“Picar la piedra”: la parábola de los Pumas que impulsó la goleada inolvidable sobre Australia

Juan Martín González tacklea al wing Max Jorgensen; los Pumas percutieron en la defensa australiana hasta generar una catarata de tries. (Photo by GERONIMO URANGA / AFP)
Juan Martín González tacklea al wing Max Jorgensen; los Pumas percutieron en la defensa australiana hasta generar una catarata de tries. (Photo by GERONIMO URANGA / AFP) - Créditos: @GERONIMO URANGA

Los tries tardaron en llegar, casi a cuenta gotas, pero al final terminaron brotando como agua de una catarata. Dos en los primeros 40 minutos, tres en los siguientes 25, cuatro en los últimos 15. Nueve en total, un récord para los Pumas ante un equipo del Tier 1. La victoria por 67-27 ante Australia el sábado pasado en Santa Fe fue una obra maestra, digna de Rodin o Miguel Ángel.

Tras el partido, varios de los jugadores hablaron de “picar la piedra”, un concepto que acuñaron recientemente y que aplicaron con acierto en la cancha de Colón. La parábola, no obstante, tiene poco que ver con el arte. De hecho, por espectacular que haya sido, la victoria estuvo lejos de la perfección del “Pensador” o de “La Piedad”. Antes que a un escultor, refiere al trabajo de un obrero.

“Hablamos mucho de picar y picar la piedra hasta que se rompa”, declaró tras el partido Mateo Carreras, una de las figuras, vital en la recuperación de los Pumas luego de un inicio adverso. ¿Qué significa esta analogía? Que un partido es una faena de largo aliento, donde las cosas no se resuelven con una sola jugada de un momento para otro, sino que es un trabajo progresivo, que requiere paciencia y concentración para ejecutar con precisión cada acción individual, y cuya sumatoria llevará, primero, a desarrollar el juego pretendido y, consecuentemente, a alcanzar el resultado deseado.

Mateo Carreras ensaya un tackle frente a los Wallabies
Mateo Carreras ensaya un tackle frente a los Wallabies - Créditos: @Gustavo Garello

En la cancha de Colón, la piedra se rompió más o menos después del cuarto try de los Pumas, al minuto 25 del segundo tiempo. El gran try de Joaquín Oviedo, el primero de los dos en su cuenta personal, terminó por desmoralizar a los australianos, que definitivamente bajaron los brazos y dejaron de luchar. Mérito absoluto del equipo argentino, que siguió insistiendo con el mismo ímpetu. No por sed de venganza tras la derrota de la semana anterior o con ánimo de quebrar alguno de los tantos récords numéricos que rompieron, sino para plasmar en la cancha su propósito de jugar con la misma intensidad del minuto 1 al 80. En otras palabras, para cumplir con el lema propuesto de “picar la piedra”.

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“Hablamos un poco de picar la piedra y creo que es lo que hicimos”, declaró el capitán Julián Montoya tras el partido, en su partido número 100 con la camiseta de los Pumas. El hooker fue una de las figuras de los Pumas. Apareció en los momentos en que el equipo no terminaba de calibrar. Mostraba buenas intenciones en ataque pero, como en el partido anterior, veía frustrados sus avances por fallas propias. Un par de desacoples defensivos permitieron dos tries fáciles y Australia ganaba 20-3 luego de media hora. Mateo Carreras inició la levantada y luego Montoya la rubricó: recuperó una pelota en el ruck e inició así la acción que terminaría con él mismo cruzando el in-goal para ponerse a tres antes del final del primer tiempo.

Fueron una sucesión de aciertos individuales los que propiciaron la levantada. “Toda acción individual es en pos del equipo”, continuó Montoya. “Eso es lo que está empezando a aparecer. Confiar en lo que estábamos haciendo, no tratar de ser el héroe del momento, sino confiar en lo que estábamos haciendo, que si lo hacíamos se iba a abrir.”

En resumen, aun cuando las cosas no salían, se ataron al libreto. Siguieron picando la piedra.

Una de las mayores virtudes que viene demostrando el equipo de Felipe Contepomi, desde que asumió la conducción técnica esta temporada, es la capacidad de recuperarse de los malos momentos. Todavía está lejos de lograr el famoso piso de rendimiento al que aspira que le permita ser regular partido tras partido. A un triunfo memorable como el conseguido ante All Blacks en Wellington le sigue una goleada en contra en la revancha en Auckland. Incluso en el interior de cada encuentro emergen lagunas que los ponen cuesta arriba. El partido perfecto no existe, insiste el entrenador. Pero los Pumas demostraron tener capacidad de reaccionar positivamente ante la adversidad, aun cuando ésta responda antes a fallas propias que a virtudes del rival. La remontada del sábado es un ejemplo acabado de esta mejoría; no hace mucho era común ver al equipo hundirse psicológicamente luego de una acción negativa.

Felipe Contepomi, entrenador de Los Pumas
Felipe Contepomi, entrenador de Los Pumas - Créditos: @Mateo Occhi

La victoria puso a los Pumas en carrera por el título. Es casi una utopía, considerando que en las últimas dos fechas se enfrenta en partidos de ida y vuelta a los bicampeones del mundo, que llegan invictos después de una memorable serie de dos victorias ante los All Blacks y la diferencia de ocho puntos en la tabla. Para el primer encuentro, el 21 del corriente en Santiago del Estero, el entrenador Rassie Erasmus anunció que traerá un plantel alternativo, mientras que otro grupo permanecerá en Sudáfrica preparando la revancha. De todas formas, Sudáfrica cuenta con un plantel de 45 jugadores muy parejos. Es posible que a la Argentina viajen Salmaan Moerat (sería el capitán), Thomas du Toit, Jan-Hendrik Wessels, Marco van Staden, Steven Kitshoff, Makazole Mapimpi y Manie Libbok, ausentes el sábado en Ciudad del Cabo.

Juegue quien juegue, será un desafío colosal. Los Pumas tendrán que picar la piedra desde el principio hasta el final para tener alguna posibilidad.