Lautaro Martínez: mientras en Inter va camino a convertirse en leyenda, en la selección busca adueñarse de un puesto que parecía hecho para él
“Me encerraba, lloraba. La pasaba mal en la habitación”. Los recuerdos de Lautaro Martínez del glorioso Mundial de Qatar van todos por ese lado. Dolor, rabia, tristeza. Si hay alguien al que le cabe perfecto el traje de animal competitivo es al delantero criado en Bahía Blanca y formado en Racing. Y ante una personalidad semejante, la frustración puede ser combustible. Con el aliciente de la Copa América 2021, él siente que hacer una gran Copa del Mundo es una cuenta pendiente. Más allá de que tuvo sus momentos en Qatar, una lesión persistente y la aparición de Julián Álvarez eclipsaron a Lautaro y lo sumieron.
Lautaro, de 26 años, es uno de los mejores talentos que dio el fútbol argentino en las últimas dos décadas. Destacado en selecciones juveniles y en Racing, se fue directo a uno de los clubes más poderosos del mundo y no tardó demasiado en destacarse. Lleva seis temporadas en Inter, donde a partir de impresionantes números se consolidó como símbolo y capitán; lleva 129 goles y 43 asistencias en 282 partidos, en los que cosechó siete títulos a nivel local: dos ligas, dos copas de Italia y tres supercopas domésticas. Fue el líder indiscutido de un equipo que destronó a la Juventus como el más poderoso de Italia. Acaso le faltó una coronación continental, ya que perdió las dos finales que jugó, por Europa League (ante Sevilla, en 2020) y por Champions (frente al Manchester City en 2023).
Pero la selección nacional es un mundo aparte. Al ser un compromiso eventual y esporádico, tiene más que ver con los momentos puntuales que con recorridos de largo tramo. Lo sabe bien Lautaro, a partir de la experiencia en Qatar.
Debutó en la selección de la mano de Jorge Sampaoli durante una gira europea previa al Mundial de Rusia 2018. Primero fue suplente contra Italia. El bautismo de fuego fue en un partido poco feliz, dentro de un período amargo. Reemplazó a Gonzalo Higuaín para jugar la última media hora en la estrepitosa caída por 6 a 1 ante España, el 27 de marzo. Sampaoli iba seguido al Cilindro para deleitarse con los goles de Lautaro en Racing. Sin embargo, no lo llevó a aquella Copa del Mundo, una determinación que el mundillo futbolístico argentino discutió bastante. La explicación no oficial de la decisión es que no lo veían con ritmo europeo.
A los pocos meses se descubriría que aquella versión estaba lejos de la realidad. Martínez se incorporó a Inter y se adaptó inmediatamente. Hizo 9 goles en 35 partidos. Y al mismo tiempo, con la asunción de Lionel Scaloni, fue uno de los puntales de la renovación generacional de la selección. En la primera etapa, peleando el puesto palmo a palmo con Kun Agüero, con quien incluso compartió ataque en algunos partidos de la Copa América 2019. A partir de entonces, se impuso como el número 9 natural. Llegó a la siguiente Copa América afianzado como goleador de Inter (temporadas de 21 y 19 goles, respectivamente). Y levantó el trofeo que dio nacimiento a la Scaloneta.
Tuvo goles claves en las eliminatorias (ante Uruguay, Chile, Perú y Colombia) y otro fundamental para ganarle la Finalissima a Italia. Sin embargo, llegó el Mundial y el maldito dolor en el tobillo derecho lo persiguió durante toda la estada en Qatar. Arrancó como titular, pero su rendimiento no estuvo a la altura de lo esperado. Perdió su lugar a manos de Julián Álvarez y, si bien fue parte importante de la conquista (anotó el último penal en la definición contra Países Bajos), para un animal competitivo como él, la deuda consigo mismo quedó le quedó clavada en el corazón. “Con Arabia Saudita, me dolía y me infiltré, después con México y ya no daba para más. Quería ponerme más y más, y el tobillo ya perdía sensibilidad. Era muy difícil jugar de esa manera. No me permitía entrenar, patear de empeine, a veces me hacía ver las estrellas”, explicaría meses más tarde, ya con la medalla de campeón del mundo hundida en su pecho.
Lo que siguió para Lautaro, luego de la agridulce experiencia de Qatar -donde no pudo anotar-, fue extraño. Su camino en Inter rozó lo impecable. Dos temporadas bordeando los 30 goles (28 y 27, respectivamente, la última, como capocannoniere de la Serie A) que lo transforman en la gran figura del fútbol italiano. Según el sitio Transfermarkt, es el jugador más caro del calcio, con una valuación de 110 millones de euros. Además, acordó de palabra la renovación del contrato con Inter (hasta junio de 2029; firmaría una vez vuelto a Italia, tras la Copa América), que según el diario italiano Gazzetta dello Sport, ascendería a 9 millones por año. No es para menos, está cerca de los 300 partidos con la camiseta del nerazzurro y con 31 tantos más alcanzará a una leyenda del club, Sandro Mazzola, como cuarto goleador histórico.
Sin embargo, paralelamente a su consagración en Inter, el recorrido en la selección siguió con una llamativa sequía. Se sumaron 16 partidos sin gritar un gol para Argentina (¡y un año y medio!), algo atípico en un hombre que suele gritar casi todas las semanas. Solo rompió la negativa racha en una fecha nada casual: el 27 de marzo de 2024, exactamente 6 años después de su debut con la camiseta celeste y blanca. Esa noche, en el Los Angeles Memorial Coliseum, volvió al gol en el 3 a 1 frente a Costa Rica.
En el esquema de Scaloni, raramente conviven dos delanteros centrales. Por eso, se presume que la lucha entre Lautaro y Julián seguirá en estos tiempos que se vienen. Primero, con los amistosos previos en Estados Unidos (este domingo, frente a Ecuador) y el viernes 14, ante Guatemala. Luego, a partir del 20 de junio, en la defensa del título de la Copa América. En el duelo de realidades, Lautaro lleva ventaja: Julián Álvarez tuvo menos minutos hacia el final de la temporada con Manchester City, y Pep Guardiola no puso oposición en cederlo a los Juegos Olímpicos. Estas decisiones pusieron sobre la mesa la necesidad de que el delantero cordobés busque un equipo que le garantice mayor continuidad. Y si bien en las últimas horas se habló del interés de Atlético de Madrid, desde Inglaterra consideran que es difícil que se vaya de Manchester en el corto plazo.
Ante este panorama, Lautaro sabe que está ante una nueva oportunidad para adueñarse del puesto. Pero debe hacerlo a fuerza de goles. Y soñar con que el próximo sea su Mundial. Lo que no pudo ser en Rusia 2018 por decisión del DT de turno ni en Qatar 2022 por una lesión que hasta el día de hoy le genera tristeza.