Lionel Messi y otro fin de año histórico con el seleccionado, para seguir estirando el romance

Messi: una actuación irregular pero una vigencia indiscutida
Messi: una actuación irregular pero una vigencia indiscutida - Créditos: @Santiago Filipuzzi / Enviado Especial

El físico no le dio para aguantar los 90 minutos, pero la alegría por un nuevo triunfo en el Maracaná le alivió los dolores y le infló los pulmones para soltar el festejo. Seleccionado argentino y último partido de un año es una combinación mágica para Lionel Messi. Hace poco menos de un año, en Qatar levantaba la ansiada copa del mundo. Este martes 21 de noviembre celebró otro hito, obviamente de dimensión inferior al título mundial, pero no menos significativo: con el 1-0 a Brasil le infligió la primera derrota como local en 65 partidos por las eliminatorias.

El campeón del mundo no había encontrado los caminos contra Uruguay, pero frente a Brasil salió adelante con su temple y carácter. A la altura del desafío, asumiendo las responsabilidades. Messi se va de vacaciones porque Inter Miami no se clasificó para los play-off de la MLS. Lo hace tras otra comunión sentimental y repleta de emociones con los hinchas. Esos simpatizantes a los que se acercaron antes del partido porque estaban siendo agredidos y a los que en el final le fueron a ofrendar la victoria. Saltó y cantó de cara a los hinchas, con el espíritu colegial con que juega este equipo de hombres.

Messi, de frente a Gabriel Jesús
Messi, de frente a Gabriel Jesús - Créditos: @Santiago Filipuzzi / Enviado Especial

“Este grupo sigue consiguiendo cosas históricas, una vez más. Es algo muy lindo ganar acá. Nosotros lo necesitábamos después de la derrota y el golpe contra Uruguay”, expresó antes de meterse en el vestuario.

Con el físico al límite y en un ambiente cargado de violencia. El fútbol pasó mayormente a un segundo plano y Messi tampoco estuvo en condiciones de devolverlo al centro de la escena. Del escándalo en la tribuna, con policías reprimiendo a los bastonazos a los hinchas argentinos, a la disputa ardorosa dentro del campo entre dos equipos pendientes del choque, la fricción, del corte permanente. Veintidós foules (16 de Brasil) se contabilizaron en el primer tiempo, récord para un partido de las eliminatorias, en las que el promedio para una etapa suele ubicarse en las 14.

Apenas terminó la ceremonia de los himnos, los jugadores argentinos salieron disparados hacia la cabecera en la que los incidentes entre hinchas argentinos y brasileños se agravaron a partir de la intervención desmedida de la policía hacia los argentinos. Fueron minutos de caos y desesperación, con simpatizantes que bajaban al campo como vía de escape. Ante la gravedad de los acontecimientos, y en rechazo a los excesos de la seguridad local, Messi le hizo el gesto a sus compañeros de irse a los vestuarios. No estaban dispuestos a jugar si no se garantizaba la seguridad de los simpatizantes argentinos.

Lo más destacado de Brasil 0 - Argentina 1

“Vivimos mal lo de la gente, veíamos cómo le estaban pegando a la gente. Ya había pasado en la final de la Copa Libertadores, con la policía reprimiendo a los hinchas con palos. Había jugadores que tenían familiares en ese sector. Uno tiene medio, no sabe exactamente lo que está pasando. Estábamos más pendientes de eso que del partido, había pasado a un segundo plano. Podía haber pasado una desgracia”, comentó Messi sobre los incidentes.

Por un momento sobrevoló la amenaza de otro Brasil-Argentina por las eliminatorias suspendido. Ya ocurrió en la clasificación pasada, cuando a los cinco minutos de juego ingresaron autoridades de sanidad por un supuesto incumplimiento de algunos jugadores argentinos en el protocolo del Covid en la entrada al país. “Nos fuimos al vestuario porque creíamos que era la manera para que se tranquilizara todo. Queríamos averiguar un poco cómo estaba la gente”, agregó el capitán.

Messi abraza a Otamendi, autor del gol del triunfo de la Argentina
Messi abraza a Otamendi, autor del gol del triunfo de la Argentina - Créditos: @Santiago Filipuzzi / Enviado Especial

En el vestuario, Messi se reunió con Claudio “Chiqui” Tapia y también se sumió una autoridad de la Conmebol. Cuando la situación se calmó en la tribuna y algunos heridos fueron retirados para su atención, Messi comandó el regreso a la cancha para un partido que comenzó con casi media hora más tarde del horario previsto.

Los ánimos también estaban caldeados entre los jugadores de los dos equipos. Brasil nunca había abandonado el campo, consideró que la actitud argentina había sido ventajista y exagerada. Messi se trenzó en un fuerte intercambio de palabras con Rodrygo.

Messi cometió un foul antes del primero minuto y no se habían cumplido cinco cuando lo bajó André. Clima caliente. Leo formó la pareja de ataque con Julián Álvarez, pero pronto se retrasó, recostado sobre la derecha. Movimientos cortos y discontinuados del capitán. No se sentía pleno y el cuerpo lo obligaba a tomar recaudos. Aprovechó dos interrupciones, a los 28 y 41 minutos de la primera etapa, para hacerse masajear el aductor de la pierna derecha. “Desde el principio sentí la molestia en el aductor. Tampoco me favoreció calentar y después enfriarme por la demora para volver a jugar. Pero bueno, era mi último partido del año, tengo tiempo para ponerme bien y arrancar el año que viene con la pretemporada, prepararme de la mejor manera. Ahora vuelvo a Miami porque los chicos tienen que terminar el colegio y después viajaré a la Argentina para pasar fin de año”, explicó.

Andre sujeta de la camiseta a Messi
Andre sujeta de la camiseta a Messi - Créditos: @Silvia Izquierdo

Solo una vez había pisado el área rival. Por un momento se dudó de que volviera para el segundo tiempo. Lo hizo y participó en los dos ataques que precedieron al estupendo gol de cabeza de Nicolás Otamendi, que conectó el córner desde la izquierda de Giovani Lo Celso. Con las energías justas, fue reemplazado a los 32 minutos del segundo tiempo por Ángel Di María.

Siguió desde el banco la entrega y el esfuerzo de sus compañeros para sostener el 1-0. Volvió a entrar en la cancha para cantar, para vivir otro de esos momentos que le dan combustible para seguir estirando su romance con el seleccionado.