene el derecho de agredir e insultar a quien se le ponga enfrente. "Muchos se ocupan de darle menos importancia al juego o a los propios futbolistas porque lo que ellos hacen es defender una bandera, entregarse a una playera aunque poco importa que juegue bien o mal", describe Jorge Valdano en su libro Futbol: el juego infinito