Los Pumas: por qué, después de la paliza de All Blacks, es muy importante el partido por el tercer puesto

Se acabó... solamente la carrera por la copa Webb Ellis: luego del 6-44 a manos de Nueva Zelanda, para los Pumas queda un trascendente compromiso por el tercer lugar del Mundial de Francia.
Se acabó... solamente la carrera por la copa Webb Ellis: luego del 6-44 a manos de Nueva Zelanda, para los Pumas queda un trascendente compromiso por el tercer lugar del Mundial de Francia. - Créditos: @Aurelien Morissard

SAINT-DENIS, Francia.– La esperanza terminó en pesadilla. Los All Blacks apabullaron a los Pumas de comienzo a fin. Cada vez que atacaron marcaron tantos y nunca le dieron espacio a la ilusión a un seleccionado argentino que no logró acercarse a lo que se esperaba para esta semifinal del Mundial de Francia. En esta noche fría y húmeda en Saint-Denis no apareció el juego esperado y no hubo hazaña del lado argentino, que, como si fuera poco la derrota, fue perjudicado como en el Mundial Japón 2019 por el referí australiano Angus Gardner (¡qué más necesitaban los neozelandeses que alguien que los arbitra seguido en el Súper Rugby!). Por todo esto, prácticamente no hubo partido en el Stade de France. Los All Blacks fueron demasiado para los Pumas. Letales en ataque y una pared en defensa.

Pero la Copa del Mundo no se terminó para los argentinos. Queda el partido por el tercer puesto, que para los Pumas es muy importante. Recordemos lo que ocurrió aquí mismo en 2007. Después de perder una semifinal ante los Springboks, en un primer momento se estimó que ya se había dado todo. Había jugadores lesionados, otros que preferían dejarles el lugar a los que no habían jugado, y otro, Agustín Pichot, que incluso había declarado públicamente que frente a los sudafricanos había jugado su último partido. Pero con el correr de los días en la concentración de Enghien-les-Bains, a una hora de París, se fue cambiando de idea, se entendió que el compromiso que quedaba tenía vital relevancia y se puso el foco en Francia, el rival que tocaba y que venía con sed de venganza por la afrenta en el encuentro inaugural del certamen (17-12).

Matías Alemanno y Juan Martín González parecen despedirse de la Copa del Mundo, pero no se van del Mundial: para la Argentina queda un compromiso muy trascendente.
Matías Alemanno y Juan Martín González parecen despedirse de la Copa del Mundo, pero no se van del Mundial: para la Argentina queda un compromiso muy trascendente. - Créditos: @FRANCK FIFE

Ya se sabe lo que ocurrió aquella noche, también de octubre, pero en otro escenario, el Parque de los Príncipes. Los Pumas tuvieron una actuación memorable, golearon a Francia (34-10) con tries de enorme factura y subieron al podio. Fueron los Pumas de Bronce. Es muy probable que nada hubiera sido igual en el desarrollo profesional de la elite del rugby argentino si los Pumas hubiesen saldo cuartos y no terceros. Aquel tercer puesto obligó a la entonces International Rugby Board (IRB, hoy World Rugby) a buscarle un lugar de competencia de elite permanente al seleccionado argentino. Fue el trampolín al Rugby Championship.

¿Acaso tuvo el mismo impacto la semifinal de 2007 que la de 2015? No. En la de Inglaterra los Pumas lograron un gran triunfo –sobre Irlanda en los cuartos de final– y también llevaron aire fresco por su juego desenfadado, pero las caídas en la semifinal (15-29 vs. Australia) y por la tercera posición (13-24 ante los Springboks) opacaron en parte lo logrado hasta ahí.

Aquel triunfo para convertirse en Pumas de Bronce

Para darle otra señal al mundo y, sobre todo, para premiarse ellos, los Pumas deben dejar rápidamente atrás la pesadilla de la noche de Saint-Denis y concentrarse en el partido del viernes próximo. Así como en 2007 el martirio fue el sudafricano Bryan Habana, esta vez fue Will Jordan. Pero si el objetivo era jugar los siete partidos, todavía queda uno, y es muy importante. Ni qué decir si es contra Inglaterra.

La Copa del Mundo no se acabó para los Pumas. No sería una buena producción irse con tres derrotas, más allá del incuestionable mérito de llegar a las semifinales. Pero para llegar al podio el equipo debe mejorar. Al margen de Gardner, hubo nuevamente una gran reiteración de infracciones (10 penales, 8 en el primer tiempo) y fallas en los tackles. La conducción estuvo otra vez errática. La diferencia de cómo salía la pelota de Aaron Smith y cómo la de Gonzalo Bertranou fue sideral. No se entiende qué buscaron los entrenadores dejando a Tomás Cubelli en la tribuna. De todos modos, aun en desventaja notoria, el equipo dejó el alma en la cancha. La entrega no está en discusión. Pero en el juego habrá que subir escalones para llegar al tercero del podio.