Siempre hubo llanto en el deporte... los Kelce lo convirtieron en algo genial

El lunes, conforme Jason Kelce daba grandes pasos hacia una plataforma para anunciar su retiro de la NFL, tras trece temporadas con las Águilas de Filadelfia, parecía estar interpretando a la perfección el rol de la masculinidad tradicional.

Kelce, con el rostro enmarcado por su conocida barba de leñador, usaba una camiseta sin mangas, sandalias y un Rolex de oro. Sentado atrás del micrófono, agradeció la asistencia de todos los presentes. Y, entonces, comenzó a llorar.

Kelce dijo entre lágrimas: “Oh, cielos. Esto va a tomar mucho tiempo”.

Y así fue. Durante los siguientes cuarenta minutos, Kelce tuvo dificultad para contener sus emociones mientras pronunciaba partes de su discurso.

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Kelce lloró cuando habló sobre sus compañeros de equipo. Plañó mientras agradecía al dueño de las Águilas. Sollozó al reflexionar sobre el olor del “césped recién cortado”. Incluso gimoteó cuando recordó momentos de otras personas llorando (principalmente, su padre, quien, según Kelce, tenía “lágrimas en el rostro” cuando se seleccionó a Kelce en 2011).

No obstante, fue hasta que Kelce habló acerca de la relación con su hermano menor, Travis, un ala cerrada de los Jefes de Kansas City, que Jason parecía estar a punto de estallar en llanto. Por supuesto, Travis estaba gimoteando con los ojos cubiertos por sus gafas de sol en la primera fila. Alguien le lanzó una toalla a Jason para que pudiera secarse el rostro.

Jason comentó: “A partir de este momento, ya no podré contenerme”.

Si bien no es exactamente un tabú, llorar en los deportes varoniles alguna vez se consideró como una señal de debilidad. Pensemos en Jimmy Dugan, el irascible entrenador de la película “Un equipo muy especial”, cuando regañó a una de sus jugadoras y le gritó: “¡No se llora en el béisbol!”. Hombres como Dugan, tanto reales como ficticios, siempre tuvieron la libertad de expresar ira, porque la ira era masculina. Pero ¿lágrimas? Esas no tenían cabida en el campo de juego.

Aunque de muchas maneras los Kelce son el estereotipo del atleta popular en la escuela (Travis es pareja de Taylor Swift, Jason bebe cerveza a grandes tragos y ambos se volvieron famosos a través de un deporte violento), no esconden sus sentimientos. Por supuesto que otros atletas profesionales han llorado antes. Sin embargo, los Kelce parecen llorar de manera más abundante y frecuente que sus predecesores.

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Ahora que su espacio de expresión se extiende al universo de Swift, los despliegues públicos de emoción de los hermanos son destacados. Con su marca de vulnerabilidad en primer plano, el mensaje es claro: es normal y saludable que los hombres lloren.

En una entrevista telefónica, Fredric Rabinowitz, un profesor de Psicología en la Universidad de Redlands, opinó: “Puedes ser un tipo duro y fuerte y también puedes ser emocional y empático. Creo que hay una aceptación cada vez mayor de que nuestras emociones humanas son naturales, en lugar de algo que necesitamos contener o reprimir”.

Al parecer, Rich Eisen, un comentarista deportivo y conductor de radio, habló en nombre de sus colegas cuando describió el anuncio del retiro de Jason Kelce como “hermoso, simplemente hermoso”.

Las lágrimas de los atletas varoniles no siempre fueron celebradas por todos. En 2009, Tim Tebow era un mariscal de campo estelar en la Universidad de Florida cuando lloró en la banca durante los momentos finales de una derrota. En ciertas partes del internet, Tebow fue apodado “Tearbow” (la palabra en inglés para “lágrima” se incorporó a su apellido). Poco importó que fuera el ganador del trofeo Heisman.

Ese mismo año, Michael Jordan dio origen al meme “Jordan llorando” cuando rompió en llanto durante su discurso de inducción al Salón de la Fama del Baloncesto. Hay que tomar en cuenta que el discurso de Jordan también fue criticado por sus intentos de saldar viejas cuentas con personas que dudaron de él. Sin embargo, debido a que lloró, un jugador legendario quedó reducido a un chiste.

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Para los hermanos Kelce, la conferencia de prensa del lunes no fue algo al azar.

El año pasado, después de que ambos se enfrentaron en el Supertazón, Jason Kelce se encontró con su madre para un abrazo lacrimoso. Después, Travis Kelce también lloró durante la conferencia de prensa posterior al partido. Y luego, los hermanos lloraron juntos durante su participación en un pódcast.

Entre lágrimas, Jason Kelce expresó durante un episodio de “New Heights”: “Irónicamente, pierdes el Supertazón y estás llorando tras el partido. Y no son lágrimas de tristeza; son lágrimas de alegría”.

Durante los últimos años, la vulnerabilidad emocional ha hecho que los Kelce sean queridos por muchas personas en la comunidad de la NFL. Sin embargo, gracias a la relación de Travis con Swift, los hermanos han podido llegar a personas más allá del futbol americano y, de manera inesperada, se han convertido en ejemplos a seguir sobre la conducta masculina entre legiones de mujeres jóvenes.

Algunas se han sorprendido a sí mismas gracias a la aceptación que sienten por Jason Kelce, un apoyador ofensivo de pelo entrecano. Como reflejo del sentimiento de muchas admiradoras, una joven mencionó en TikTok: “Un día cualquiera, Travis Kelce decidió hacerle un brazalete de la amistad a Taylor Swift y, ahora, estoy llorando por el anuncio del retiro de Jason Kelce”.

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Rabinowitz, el autor del libro “Deepening Group Psychotherapy with Men”, advirtió que todavía queda trabajo por hacer.

El escritor aseveró: “A los atletas se les perdona con base en su masculinidad. Pero para el hombre promedio, pienso que todavía hay esta sensación de vergüenza por llorar”.

Tal vez eso está empezando a cambiar. Rabinowitz recordó ver el anuncio del retiro de Jason Kelce en televisión.

“Y lloré mientras lo veía”, indicó Rabinowitz.

c.2024 The New York Times Company