Odermatt se asegura matemáticamente, por tercera vez, la Copa del Mundo de esquí alpino

El suizo Marco Odermatt ganó este sábado el eslalon gigante disputado en la estación estadounidense de Palisades Tahoe (California), con lo que se anotó matemáticamente, por tercer año seguido, la general de la Copa del Mundo de esquí alpino; dejando virtualmente resuelta a su favor, asimismo, la clasificación de la disciplina.

Odermatt, de 26 años, que lideraba la prueba tras la primera manga, logró la undécima victoria de la temporada, la séptima en un gigante -disciplina en la que elevó a diez su número de triunfos seguidos-, al cubrir las dos mangas en la pista 'Red Dog' en dos minutos, once segundos y 69 centésimas. Exactamente doce menos que el noruego Henrik Kristoffersen y con un segundo y 37 centésimas de ventaja sobre el estadounidense River Radamus, que conservaron el segundo y el tercer puesto que ocupaban, respectivamente, tras el primer acto.

El mismo día que la estadounidense Mikaela Shiffrin, la mejor esquiadora de la historia -que a finales de enero se dañó la rodilla izquierda en el descenso de Cortina d'Ampezzo (Italia)- anunciaba su regreso, el próximo fin de semana, en las pruebas de Are (Suecia), admitiendo de forma implícita que será casi un milagro que logre igualar esta campaña el récord de seis victorias finales en la Copa del Mundo de la austriaca Annemarie Moser-Pröll -la gran campeona de los años 70-, Odermatt, el nuevo gran ídolo deportivo de la Confederación Helvética, prosiguió su meteórica carrera al asegurarse su tercera gran Bola de Cristal.

Al espectacular esquiador suizo, líder tras la primera manga, le bastó el sexto tiempo en la bajada decisiva para asegurarse su trigésima quinta victoria en la Copa del Mundo, la vigésima primera en un gigante. Disciplina en la que no hay quien le tosa.

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Odermatt es campeón olímpico y mundial de gigante y está a un paso de ganar asimismo su tercera Bola de Cristal de la modalidad, algo que se producirá con casi total seguridad el próximo fin de semana, en Aspen (Colorado), asimismo en Estados Unidos, donde están programadas dos pruebas de esta disciplina. En la que, al haber ganado las siete carreras disputadas este curso, suma 700 puntos: 386 más que el croata Filip Zubcic -que este sábado se salió de recorrido en la segunda manga-; a falta de cuatro pruebas.

El suizo entró en la estación del área de Squaw Valley, sede de los Juegos Olímpicos de invierno de 1960, consciente de que nadie le iba a quitar el triunfo final en la Copa del Mundo, en la que también lidera las clasificaciones de descenso y de supergigante. Pero si ganaba y el austriaco Manuel Feller no mejoraba un octavo puesto, Marco sería matemáticamente ganador de la competición de la regularidad este mismo sábado.

Tal cual sucedió. Feller, décimo tras la primera bajada, sólo mejoró dos puestos. Acabó octavo y está a 1.001 puntos del helvético, a falta de diez carreras. Y Odermatt confirmó que, tras la retirada del tenista Roger Federer, es el nuevo gran ídolo deportivo de Suiza. Que, salvo un casi milagroso arreón final de Shiffrin, también podrá festejar, como ganadora final de la general femenina -por segunda vez en su muy exitosa carrera- a Lara Gut-Behrami. En cuyo 'staff técnico figura un español: el andaluz José Luis Alejo.

Odermatt, que comenzó a brillar en los Mundiales júnior de 2018 en Davos, en los que, ante su afición, se colgó al pecho cinco medallas de oro, confirmó la predicción de su compatriota Pirmin Zurbriggen, una de las grandes estrellas de la historia del esquí -triunfal en los años 80-, que lo señaló hace varios años como su sucesor en el ámbito suizo dentro del deporte rey invernal.

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El gran Pirmin no se equivocaba. Odermatt -nacido en Buochs, en el cantón de Nidwalden- está a una sola de igualar las cuatro victorias finales del astro de Saas-Algamell. Con la que se situaría también a la altura de otros dos mitos, el italiano Gustav Thöni y el austriaco Hermann Maier -el irrepetible 'Herminator'-.

Si las lesiones lo respetan, mejorará a los tres; e incluso es bastante probable que iguale, o incluso supere, los cinco triunfos finales que logró para Luxemburgo, en la competición de la regularidad, Marc Girardelli. Nacido en la localidad de Lustenau (Vorarlberg) y cuya brillante carrera no discurrió al servicio de Austria por sus desavenencias con la federación de su país.

Más lejos le queda otro austriaco, Marcel Hirscher. Cuya plusmarca histórica absoluta de ocho victorias finales (seguidas) en la Copa del Mundo parece inalcanzable. Aunque el astro salzburgués logró su primera gran Bola de Cristal con 23 años y el nuevo héroe helvético lo hizo a los 24. Así que, si mantiene el nivel, no hay que dar nada por descartado.

Odermatt, que no disputa pruebas de eslalon, puede ganar supergigantes -lleva 12 en la Copa del Mundo- y ahora también festeja victorias en descenso. El año pasado, sin haberlo hecho antes en la competición de la regularidad, ganó oro en la prueba reina en los Mundiales de Courchevel y Meribel (Francia). Esta temporada se estrenó, y ya lleva dos victorias en la disciplina de la alta velocidad. Las que logró el pasado mes de enero en el Lauberhorn de Wengen, ante su afición.

Visto lo visto, a Marco Odermatt no se le vislumbra techo.

Adrián R. Huber

(c) Agencia EFE