Lupilla Xiu no terminó en una fosa común

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 31 (EL UNIVERSAL).- Guadalupe Xiu chang murió sin que llegara la justicia, pero no terminó en una fosa común. El día de su muerte, ella se quedó dormida y el paramédico solo le puso dos sueros colgados en un árbol y se fue.

La muerte fue natural y repentina porque se le reventó el páncreas, no había delito que perseguir. Sorprendió a su familia por adopción. Quienes la conocieron, cuentan que Lupilla estaba enojada con el sistema y decepcionada, pero con justa razón. Le falló el gobierno, le falló la sociedad.

"La damisela guerrera", como también se hacía llamar, llegó en 2019 de Oaxaca a la Ciudad de México, donde instaló un plantón afuera de la Secretaría de Gobernación (Segob), lugar en el que hizo huelga de hambre, intentó inmolarse y ahorcarse. Calificaba sus protestas como las de una mujer trans radical.

También ahí, en la sede de la política interna del país, se realizó su misa de cuerpo presente, su última protesta en un ataúd gris. Ese día recibió flores blancas, velas, misa, cantos, una anforita de flor de caña Huasteco y la visita de mucha gente. Lupilla tuvo una cristiana sepultura porque su cuerpo fue "rescatado".

"Aquí sigo.... En pie de lucha. Muy mal de salud. Sola y sin recursos de ningún tipo. Pero lucharé a muerte", escribió en su Facebook dos años antes de su fallecimiento.

A Lupilla Xiu una amiga la recuerda como una mujer indígena oaxaqueña, "con mucho valor y mucha decisión porque nunca desistió". Se convirtió en una activista.

Según las mantas de su campamento que instaló en Gobernación, tuvo que dejar su mundo de princesa para convertirse en guerrera y finalizar como reina. Estaba "de rodillas ante Dios y de pie ante el mundo". Desde 2008 "empezó lo peor", decía en redes sociales.

A Lupilla le prometieron muchas cosas: una casa, ingresos, pero sobre todo justicia. Compartía las ideas de Martin Luther King: "No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena".

Los comerciantes de alrededor de la Segob la recuerdan como la que caminaba sin ropa- a veces descalza, en chanclas o con sus tacones rojos-, como la que cargaba la bandera mexicana con el águila de cabeza y un cartel: "Gobierno de México. Me robaste mi libertad, mis bienes hasta dejarme desnuda. Pues… DESNUDA te reclamo JUSTICIA".

Algunas veces, Lupilla iba al Zócalo, otras al Paseo de la Reforma o a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, también llegaba a la Glorieta de Insurgentes dependiendo su cansancio físico, el rumbo era indefinido. "La gente me discrimina", decía cuando pedía dinero para sobrevivir. También participaba en la Marcha Lencha y con colectivas feministas en la del 8M.

"Tengo hambre y sed de justicia", clamaba. "S.O.S", pedía a la ONU y a Amnistía Internacional.

Lupilla Xiu se manifestaba en contra de la represión y la violencia sistemática que vivió. Denunciaba que había sido presa política, torturada y víctima de desaparición forzada por parte del gobierno de Oaxaca. Fue desplazada y buscaba también que se le reconociera como una mujer trans, además de refugio y protección federal.

Señalaba que la quisieron reclutar para el grupo delictivo de Los Zetas, pero por negarse, acusó al fiscal oaxaqueño del sexenio del priista Ulises Ruiz, Evencio Nicolás Martínez, de meterla a la cárcel. Cerca de cinco años estuvo privada de la libertad en una cárcel varonil.

El 5 de febrero de 2021 la voltearon a ver afuera de la Secretaría de Gobernación, porque las veces que intentó brincar las rejas no funcionó, ni tampoco cuando cerró los accesos a la dependencia.

Mientras algunos grababan con sus celulares, otros ya tenían listo un extinguidor para cuando Lupilla activara un encendedor sobre su cuerpo bañado de gasolina. De su cabello negro escurría el combutible.

Con su mano derecha en el encendedor, Guadalupe Xiu pedía a gritos ser atendida por un funcionario de la Segob. "Está de cabeza el país", decía mientras curiosos y funcionarios estaban alerta por si se prendía fuego. Fue atendida.

"Si es necesario morir luchando o inmolándome (bañándome en gasolina y prendiéndome fuego) lo haré", había advertido.

El 19 de enero de 2022 realizó otra protesta radical. Lupilla intentó ahorcarse: Tomó una cuerda y la amarró a un árbol frente a la entrada principal de la Secretaría de Gobernación, donde en ese entonces despachaba Adán Augusto López. Las personas observaban como su rostro se ponía morado.

Ese día, solo así, volvió a captar la atención de las autoridades, quienes le quitaron la soga del cuello y bajaron su pequeño cuerpo.

"Por un delito no cometido estuve allí. Después me tuvieron seis meses y medio de desaparición forzada", contaba Lupilla a los medios, tan solo momentos después de intentar ahorcarse. También, señaló la pérdida de su expediente en el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

"Me tienen muerta en vida", decía.

Ella regresó a su campamento, donde padecía varias enfermedades que le ocasionaban, entre otras cosas, evacuaciones de coágulos de sangre. Se suponía que su plantón en Gobernación era su espacio seguro, pero de ahí le robaron documentos y dinero, además que de un día para otro, mientras ella no estaba, lo destruyeron.

Encontró albergue en la casa Paola Buenrostro para personas trans.

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El 7 de abril de 2022, Okupa Cuba Monumenta Viva reportó la desaparición por la mañana de Lupilla Xiu de su plantón en Gobernación y señalaron directamente al entonces subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas.

"Se la llevaron, ella tiene tres años ahí y cuando pidió apoyo no se lo dieron", señalaron sus compañeras de otro plantón frente a Segob.

Las integrantes de esta colectiva contaron que la noche del 6 de abril, Lupilla se sintió "bien mal": "Se le reventó la lengua y resulta que ahora sí le dieron el apoyo, se la llevaron disque para Oaxaca (...) Sé que, por medio de un compañero que también está en el plantón, fue dada la orden por el señor Encinas para que se llevaran disque a Oaxaca, pero no la localizo, yo nada más quiero información, a ver qué es lo que pasó con ella".

En una imagen mostrada en una transmisión en vivo por Okupa Cuba, Lupilla apareció con la lengua llena de sangre. Denunciaron que fue golpeada por elementos de seguridad de Gobernación.

"No es posible que nuestras compañeras sigan desapareciendo y estos funcionarios sigan ganando dinero a costa del pueblo, por una chamba que no hacen", señalaron por la desaparición de Lupilla.

Al respecto, la Secretaría de Gobernación desmintió "categóricamente" la afirmación que responsabilizaba al subsecretario Alejandro Encinas de la desaparición de Lupilla Xiu.

"Se informa que Guadalupe se encuentra en la ciudad de Oaxaca, donde la Secretaría de Gobernación, a solicitud de ella, está brindándole todas las facilidades y acompañamiento para tramitar audiencias ante el gobierno del estado e iniciar los trámites de reconocimiento de identidad de género, para así ejercer sus derechos como mujer trans", explicó Segob el 8 de abril.

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Guadalupe contaba que desde niña no pudo tener una infancia, pues desde los ocho años tuvo que empezar a trabajar para sobrevivir y vivir en las calles: "Poco tiempo después empecé a tener mis propias cosas y vivienda. Así estuve bien durante años pero sin poder disfrutar de mi infancia ni adolescencia".

"La damisela guerrera" creció y vivió sola, pero no terminó en una fosa común. Su cuerpo quedará en el mausoleo del panteón civil San Lorenzo Tezonco para mujeres trans totalmente vulnerables, impulsado por Casa de las Muñecas Tiresias y su directora, la activista Kenya Cuevas.

A comparación de quienes no son familiares, el cuerpo de Lupilla sí se pudo rescatar.

"Ese día que me llamaron, que había fallecido y que no habían rescatado su cuerpo, pues fui y la verdad tuve la facilidad por el convenio que tengo firmado con la Fiscalía y con lo del mausoleo. Y es por eso que la tengo yo, obvio la tengo en una fosa, dignamente", comenta Kenya Cuevas.

"Le dimos una cristiana sepultura, estuvo en un velatorio, también nos pidieron las compañeras llevarla (afuera de) Gobernación que también fue su casa durante muchos años. Yo no lo vi mal, al contrario, si yo hubiera ahí vivido tantos años, también quisiera que ahí me velaran, entonces la llevamos y después partimos al panteón", detalla la activista.

"Pero sí fue muy triste su muerte, nos dolió a todas las que la conocimos, quienes conocimos sus circunstancias, su vulnerabilidad, la forma tan fuerte en la que vivió en la calle y como exigía justicia.

"A mí sí me sorprendió su muerte repentina; sin embargo, como todo lo que yo he venido haciendo en todo este camino, es rescatar, acompañar dignamente a las personas y creo que Lupita Xiu murió acompañada y murió con una familia y no murió sola en una calle, no terminó en una fosa común, si no va a ser recordada", expresa Kenya Cuevas.

Los datos más recientes del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en el estudio "Servicios Periciales 2023", revelan que durante 2022, la Fiscalía General de la República (FGR) y las UE (servicios médicos forenses de las entidades federativas) recibieron 130 mil 470 cada?veres y/ o restos humanos, 206 y 130 mil 264, respectivamente. Del total, 62% eran identificados y 0.4% estaba pendiente de identificar.

Del total de cadáveres o restos humanos egresados identificados, 209 fueron inhumados en panteones (fosas comunes). No fue el caso de Lupilla Xiu "La damisela guerrera".

Este 31 de marzo se conmemora el Día de la Visibilidad Trans (Travesti, trangénero, transexual).