El Louvre bucea en la reinvención del Olimpismo y abre sus salas al yoga y al a la danza
París, 23 abr (EFE).- A poco más de tres meses de que la antorcha Olímpica ilumine París, el Museo del Louvre, el más visitado del mundo, es ya territorio deportivo con clases de yoga, música disco y una nueva exposición que se sumerge en la reinvención de los Juegos Olímpicos a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
"El mundo se maravillará de la riqueza cultural francesa", prometió este martes el presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos (COJO) de París 2024, Tony Estanguet, al presentar en la celebre pinacoteca parisina algunas de las actividades con las que los grandes museos de la capital mantendrán este verano sus puertas abiertas, uniendo fuerzas en la llamada Olimpiada Cultural.
En el Louvre, por ejemplo, desde hoy algunas de sus salas son accesibles un poco más temprano de lo acostumbrado para hacer lugar a "visitas deportivas" concebidas por el bailarín y coreógrafo francés Mehdi Kerkouche.
En ellas, grupos reducidos de afortunados podrán practicar yoga, hacer entrenamiento cardiovascular o bailar música disco ante las obras maestras que acoge el afamado museo, hogar de 'La Gioconda', la 'Venus de Milo' o 'La Libertad guiando al pueblo'.
Esas clases serán más que un aperitivo antes de que las auténticas disciplinas olímpicas, como el maratón o el ciclismo, atraviesen este antiguo palacio real situado en el corazón de París.
Junto a otros dos millares de proyectos por toda Francia, las actividades de la Olimpiada Cultural pretenden implicar al público en los Juegos, unir a la sociedad francesa en torno a sus valores y mostrar el vínculo histórico entre el arte y el olimpismo, según el presidente del COJO.
"Nuestro sueño era un poco loco", admitió Estanguet, acompañado por la directora del Louvre, Laurence des Cars, y por los responsables del Centro Pompidou, del Museo d'Orsay, del Museo de l'Orangerie y del Museo del Quai Branly, que contarán igualmente con su propia programación olímpico-cultural.
Más allá del barón Pierre de Coubertin
El Louvre, protagonista indiscutible de las presentaciones de este martes, sumará también otras contribuciones a la Olimpiada Cultural, como la invitación a varios deportistas profesionales, entre ellos el exfutbolista Lilian Thuram, para que dé su visión de algunas de las obras del Louvre.
Pero la principal propuesta del museo será una exposición que bucea en los orígenes del olimpismo moderno, cuyo gran impulsor fue el barón francés Pierre de Coubertin.
"Coubertin y otros reinventaron los Juegos encontrando inspiración en el Louvre", señaló este martes su directora.
La muestra, bautizada "El Olimpismo. Una invención moderna, una herencia antigua", rescata en especial dos figuras que contribuyeron al desarrollo de los Juegos, si bien no han pasado a la posteridad de la misma manera que Coubertin: el pintor suizo Émile Gilliéron y el filólogo francés Michel Bréal.
"Es una cosa muy nueva que jamás se había tratado", señaló a EFE Violaine Jeammet, una de las comisarias de esta muestra, que es la primera de temática netamente olímpica realizada en el Louvre.
Gilliéron, desconocido pese a haber sido profesor de pintura en la corte de Jorge I de Grecia, fue fundamental en el desarrollo de la iconografía olímpica, para lo cual se apoyó en obras del Louvre.
Ese último aspecto -la participación de la pinacoteca parisina en la construcción del imaginario olímpico moderno- era enteramente desconocido, hasta el rescate de los archivos de Gilliéron para esta muestra, apuntó Jeammet.
A Bréal, por su parte, se lo considera padre de la semántica moderna e inventor de la maratón.
Fue él quien sugirió a Coubertin la idea de una carrera de larga distancia que evocara la proeza del soldado griego Filípides entre Maratón y Atenas, en el año 490 antes de Cristo.
La muestra contrapone la propuesta de Coubertin y compañía con las fuentes históricas de las que bebió, a través de obras de la antigüedad clásica -como antiguas copas y vasijas griegas con escenas de atletas y deidades-, y rescata trofeos, imágenes y documentos de las primeras ediciones de los Juegos, dos de ellas en París (1900 y 1924).
Pero también hace hincapié en que la creación del olimpismo moderno tuvo sombras, como focalizarse en el hombre blanco (idea aprovechada por la propaganda nazi en los Juegos de 1936) o el empeño del barón de Coubertin en restringir a las mujeres el acceso bajo el pretexto de que no participaban del deporte en la Antigüedad.
Una afirmación falsa, como deja en evidencia esta exposición, que incluye estatuillas de mujeres atletas prestadas por Grecia y el British Museum.
Nerea González
(c) Agencia EFE