Solo en Off: Axel Wahnish, el rabino que le transmite “tranquilidad espiritual” a Milei
En la cresta de la ola por su meteórico crecimiento en las encuestas, un fenómeno que inquieta al Frente de Todos y a Juntos por el Cambio, el líder libertario Javier Milei sigue conservando algunas rutinas que se relacionan, según él mismo afirma, con su crecimiento personal. Una de ellas son sus charlas quincenales con un rabino ortodoxo , cuyo nombre se conoció en las últimas horas.
Se trata, según anticipó el portal comunitario Vis a Vis, de Axel Wahnish, joven rabino líder desde hace más de una década de la comunidad marroquí de Buenos Aires (Acilba), en pleno centro de Palermo.
“¿Quién es sabio? Quien aprende de cada ser humano”, afirmó Wahnish en una entrevista con la Televisión Pública años atrás, en una conocida referencia talmúdica. Y ese pareciera ser el lema de Milei a la hora de sentarse a estudiar con el rabino, sin dejar su fe católica, aprendida durante 14 años de estudio primario y secundario.
“Es una persona que quiero muchísimo, a quien consulto regularmente. Son discusiones que de repente pueden demandar dos o tres horas y que para mí son muy gratificantes y me ayudan a crecer mucho y a entender las situaciones de una manera mucho más profunda”, dijo Milei, meses atrás, a Radio Jai, sin dar demasiados detalles de su maestro, quien ayer dejó trascender que lo acompaña “desde lo personal” y que no está ligado al equipo de Milei.
“Me da mucha tranquilidad espiritual en un momento donde recibo una infinidad de ataques de la casta política”, resaltó Milei, que la semana pasada recibió los embates del propio presidente Alberto Fernández, quien lo definió como una “amenaza para la democracia” e incluso recordó que “[Adolf] Hitler subió al poder por los votos”. Mirando a cámara, a través de un video, Milei acusó al primer mandatario de “banalizar el Holocausto” con sus palabras, y le pidió, con tono inusualmente calmo, que “no ofenda a las víctimas” de la Shoá. Con menos diplomacia, en el texto que acompañaba la imagen, tildó al Presidente de “ignorante” y “vergüenza para los argentinos de bien”.
Lejos de sus discursos inflamados contra la “casta”, Milei promete dedicarse al estudio de la Biblia una vez que termine su paso por la política.
El funcionario que salió ileso en La Matanza
Las crudas imágenes del mediodía del lunes lo mostraron en medio del tumulto, intentando calmar los ánimos, mientras Sergio Berni recibía una andanada de golpes por parte de los colectiveros que protestaban por el asesinato de Daniel Barrientos a metros de la avenida General Paz, a la altura de La Matanza.
Jorge D’Onofrio, de él se trata, es el ministro de Transporte bonaerense y estaba en la protesta cuando la irrupción de Berni decantó en la violenta agresión de los choferes de colectivo. “No ligó ni una piña” , comentaron algo sorprendidos cerca del funcionario, miembro del círculo de confianza del ministro de Economía, Sergio Massa, y dirigente del Frente Renovador.
Aprovechando que su imagen no es demasiado conocida ni genera la irritación que sí disparó su compañero del gabinete de Axel Kicillof, D’Onofrio se enfrentó incluso con varios de los manifestantes e intentó atemperar los ánimos, ya de por sí caldeados antes de la aparición del ministro.
“La reunión fue muy buena, pidieron disculpas por lo sucedido con Berni, pero lo primero que se armó fue una mesa de trabajo”, dijo D’Onofrio el viernes, luego de una reunión con representantes del gremio afectado, de la que por razones obvias no participó el ministro de Seguridad bonaerense.
Más allá del silencio de su jefe político en relación con Berni, D’Onofrio condenó la agresión sufrida por el ministro de Seguridad de parte de los colectiveros, dos de los cuales fueron detenidos y más tarde liberados. “Él estuvo media hora antes en el lugar, estaba charlando sin ningún problema, los del gremio lo conocían, hasta que llegó Berni” , contaron cerca del gobernador bonaerense, donde repitieron que pasaron “cosas raras” que desencadenaron la golpiza.
El miedo a una rebelión del conurbano
“Le fueron a pegar a Berni cuando los mismos del gremio habían pedido su presencia”, insistieron cerca del gobernador, otorgando cierta lógica a la “teoría” del infiltrado en el lugar del escándalo.
Un embajador de la “Patria Grande” no consigue cita con Alberto
A tono con su reconocida aversión por las ceremonias diplomáticas, el presidente Alberto Fernández suele hacer esperar a los embajadores de países extranjeros largos meses antes de entregarles el plácet que los autoriza a trabajar, de modo pleno, como representantes de sus países en la Argentina.
El ejemplo más claro se dio a fines de agosto pasado, cuando una veintena de embajadores pudo entregar sus cartas credenciales después de una espera interminable. Algunos representaban a países trascendentes para la diplomacia local, como España, Alemania o Israel. Hubo una excepción: el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, fue recibido casi sin demoras en la Casa Rosada.
Como para demostrar que no hay prejuicios ideológicos en la demora, la nueva víctima es el embajador de Colombia, el periodista y excandidato presidencial Camilo Romero, que a pesar de contar con el aval del presidente Gustavo Petro lleva esperando meses la ceremonia oficial. “Estamos pendientes de la convocatoria del evento en presidencia”, afirmaron desde la embajada de Colombia, sin intención de generar conflictos con un gobierno amigo.
Los hermanos Rodríguez Saá, enfrentados por la “chequera”
Encarnizada es la pelea entre los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, que quedaron enfrentados luego del cierre de listas a las elecciones a gobernador del próximo 11 de junio.
Adolfo, expresidente y actual senador, que decidió apoyar a Claudio Poggi en su postulación provincial, denunció que su hermano, el gobernador, utilizó favores para cooptar a dirigentes cercanos, como el exintendente capitalino Enrique Ponce .
“Si se van por la plata no tienen convicciones y a mí me parece que eso le hace un grave daño a la clase política”, despotricó Adolfo, en referencia a su hermano Alberto y un supuesto contrato para Germán, el hijo de Ponce, en el gobierno provincial, que circuló en coincidencia con el cierre de listas. “Alberto lo está desplumando de dirigentes a Adolfo”, se quejan en las cercanías de Poggi.