"Pese a la lluvia, fue increíble", recuerdan los periodistas que cubrieron la inauguración de los JJ OO para AFP

El fotógrafo de AFP antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, el 26 de julio de 2024 (-)
El fotógrafo de AFP antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, el 26 de julio de 2024 (-)

Algunos llevaban un año preparando la cobertura de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en París, analizando cada detalle para posicionarse lo mejor posible. Y aunque la lluvia perturbó sus planes, los reporteros de AFP describieron un momento que "pasa a la historia".

Cerca de 60 periodistas, entre fotógrafos y reporteros, fueron desplegados para cubrir el evento, que tuvo lugar en el Sena, el emblemático río de la capital francesa. Los videastas tuvieron que trabajar desde localidades en altura, fuera de la zona restringida para los dueños de los derechos de imágenes.

Desde los puentes y la orilla, desde los barcos y las cimas de los edificios, los reporteros capturaron los momentos más destacados de la cita bajo una lluvia constante.

"Hasta el día anterior, el pronóstico decía que llovería el viernes por la mañana y que la noche estaría seca", cuenta Martin Bureau, el redactor jefe de la sección de fotografía en Francia, que durante un año estudió los mejores lugares para cubrir el evento.

El ambiente gris e invernal se impuso, sin embargo, sobre la sinfonía de colores con la que habían soñado los periodistas, con los monumentos históricos de París de fondo.

Los planes tuvieron que ser revisados y expuestos un día antes a los 48 fotógrafos de la agencia, que eran parte del dispositivo "pool" junto a otras agencias internacionales.

"Mi posición pudo haber dado cosas muy distintas con un clima diferente", dice Julien De Rosa, que pasó el día en la torre norte de la catedral de Notre Dame.

Este lugar fue negociado con tenacidad, al igual que otras posiciones en las que se tenía una vista conjunta del evento, como el Museo d'Orsay, el Museo del Louvre o la Torre Eiffel.

"Para mí fue muy emocionante estar ahí, una ceremonia de tal tamaño, única en la historia de los Juegos Olímpicos, abierta, un desfile gigante, larguísimo sobre el río Sena, en un lugar icónico en el mundo", relata el fotógrafo colombiano Luis Robayo.

De Rosa cuenta que para acceder a estos lugares, hubo que respetar un severo protocolo de seguridad. Los periodistas tuvieron que dejar todas sus pertenencias abajo, incluido la ropa interior, y vestir un overol blanco desechable, unas botas y un casco.

El material de foto, que pesaba 15 kilos en total, se llevó a la cima de la torre de la iglesia por una estrecha escalera. Desde ahí se suponía que era posible ver los dos brazos del Sena. Pero la lluvia cambió los planes.

"Había imaginado fotografiar la sucesión de puentes con el [edificio de] de la Défense al fondo. Fue imposible", lamenta De Rosa.

Lo mismo le pasó al fotógrafo Lionel Bonaventure, que cubría la ceremonia desde un helicóptero junto a un editor, encargado de transmitir las fotos.

- "¡Fue un infierno pero qué fervor!" -

El helicóptero cubría únicamente la margen derecha del Sena, a 1.800 pies (600 metros). "Por debajo de nosotros, había otros dos, el de (la cadena) NBC, que seguía el barco de Estados Unidos, y el de OBS", que produce las imágenes, cuenta Bonaventure.

El aparato, que despegó de Melun, un suburbio al este de París, dio varias vueltas entre las 20H15 y las 22H00. "No pude abrir la puerta, me contenté haciendo fotos por la ventana".

El helicóptero terminó su rotación a las 22H00, antes de lo previsto. Aterrizó en Issy-les-Moulineaux, al sur de París, para repostar, pero no le dieron permiso para volver a despegar. Fin de la misión. "Aún así, fue excepcional estar ahí. Me quedé pasmado", cuenta.

En tierra, todos los fotógrafos debían ir vestidos de negro, para pasar lo más desapercibidos posible en las imágenes de la televisión. Quizá el negro vuelva invisible a la gente, pero no frena la lluvia.

"¡Fue un infierno, pero qué gran momento, qué fervor!", asegura Franck Fife, que recorrió el Sena a bordo del barco francés.

"Los franceses se subieron al barco con la cabeza un poco gacha", relata. "Pero el ambiente pronto se animó. Porque, de verdad, hay una emoción especial en ese tipo de momentos. Es verdaderamente algo suyo, de los atletas. Estaban impresionados por la cantidad de gente que permaneció bajo la lluvia para verlos pasar (...) esta lluvia, me hizo pensar en la final del Mundial de 2018 en Rusia".

Balance de la noche: imágenes de alegría, de felicidad compartida. Y dos cámaras que quedaron inservibles.

- "No nos quejamos" -

Al bajar del barco, todos tenían que poner rumbo hacia Trocadero, frente a la Torre Eiffel. En la tribuna oficial, cubierta, los zapatos bien encerados y los tacones estaban secos.

Más abajo, en el escenario de los discursos, un voluntario se afana en limpiar los charcos. Los periodistas también tienen que lidiar con el mal tiempo. Toda la tarde. Para protegerse, echan mano de los clásicos: paraguas, ponchos, impermeables. Pero el agua no deja de caer, se cala, inexorablemente. Los ordenadores los protegen con una lona, bastante endeble.

"No fue fácil, pero no nos quejamos. No estábamos en una guerra, en Ucrania en pleno invierno", relativiza Karine Perret, parte de los quince periodistas de texto repartidos por las diferentes zonas reservadas a la prensa escrita. Perret, encargada de la sección de espectáculos, remató sus notas a cubierto, cobijada en la sala de prensa.

La tribuna oficial fue un espacio especialmente vigilado, ya que albergaba al presidente del país anfitrión, Emmanuel Macron, al director del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, y a 85 jefes de Estado y de gobierno.

La Torre Eiffel, del otro lado del Sena, despierta curiosidad, sobre todo por una promesa de los organizadores: "habrá una sorpresa".

En mayo, dos fotógrafos especializados instalaron robots en un pórtico concreto. Una de las cámaras enfoca hacia la Torre Eiffel, preparada para disparar. Hasta que hace unas semanas un toldo bloqueó parte de la toma.

Fue imposible despejar el objetivo, ya que el acceso al lugar es demasiado. Al final, con una vara de 7 metros consiguieron apartar la lona unas horas antes de la ceremonia, lo que les permitió a copar algunas portadas de los diarios de todo el mundo con las imágenes del espectáculo de láser en la Torre Eiffel con la gran sorpresa de la noche, la aparición de Céline Dion.

La estrella canadiense está aquejada de una patología neurológica rara, sin cura que la obligó a cancelar giras y conciertos en los últimos años. Pero, ningún fotógrafo pudo acercarse durante su actuación, pues el acceso a la torre es imposible. Por eso son tan importantes los robots del Trocadero. Y lograr adaptar el dispositivo.

- "Dos horas de espera para diez segundos" -

La secuencia en el Trocadero y la Torre Eiffel fue captada de lejos por una cámara del servicio de video de AFP que obtuvo una toma panorámica. Estas imágenes desde una cierta distancia, que fueron uno de los seis directos de la jornada, muestran una perspectiva increíble.

La AFP, que no poseía los derechos de imágenes, aprovechó los intervalos con 23 reporteros de video movilizados desde la mañana para cubrir el caos en las estaciones de trenes y que terminaron cuando concluyó la ceremonia.

Arnaud Richard, uno de los periodistas de video, movilizados cuenta que tuvo una "experiencia curiosa" apostado en Mont-Valérien, en las afueras de París. El lugar había sido seleccionado desde hace semanas y protegiendo la cámara como pudo con un paraguas logró captar el espectáculo de luces sobre la Torre Eiffel.

Al terminar, sintió la "satisfacción de haber participado en algo infinitamente más grande" que él.

Entonces, fue el momento de seguir la llama hasta el lugar que la albergará en los jardines de las Tullerías. Allí, Olivier Morin estuvo esperando desde las 14H00 con el único objetivo de captar el paso de Amélie Mauresmo y Tony Parker delante del Museo del Louvre. Fueron casi nueve horas de espera para un minuto decisivo.

"Ocho minutos antes de la llegada de los deportistas, las fuerzas de seguridad bloquearon el lugar y querían evacuar la plaza (...) Tuve que llamar con urgencia al encargado de fotografía de París-2024 con un oficial de gendarmería, para que pudiéramos pasar y terminamos llevando a nuestra posición corriendo bajo la lluvia, después de haber esperado a 50 metros de ahí durante horas. Fueron diez horas de espera para diez segundos de fotos", relata.

"Esta es un poco la historia de nuestro oficio", explicó.

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