Macri se decidió a jugar a fondo contra Riquelme en las elecciones en Boca
Es, para muchos, el Riquelme de los presidentes de Boca. El hombre que cambió la historia del club y, pese a despertar odios y pasiones, catapultó a la institución a los primeros planos del fútbol mundial. A pesar de sus mutuas diferencias, con el 10 como líder y socio estratégico en la cancha, obtuvo siete de sus 16 títulos como dirigente, incluidas dos Copas Libertadores y una Copa Intercontinental contra el Real Madrid. El próximo 2 de diciembre, Mauricio Macri y Juan Román Riquelme, dos de los personajes más destacados de las últimas décadas en Boca, competirán en las urnas en una de las elecciones más picantes y relevantes que se recuerden. El anuncio oficial del lugar exacto que ocupará Macri en la lista opositora podría darse esta misma semana, en las horas posteriores al encuentro ante San Lorenzo.
Este martes, Macri reunió a los principales referentes de las agrupaciones opositoras y anunció su decisión de ser candidato a vicepresidente 1° en la lista encabezada por Andrés Ibarra, exgerente general del club y exministro de Modernización durante la etapa del ingeniero como presidente de la Nación. Además, Mario Pergolini, quien fuera vice 1° de Ameal entre diciembre de 2019 y marzo de 2021, podría convertirse en las próximas horas en el tercer integrante de la fórmula. Por otra parte, y según pudo averiguar LA NACION, ya se produjeron los primeros acercamientos para intentar sumar a Jorge Reale, el otro candidato a presidente, cuya principal promesa es la construcción de una nueva Bombonera en la Isla Demarchi. Ahora bien, para que ese armado se traslade a los hechos faltan un par de pasos: el principal, lograr la unificación total de la oposición. “Mauricio quiere que vayamos todos juntos, que no haya fugas para el otro lado. Creo que se va a lograr y él estará en la fórmula”, confió a este diario alguien que sigue de cerca las negociaciones.
Aunque dejó Boca a comienzos del 2008 tras su victoria en los comicios para jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri jamás se alejó del club y continuó muy ligado al día a día de la institución. En 2011 apoyó la candidatura de Daniel Angelici, su delfín, quien se impuso cómodamente en las elecciones frente al presidente en ejercicio, Jorge Ameal. Macri bendijo públicamente al empresario del juego y se mostró junto a él en entrevistas, afiches y actos proselitistas. Macri fue alcalde de la Ciudad entre 2007 y 2015, año en que asumió la presidencia de la Nación. De 2011 en adelante, el creador del PRO jugó a dos puntas. La política por un lado y Boca por el otro. De hecho, en 2019 se especuló hasta último momento con la posibilidad de que Macri ocupara un lugar como vocal en la lista de Cristian Gribaudo, derrotada por la fórmula Ameal-Pergolini-Riquelme. Pero ahora Macri sí está dispuesto a jugar en serio y a ponerse la campaña al hombro. Eligió a Andrés Ibarra como candidato a presidente, lo acompañó en sus primeras apariciones públicas, corrió a Daniel Angelici de las decisiones importantes (no es bien visto por la mayoría de los hinchas de Boca) y se postuló él mismo a la vicepresidencia 1ª del club.
¿Quiénes forman parte del nuevo armado macrista? Además de Andrés Ibarra y Daniel Angelici, que no integrará la lista pero continúa colaborando desde las sombras, aparecen viejos conocidos del fútbol y la política como el actual presidente del Consejo de la Magistratura de CABA y exdirigente de Boca, Francisco Quintana, y el abogado especializado en derecho comercial y deportivo Javier Medín, quien fuera vicepresidente de la Comisión Normalizadora que, con el respaldo político de Macri, condujo los destinos de la AFA entre 2016 y 2017, tras el 38 a 38, y previo a la elección de Claudio Tapia.
Fueron ocho las agrupaciones de Boca que asistieron este martes por la noche a la reunión convocada por Macri. Dale Boca (del propio expresidente), Súper Boca (liderada por Edgardo Alifraco, legislador electo en la CABA por La Libertad Avanza), Frente Único (Pedro Orgambide), Resurgimiento Boquense (Marcelo London), Boca es Boca (Carlos Aguas), Xeneize por Siempre Boca (Natalia Pompilio, hija de Pedro), Alternativa Boquense (Leandro Crespi, hijo de Juan Carlos) y Arriba Boca (José Palmiotti). El único ausente fue el exdirigente Diego Lajst, al frente de Boca La Causa, impulsor de la candidatura de Jorge Reale.
El lunes, 48 horas después de la derrota de Boca en la final de la Copa Libertadores en el Maracaná, desde el espacio de Mauricio Macri partió una encuesta digital a la casilla de mails de los socios activos del club para, entre otras consultas, conocer su opinión acerca de la gestión de Jorge Ameal y Juan Román Riquelme, consultar su postura con respecto al futuro de la Bombonera (Ibarra propone levantar un estadio para 100.000 personas sobre los viejos terrenos de Casa Amarilla), y medir la imagen de reconocidos exfutbolistas del club ligados al macrismo como Rolando Schiavi, Gabriel Batistuta, Roberto Abbondanzieri, Carlos Tevez, Diego Cagna, Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo. El Flaco juega abiertamente para Ibarra y hasta participó de su primer spot de campaña. Cagna y el Pato también apoyan al candidato opositor. A Batistuta y Macri los une una excelente relación desde el año 2004, cuando el por entonces presidente de Boca intentó tentar al goleador del Al-Arabi de Qatar para jugar la Copa Libertadores del año siguiente. Carlitos es íntimo amigo de Mauricio. Y el Mellizo y el Titán, también cercanos al riñón de Macri, son los primeros entrenadores que irá a buscar Ibarra en caso de ganar las elecciones. Los resultados de la encuesta se conocerán este jueves y serán fundamentales para definir parte de la estrategia electoral.
Una relación que se rompió para siempre
El vínculo entre Mauricio Macri y Juan Román Riquelme había comenzado a tensarse a principios de 1998 y se rompió por completo tres años después, en abril del 2001, la noche del inolvidable Topo Gigio. Macri transitaba los primeros meses de su presidencia cuando Boca, dirigido por Carlos Bilardo, decidió comprarle a Argentinos Juniors los pases de un grupo de juveniles del club entre los que se encontraban César La Paglia, Emanuel Ruiz, Fabricio Coloccini, Pablo Islas (hermano de Luis) y Juan Román Riquelme, que venía de brillar con la selección argentina Sub 18 en una copa internacional disputada en Punta del Este. Riquelme debutó en Boca en noviembre de 1996 y 15 meses más tarde protagonizó su primer conflicto con la dirigencia macrista.
El Parma posó sus ojos en el volante y la Comisión Directiva de Boca aprobó oficialmente su transferencia al fútbol italiano en una suma cercana a los 14 millones de dólares. Como parte del acuerdo, Riquelme continuaría ligado al Xeneize hasta mitad de 1999, por lo que el hincha podría disfrutar del fútbol del joven enganche durante un año y medio más. Sin embargo, todo se enfrió de repente. De acuerdo a la versión del club, Cacho Riquelme, papá del jugador, se oponía a la venta de su hijo al exterior. En el entorno de Román, en cambio, aducían que, antes de aceptar una venta, el 10 deseaba que le mejoraran el contrato, que no era propio de un futbolista de su talla. El jugador manifestó públicamente su descontento con Macri y pocos días después se filtró a la prensa una imagen con los verdaderos números del contrato de Riquelme.
En abril del 2001, Macri y Riquelme volvieron a subirse al ring. ¿El motivo? Un pedido del jugador para percibir un reconocimiento económico por los logros deportivos obtenidos en los años anteriores. Entre ellos, las Libertadores ante Palmeiras y Cruz Azul y la Intercontinental contra el Real Madrid. Eran más de 2.000.000 de dólares. Macri argumentó que el contrato de Riquelme ya estaba firmado y que no estaba dispuesto a modificar ni una coma, mucho menos bajo presión. Román respondió en la cancha: tras convertirle un gol a River en la Bombonera, detuvo su marcha frente al palco de los dirigentes y se llevó sus dos manos detrás de las orejas en señal de protesta. El famoso Topo Gigio. Barcelona ya estaba tras sus pasos y compró su ficha en 2002, a cambio de 13 millones de dólares.
En 2007, antes de concluir su tercer mandato en Boca, Macri hizo borrón y cuenta nueva y, en medio de su campaña para jefe de gobierno, contrató a Riquelme a préstamo desde Villarreal para que condujera al equipo a la obtención de una nueva Copa Libertadores. Riquelme fue el gran artífice de la consagración y, tras un pequeño período sin jugar en España, fue adquirido definitivamente por el Xeneize en casi 15.000.000 de dólares, una cifra récord para el fútbol argentino. Luego, Macri cambió el fútbol por la política y la disputa del volante pasó a ser con Daniel Angelici, la mano derecha de Mauricio.
“¿No se dan cuenta de que Riquelme nos está arruinando? Una cosa es saber poner la pelota y otra, dirigir un club”, se preguntó Macri en marzo del 2022. El ídolo no se quedó callado: “En la vida hay que ser agradecido de que Bianchi haya sido el DT de nuestro club. Macri, de no haber sido por Carlos, no hubiera llegado a donde llegó”. En 2019, Riquelme había coqueteado con el macrismo para conformar una posible fórmula presidencial con Cristian Gribaudo, aunque a último momento decidió acompañar a Ameal.
Aunque Riquelme confía ganar “95 a 5″, desde el macrismo boquense vislumbran una elección bastante más reñida. “Si Mauricio no creyera que esto fuera posible, se quedaría en la casa”, cuentan cerca del expresidente. Por lo pronto, Macri y compañía aceleraron a fondo en la recta final para el cierre de listas (el próximo 14 de noviembre) y buscan conformar un amplio frente opositor con el objetivo de desbancar a Riquelme, quien aún no definió qué papel jugará en las elecciones. Si acompaña a Jorge Ameal o al secretario Ricardo Rosica como vice, o se tira a la presidencia por su flamante agrupación Soy Bostero.
Por el lado de Macri, y según pudo averiguar LA NACION, la incorporación de Mario Pergolini ya es prácticamente un hecho. El exvicepresidente de Ameal, que renunció a su cargo por diferencias con Riquelme, reconoció públicamente sus intenciones de participar en política y tendría un arreglo de palabra para acompañar a Ibarra y Macri en la boleta. El encargado de unir las partes habría sido Alberto Salvo, exvocal de la Comisión Directiva de Ameal y muy cercano al vicepresidente de la Cámara de Diputados, José Luis Gioja.
Lo que resta saber ahora es qué sucederá con Jorge Reale. El martes por la tarde, previo a la reunión de agrupaciones, desde el entorno del candidato macrista aseguraban tener un principio de acuerdo con el empresario mendocino, a quien tratarán de seducir con el cargo de vicepresidente tercero. Sin embargo, el propio Reale le aseguró a LA NACION no haber tenido ningún tipo de contacto con el equipo de Andrés Ibarra. “Nosotros somos una alternativa al oficialismo y al macrismo, una tercera opción. No voy a quedar preso de mis palabras. Prometí que no iba a arreglar con nadie y lo voy a cumplir”, dijo, tajante, ante la consulta de este diario. Otros integrantes de su espacio se muestran un poco más flexibles, aunque solo aceptarían negociar frente a un hipotético escenario de “co-gobernabilidad”.
Mientras Riquelme decide, Macri ya se puso la 10. Y está dispuesto a plantar batalla ante el gran ídolo de la gente.