Oleksandr Usyk pelea en plena guerra, como Falucho Laciar en tiempos de Malvinas

Oleksandr Usyk celebra tras vencer a Anthony Joshua para retener su título mundial de peso pesado en Yeda, Arabia Saudita, el domingo 21 de agosto de 2022. (AP Foto/Hassan Ammar)
Oleksandr Usyk celebra tras vencer a Anthony Joshua para retener su título mundial de peso pesado en Yeda, Arabia Saudita, el domingo 21 de agosto de 2022. (AP Foto/Hassan Ammar)

El ucraniano Olexsandr Usyk volverá a defender su corona mundial pesado (OMB, AMB y CMB) en tiempos de guerra. Pero este sábado todo será distinto; estará cerca de su gente y lejos de la soledad habitual que lo convirtió en el peso completo esquivado por todos los clasificados. Tendrá el apoyo de los suyos; de miles de compatriotas exiliados y refugiados en Polonia, que debieron evadir la muerte. Lo aclamarán en las tribunas del estadio Wroclaw, un recinto popular de la ciudad de Breslavia, con capacidad para 45.000 espectadores. Allí, lo acogerán como a un hombre de la causa. Sin fronteras y con todo el amor en estos tiempos bélicos ante la invasión de las poderosas tropas rusas a su patria.

Ante el inglés Daniel Dubois, campeón regular de la AMB, aparece como favorito (10-1), en una pelea que será televisada por ESPN desde alrededor de las 19. ¿Qué significa boxear en períodos de guerra? Implica provocar una sensación nacionalista sobre la marcha; lejos de la patria. ¿Vivió Argentina alguna circunstancia así en la historia? Sí, y en la máxima adversidad: el 1° de mayo de 1982. Santos Falucho Laciar hizo flamear como nunca la bandera nacional en la Plaza de Toros de Mérida, México, cuando ardían los combates en la Guerra de Malvinas. El cordobés destronaba al yucateco Juanito Herrera del cetro mosca (AMB) y emitía un grito inolvidable: “¡Para los soldados en las islas!”. Aquella conquista estremeció a nuestra población y es evocable en momentos como este. No caducará jamás. Y cada proclama de Usyk nos retrotrae a esa época.

Santos Benigno Laciar peleó y ganó el título mundial en plena guerra de Malvinas, el 1° de mayo de 1982, en México
Santos Benigno Laciar peleó y ganó el título mundial en plena guerra de Malvinas, el 1° de mayo de 1982, en México

Olexsandr fue un arduo defensor de la independencia de la Isla de Crimea, anexada a la geopolítica rusa en 2014 y causante –en parte– del inicio de este conflicto. Tras doblegar a Murat Gassiev, en Moscú, en 2018, desplegó una bandera ucraniana a modo de protesta ante 20.000 fanáticos locales que lo hostigaban agriamente. Aquel gesto lo erigió en un emblema de esta lucha.

A los 36 años, ganador de sus 26 encuentros (15 por KO) y con el fresco antecedente de sus dos victorias sobre Anthony Joshua, exhibe un talento y una jerarquía muy superior a las cualidades de Dubois, un inglés con 19 victorias (18 KO) y un revés categórico ante el británico Joe Joyce, en su única pelea de relieve. El retador se preparó en las montañas de Sierra Nevada, en Granada, España, inmerso en un sistema de entrenamiento rústico y antiguo impuesto por su nuevo entrenador, Don Charles. Si bien es más pesado y tiene más alcance que el campeón, no logra mayores consideraciones. Usyk se transforma en el protagonista absoluto y excluyente.

El ucraniano Oleksandr Usyk y el inglés Daniel Dubois, durante la presentación del choque que se realizará en Polonia
El ucraniano Oleksandr Usyk y el inglés Daniel Dubois, durante la presentación del choque que se realizará en Polonia

¿Dónde está Tyson Fury?

El gigante de Manchester, de 2,06 metros, invicto campeón mundial pesado (CMB), prepara su match amistoso con el camerunés Francis Ngannou, un atleta de artes marciales mixtas de 34 años, otrora campeón de los completos, que cuenta con la asesoría preparatoria de Mike Tyson. Este desafío se llevará a cabo el 28 de octubre próximo en Riad, Arabia Saudita, y requirió de una batahola, con mesas y botellas rotas en su promoción, para disimular el desinterés y la indiferencia causada por su anuncio.

Las gestiones para concretar el duelo Fury vs. Usyk fracasaron hasta el momento. Nadie muestra entusiasmo. Ni púgiles ni organizadores. ¿Es un combate excepcional o apasionante? No. Aún no constituye un acontecimiento extraordinario. Y no será inmediata su realización.

Hoy un ambiente muy especial asediará a los boxeadores y a la multitud en el cuadrilátero polaco. Muchos estarán observando el espectáculo. Otros, todavía, no podrán quitar sus mentes y sus corazones del escenario de batalla; de los bombardeos en Mariupol, Poltava o Kiev, más allá de los cambios de golpes, las ovaciones y el KO.