Messi y su última locura de fútbol convierte a Miami en el nuevo centro del mundo

Inter Miami se mantiene invicto en cuatro partidos con Messi al mando. (Omar Vega/Getty Images)
Inter Miami se mantiene invicto en cuatro partidos con Messi al mando. (Omar Vega/Getty Images)

Lionel Messi lo volvió a hacer. Cada partido suyo es un acontecimiento. Eso no es normal y debería valorarse en toda su dimensión. El espectáculo que ha implantado el argentino en la Major League Soccer (MLS) está a su nivel. Nadie se lo quiere perder porque saben que el capítulo será genuino. Y cuando Messi disfruta del futbol, todo el mundo lo hace. El encuentro entre el Inter Miami y el FC Dallas ya puede entrar en la categoría de histórico. Así, de inmediato.

Nadie lo va a olvidar en muchos años. Y cuando empiece a formar parte del pasado, ahí estarán los videos de Internet para refrescar la memoria. Alguien dirá, afortunado, "yo lo vi en vivo". Será un privilegio atemporal. Porque el Lionel Messi que se está viendo en la MLS es más próximo al Messi del Barcelona que al Messi del PSG. Lo que se vio ayer en Frisco no se vio jamás durante los dos años que Messi jugó en Francia. No sólo es que su presencia despierte más interés y pasión que la de, por ejemplo, Cristiano Ronaldo en Arabia Saudita; es que directamente despierta tanto o más interés que las mejores ligas del mundo (aunque todavía no empiecen, pero ya se ha visto de qué tamaño es la fiebre por Leo).

Ha sido la mezcla perfecta de emociones. A Cruz Azul se le puede juzgar de muchas cosas, pero digamos algo justo y certero: no pudo haber mejor rival de bienvenida para Messi que ellos. Por los chistes previos, por la expectación, por perder en el último minuto como acostumbran. Fue una bomba mediática ideal para estrenar los pasos de Messi en los Estados Unidos. Y así ha continuado la tendencia. Ningún partido ha sido aburrido. Contra Atlanta United, goleada sensacional. Contra Orlando, victoria emocionante. Y lo de ayer, un juego para enmarcar.

No fue el partido perfecto. Y mejor, porque los grandes partidos están repletos de errores. Al principio, cualquiera pudo pensar que era el guion ideal para el Inter. Gol tempranero y qué gol. La conexión Jordi Alba- Messi de tantas noches en el Camp Nou: desborde, pase retrasado y zurdazo de Messi. De libro de texto. Pero Dallas no se dejó amedrentar por el brillo del personaje principal. Apostaron por arruinar la fábula y su intención tomó sentido con los goles de Quignon y Kamungo. Al mediotiempo, tenían el marcador a su favor.

El público texano entró en júbilo con el gol de Alan Velasco, argentino, que celebró por todo lo alto su batacazo. Con menos de media hora en el reloj, la Leagues Cup estaba terminándose para Messi. Sin embargo, la reacción fue inmediata, comandada por el rosarino, que armó la jugada concluida por Benjamin Cremaschi, el diamante del club, clase 2005, que todavía no nacía cuando Messi ya jugaba al lado de Ronaldinho. Y la avalancha de emociones no se detuvo. Fue una locura total.

Primero el 4-2 para Dallas con el autogol de Robert Taylor. Después, en los últimos diez minutos, el autogolazo de Marco Farfan, un cabezazo que envidiaría cualquier delantero de élite, y otro tiro libre de Messi. Se dice tan fácil, porque él ha acostumbrado al mundo a que lo fabuloso sea ordinario. Acomodó el balón donde quiso. Y tras el empate, el drama final: el de los penales.

El Inter Miami no erró ninguno de sus disparos. Pomykal, segundo cobrador de Dallas, condenó a los suyos. El equipo que lidera Lionel Messi sigue caminando con la frente en alto después de muchos meses de frustración. Ahora esperan a su rival en los Cuartos de Final, el cual saldrá del vencedor del duelo entre Charlotte FC y Houston Dynamo. El siguiente cotejo para Messi y compañía será el próximo viernes. El horario todavía está por definirse, pero es un hecho que nadie se lo querrá perder. Y con razón: Messi está disfrutando del futbol.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Viva México: Se roba una licuadora y se la esconde en el lugar más insospechado