Pablo Hervás, el sastre de las bicicletas a medida
Carlos de Torres
Madrid, 15 nov (EFE).- Pablo Hervás (Madrid, 44 años), desde su modesto taller en el barrio madrileño de Tetuán, trabaja con romanticismo y cariño un oficio casi extinguido, la confección de cuadros de bicicleta a medida. Se trata de un auténtico sastre, un artesano de bicis a medida cuyo negocio trata de despegar con material de acero en la era de la fibra de carbono.
Hervás, profesor especialista en diseño y construcción de bicicletas en la Escuela Superior de diseño de Madrid, trabaja rodeado de máquinas, alguna de los años 50 procedente de la antigua RDA, donde transforma los tubos de acero en cuadros de autor que serán la base de una bici a medida que se adapta a capricho del cliente, en base de su talla, peso, el uso que le vaya a dar o preferencias personales.
En España quedan unos siete artesanos que construyen bicis como si se tratara de un traje a la medida. Actualmente, Hervás fabrica unos 25 cuadros al año, cada uno por encargo, dentro de un negocio que pretende tenga su despegue en los próximos años y que ahora tiene un volumen de unos 55.000 euros.
"La pasión por las bicis me viene desde pequeño. La primera me la compraron mis padres en el Pryca en los años 90. En Colmenarejo pasaba los veranos montado en ella. Jugaba a las chapas, veía el Tour y la Vuelta, montaba con los amigos, siempre en BTT. Cogí afición y llegué a competir, pero no era lo mío, no me gustó", comenta a EFE Hervás.
Por aquellas tiempo de inicio existían en España algunos constructores de bicicleta, pero el sector cae y a partir de los 90 se empieza a construir todo en Asia. Racesa, Macario, Otero... son marcas que se pierden.
"En 2015 sabía que había gente que había vuelto a construir bicis, contacté con ellos, aprendí el oficio y me acerqué a este mundo. Aprendí con Andrés Arregi, actual formador de construcción de bicis, luego encontré un espacio en Lavapiés con dos amigas y allí construí las primeras", recuerda.
De la industria de la minería a componer cuadros de bicicletas
Lo que empezó como un ‘hobby’ sin aspiraciones fue tomando forma. Llegaron los primeros trabajos para amigos y de ahí a empezar a tener encargos. Hervás adquirió nivel y dejó el trabajo en OHL en 2020, donde trabajaba en el sector de minería y cemento realizando el diseño y fabricación de maquinaria industrial. Pasó mucho tiempo viajando y montando máquinas "in situ", lo que le dio bagaje para afrontar proyectos de otro tipo.
"Trabajaba diseñando maquinaria para la industria de la minería y el hormigón. Como pasaba mucho tiempo en una oficina, decidí empezar a hacer cosas con las manos para realizarme. Fui aprendiendo un poco el oficio de hacer bicis de manera artesanal. Convertí mi hobby en profesión".
Hervás se instaló en Tetuán, barrio añejo de Madrid, aún con sabor de épocas pretéritas, lleno de cuestas, calles estrechas, donde se conservan casas bajas que poco a poco van desapareciendo por la construcción de nuevos edificios que van cambiando la fisonomía de la zona.
En su taller tetuanero, Hervás se independizó y lanzó su propia marca, compatibilizándolo con encargos para otras empresas. Comenzó haciendo 7 cuadros al año y actualmente ronda los 50. En 2023 fabricó 42 y este año lleva 25. Cada uno de ellos tiene un precio que ronda los 2.250 euros.
Artesanía a medida para el ciclista
Hervás es el propietario de las empresas B Bloque Bikes y Sombra Cycles. Bloque se ocupa del diseño y fabricación de cuadros y bicis a medida. En Sombra hace modelos definidos con tallas definidas, enfocadas al ciclismo de aventura, al llamado "bikepacking".
Explica Hervás que las bicicletas a medida dependen del tipo de uso que se le vaya a dar, "si es para entrenar cuatro días a la semana, o para mucho entrenamiento o para pruebas largas".
"En función del uso se mide a la persona, se estudia su posición sobre la bici y a partir de ahí se elige la tubería idónea. No es lo mismo una bici para monte que para carretera. Sabemos sus puntos de contacto, desarrollamos la geometría adecuada para la persona y después se construye el cuadro", detalla.
"Actualmente el negocio se está solidificando, pero esto es una carrera de fondo, hay meses buenos y malos. Ahora esta industria no es demasiado estable. Después de la pandemia hubo un "boom", pero luego decreció", señala.
La bici como elemento de precisión
Hervás trabaja rodeado de maquinaria sofisticada, de fresas, tornos, cortadoras, y siempre con el acero y acero inoxidable como materia prima, alejado de los actuales y vanguardistas materiales de fibra de carbono. Su material de uso viene de Italia, como el acero Columbus y Deda, y la tubería Reynolds, de Inglaterra.
"Hago un 'traje a medida', una bicicleta que es especial y única para cada persona. Estás eligiendo las dimensiones y los materiales, pero la fabricación también puede depender del uso que se le vaya a dar a esa bici, del peso o la altura de cada persona, de si tiene unas dolencias determinadas... No busco que el cuerpo se adapte a la bici, sino que la bici se adapte al cuerpo", nos cuenta.
El acero en tiempos de fibra de carbono
Trabajar con acero y no con fibra de carbono tiene la lógica que detalla Pablo Hervás.
"Con la fibra de carbono necesitas hacer moldes, se trabaja de otra manera y tienes que hacer mayor producción. El acero te permite personalizar bien la bici a la medida, con el carbono haces un molde más genérico. La bicicleta profesional no es personalizada, lo que se adapta a la medida son los componentes, con el acero se juega más con las medidas y se adaptan mejor a las personas".
La diferencia de peso entre ambos materiales resultaría abismal en el ciclismo profesional, pero no en exceso para el uso de la bicicleta para viajar con alforjas, que es el objetivo de este tipo de construcción.
"Según las medidas de la UCI, la bici debe pesar 6,8 kilos, la última bici que he hecho yo pesa 7,3", precisa.
Ampliar el negocio y exportar, entre los objetivos
El "boca a boca" también funciona a la hora de dar a conocer el trabajo artesanal de Pablo Hervás, incluso fuera de nuestras fronteras.
"Tengo un cliente de Irlanda que ha venido expresamente a por su bici a medida y pasar unos días por aquí para probarla haciendo unas rutas. He tenido compradores extranjeros, americanos, portugueses, suizos, franceses, una clientela que supone un 15 por ciento de la facturación. La idea con la bici Sombra es fomentar la venta en el extranjero".
Con la bicicleta Sombra, las de modelo definido y precio más económico. Hervás tiene un plan "para ver la posibilidad de internacionalizar las ventas", y para ello hará dos gamas, según materiales, a partir de 3.500 euros. Por otra parte, tratará de ampliar el volumen de negocio ofreciendo no solo los cuadros , sino la bici con el montaje completo".
"La idea es cambiar de taller, unir fuerzas y contratar gente si el volumen de venta lo permite. En cinco años me gustaría estar en un espacio un poco más grande y trabajar con más gente. Eso significaría que el proyecto ha crecido, que es más conocido y, sobre todo, que la gente aprecia el trabajo artesanal que hago". Que así sea.
Hervás ha participado en un proyecto de colaboración con la ONG Anawim, de Elche, para hacer operaciones oftalmológicas, que saca su presupuesto a raíz de un taller de bicicletas, reparación y formación en Guinea Bissau. Las bicis donadas sirven para que los alumnos de aquel país las usen como medio de transporte para ir al colegio. EFE
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(Fotos)
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