Max Verstappen gana su quinto GP de México

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CIUDAD DE MÉXICO, octubre 29 (EL UNIVERSAL).- Max Verstappen ya tiene en la bolsa 51 victorias en la Fórmula 1 y llegó a esta cifra tras volver a ganar el Gran Premio de México; es la quinta ocasión que lo hace y no significa otra cosa más que afianzarse con el mote del rey del Autódromo Hermanos Rodríguez.

El piloto neerlandés estuvo a milímetros del choque en el que Sergio Pérez tuvo que abandonar, pero salió avante, tomó la punta y salvo un ingreso a pits, no la soltó hasta cruzar la meta de la pista de la Magdalena Mixihuca tras 71 vueltas en las que hubo tres abandonos (Pérez, Magnussen y Alonso).

Detrás del tres veces campeón del mundo llegó el multiaureado Lewis Hamilton, para ocupar una vez más el segundo peldaño del podio, mismo que fue completado por el monegasco Charles Leclerc de Ferrari, quien pese a ser el otro involucrado en el accidente del mexicano, los daños fueron mínimos y logró mantenerse hasta acabar en el top tres.

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El incidente de Pérez, el fuerte impacto de Kevin sobre su Haas donde hasta hubo fuego, las reñidas peleas de volantes como los de McLaren y el sentir de la grada por la ausencia del local, le dieron un toque especial al octavo GP que se corre en nuestro país desde que retornó al calendario de la máxima categoría en el 2015.

Carlos Sainz perdió y culminó cuarto; Lando Norris quinto, George Russell lejos de su coequipero en el sexto peldaño y Oscar Piastri en octavo.

Alex Albon, que fue una de las sorpresas en la previa acabó noveno y el top 10 lo completó el francés Esteban Ocon.

Ahora, con tres carreras por disputarse y una Sprint más, la pelea por el subcampeonato se vuelve a cerrar y estará muy apretada entre Red Bull con "Checo" y Mercedes con Sir. Lewis.

Pese a que en el Foro Sol tras la competencia no estaba presente el tapatío de los austriacos en los puestos de honor, la multitud no cesó el grito "'Checo', 'Checo'" y contrario a lo que mucho se pensaba, Max Verstappen y Lewis Hamilton se fueron del estadio entre aplausos, el reconocimiento de los fans y la fiesta en la que se convirtió el exestadio de beisbol primero con un mariachi y después con el DJ Martin Garrix.