El papa Francisco habló sobre los planes para su muerte: "Ya está preparado el lugar"
BARCELONA.- Luego de una bronquitis que le impidió hacer un viaje a Dubái y a punto de cumplir la semana que viene 87 años, en una entrevista con la cadena televisiva mexicana Nmás el papa Francisco habló de su muerte y reveló que quiere ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor y no en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, como sus dos predecesores y que ya cambió el rito de su funeral, que será distinto, más simple.
“Ya está preparado el lugar. Quiero ser enterrado en Santa María Mayor”, anunció el Pontífice, en diálogo con la periodista mexicana Valentina Alazraki, decana de los vaticanistas, a quien recibió ayer en su residencia de Santa Marta en ocasión de la fiesta de la Virgen de Guadalupe.
Preguntado por su salud y tras revelar que quiere ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, el Papa recordó que es devoto del ícono bizantino de la Virgen Salus Populi Romani que se encuentra en esa iglesia, a la que suele ir a rezarle siempre antes y después de sus viajes y a la que incluso veneraba antes de ser electo al trono de Pedro. “Es mi gran devoción. Y antes, ya cuando venía, siempre iba ahí el domingo en la mañana que estaba en Roma, me iba un rato allí. Sí, hay una ligazón muy grande”, explicó.
La Basílica de Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales de Roma y ya conserva a los restos de seis papas: Honorio III (1150-1227), Nicolas IV (1227-1292), Pío V (1504-1572), Sixto V (1521-1590), Clemente VIII (1536-1605), Clemente IX (1667-1669).
Ante una pregunta sobre una posibilidad de renunciar, jamás descartada, si bien reiteró que podría seguir los pasos de su predecesor, Benedicto XVI, el Papa aclaró que siente que no ha llegado el momento, como ya había hecho en el pasado. “No se me ocurrió y vi la valentía de Benedicto cuando se dio cuenta que no podía, prefirió decir basta, y a mí me hace bien eso como ejemplo y pido al Señor decir basta, en algún momento, pero cuando Él quiera”, dijo.
El Papa también anunció que no tendrá un funeral pomposo, como el de sus predecesores, marcados por nueve días de luto, sino exequias más simples. “Yo estuve con el ceremoniero preparando el rito de los funerales del Papa. Lo simplificamos bastante”, adelantó. “Había que hacerlo. Bueno... el ritual lo estreno yo”, agregó, con su sentido del humor intacto.
Aunque dijo que se encuentra mejor de salud, luego de la bronquitis que le impidió viajar a principios de mes a la COP de Dubái, admitió cierta preocupación, nuevos límites impuestos por el avance de los años y que deberán repensarse los viajes.
“Necesito que recen por mi salud. Y la vejez no viene sola. La vejez no se maquilla, es ella sola, se presenta como es. Y, por otro lado, hay que saber aceptar los dones de la vejez. Se debe aceptar que uno puede hacer mucho bien desde otra perspectiva”, dijo. “Es verdad que los viajes ahora están repensados todos. Pueden ser más lejos, pero están repensados. Esos son límites. ¿No es cierto? El límite que a uno le hacen al final de cuentas de que todo acá termina y empieza otra cosa, te madura mucho la vejez, es lindo”, agregó.
Ante la pregunta de cómo se sentía, el exarzobispo de Buenos Aires contestó: “Me siento bien, me siento mejorado. A veces me dicen que soy imprudente porque tengo ganas de hacer y de moverse. ¿Entonces son buenas señales? No, estoy bastante bien”, insistió, de buen ánimo.
El viaje a la Argentina y Milei
En relación a los viajes, dejó en claro que, siempre por motivos de salud, sigue en veremos su anunciado viaje a la Argentina de 2024, que él mismo dijo en diversas entrevistas que tenía intención de hacer. “Está asegurado uno a Bélgica, ese ya está asegurado, y hay dos claros pendientes, uno a la Polinesia y otro a Argentina, que están ahí pendientes, veremos cómo se da la cosa, pero con el tiempo voy a ir retomando las cosas”, admitió.
Confirmó, por otro lado, que fue invitado formalmente a su país por el flamante presidente Javier Milei en una reciente conversación telefónica que marcó un deshielo entre los dos, tanto es así que relativizó las críticas que le había propinado el líder libertario.
“En la campaña electoral se dicen cosas en broma, digo entre comillas; se dicen seriamente, pero son cosas provisorias, cosas que se usan para crear un poco de atención, pero que después caen solas. Hay que distinguir mucho entre lo que dice un político en la campaña electoral y lo que realmente va a hacer después, porque después viene el momento de lo concreto, de las decisiones, de esas cosas”, afirmó.
Y hasta elogió el hecho de que Milei se metiera en política. “Yo le hago fe siempre a los políticos. Le hago fe... porque creo que la política, no lo dije yo, lo dijo un Papa anterior, es la forma más elevada de la caridad, o sea, el amor al pueblo, el amor político, la polis... Lamentablemente los malos políticos sacan forma de un negocio. ¿Con cuánto llegaste, con cuánto te vas? ¿No? La política no es eso. Cuando uno recorre los grandes políticos y acá en Italia hay grandes políticos, uno realmente aprende a ver esos grandes creadores de la democracia que han hecho historia. Los grandes políticos son los que nos dan el verdadero mensaje de lo que es la política. El político de comité se arregla como puede”.
Ante otra pregunta sobre cómo se sintió este año estando “solo”, sin la presencia de Benedicto, papa emérito, que murió el 31 de diciembre de 2022, Francisco reiteró su enorme admiración por él, recordó que tenía “una relación cercana”, que a veces lo consultaba, pero aseguró que no se había dado cuenta de esa falta.
“Le digo la verdad. No me di cuenta. No me di cuenta. A veces voy a rezar a la tumba de los papas y paso por la de él. Pero no me di cuenta como las veces que me aconsejaba, no me di cuenta de que había otro que me estaba aconsejando. Tenía esa sabiduría de hacer las cosas dando libertad. Pero igual que antes. Antes lo tenía cerca y ahora lo tengo lejos, pero con una naturalidad muy grande”, dijo.
Ante otra pregunta sobre si se había vuelto más duro con sus colaboradores, el Papa contestó que “a veces hace falta una reprimenda, pero la gente es muy buena acá adentro”. “Mira que yo soy complicado y a veces un poco impaciente y me aguantan, me aguantan. La gente de la curia es muy buena”, comentó, al admitir, finalmente, que “también los abuelos se ponen más bondadosos”.