Lakers: una dinastía de cuando la NBA era marginal, al ritmo de la música disco

El alero de los Lakers de Los Ángeles, LeBron James (6), dispara durante la segunda mitad de un partido de baloncesto de la NBA contra los Warriors de Golden State en Los Ángeles, el 5 de marzo de 2022; HBO ahora lanzará la docuserie sobre cómo se construyó un equipo a comienzos de los 80 que tuvo una indiscutida influencia para todo lo que vendría después
Ashley Landis

Hace dos años, ESPN y Netflix nos mostraron la NBA de hace 25 años a través del prisma de Michael Jordan. Ahora HBO Max nos recrea el mito de unos Lakers de tiempos completamente analógicos. Con menos estruendo que The Last Dance, la serie Winning Time: The Rise of the Lakers Dynasty es un atractivo espejo retrovisor para conocer, desde una propuesta de ficción, cómo se construyó un equipo a comienzos de los 80 que tuvo una indiscutida influencia para todo lo que vendría después.

La diferencia central entre la docuserie de sobre los Bulls de Jordan y la producción de los Lakers del novato Earvin “Magic” Johnson es que una reconstruye una historia en base a documentos y testimonios reales, mientras que la serie de los Lakers dramatiza hechos para avanzar hacia el reflejo de una época. La producción de HBO Max tiene un recurso técnico sorprendente para generar sensación de realismo: el uso de las cámaras Ikegami, utilizadas en la televisión norteamericana en los ochenta y que dan una textura de filmación con mucho “grano” e imágenes similares a un VHS a punto de degradarse.

Por sobre todas las cosas, Winning Time es la historia de un visionario. Uno de esos personajes que el deporte como industria tiene cada tanto y que buscan concretar su sueño. Una visión que se transforma en una misión. Jerry Buss, en 1979, gasta 67,5 millones de dólares que no tiene para comprarle la franquicia de Los Angeles Lakers al empresario de medios Jack Kent Cooke.

Lakers, 1979: cada noche en el Forum, un show para escapar de la realidad

La negociación incluyó tres propiedades deportivas: la franquicia de NBA, los Kings de la NHL y el The Forum, el emblemático estadio que usaron los Lakers hasta 1999. La operación fue demencial porque Cooke estaba obsesionado con ser dueño del edificio Chrysler de Nueva York. Buss, gran jugador de póker, estratega en el Monopoly, transforma la compra del equipo en un negocio triangular de bienes raíces y préstamos bancarios para poder quedarse con los Lakers. Más de 67 millones de dólares por tres propiedades. 40 años después la franquicia de los Lakers está valuada en poco más de mil millones de dólares.

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La serie logra mostrar cómo eran los negocios deportivos en esa época y lo que era la NBA, que por entonces tenía apenas 30 años de vida: una liga sin demasiada influencia y a la que se veía con cierto desprecio. ESPN recién se había fundado -nació en septiembre de 1979- y todavía estaba muy lejos de transmitir partidos de alcance internacional. La NBA estaba en los márgenes. Con cobertura garantizada ocasionalmente por la televisora local de cada franquicia y un puñado de noticias a cargo de la radio, los diarios y un segmento de los noticieros de TV.

La visión de Buss fue hacer de los Lakers un equipo que fuera el reflejo de la ciudad que contenía la fábrica de fantasías más grande del siglo veinte: Hollywood. Buss se movía mejor en los clubes nocturnos que en las oficinas donde la gente asistía de 9 a 5. Con licencias asumidas para la narración de esta ficción, Winning Time muestra cómo la franquicia adopta el estilo de vida de su dueño para convertir las dos horas de partido en The Forum en una experiencia de escape de la realidad, con bailarinas que ensayan coreografías de música disco, celebridades como Jack Nicholson sentadas en la línea de la cancha -innovación luego extendida a toda la NBA-, la promesa de que cada noche asistirá Michael Jackson y un after party en el club privado del Forum donde casi todo lo prohibido estaba permitido.

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Lo que pasaba afuera, entonces, debía ser un reflejo de lo que sucedía en la cancha. Y la palabra que resume todo es: Showtime. Buss diseña un equipo que acelera los tiempos del juego en la NBA y busca combinar la sangre nueva de Magic Johnson con la frialdad espiritual de Kareem Abdul-Jabbar para que el espectáculo sea el camino obligado hacia la victoria. Un equipo veloz, ágil, sin posiciones fijas, que presione en toda la cancha cuando defiende y que produzca ataques en siete segundos de posesión. Un equipo que no deje nunca de correr para cambiarle el ritmo a una NBA más lenta y que justo esa temporada (1979-80) introdujo por primera vez el tiro de tres puntos.

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Tres décadas más tarde son varios los equipos que hacen del lanzamiento de tres puntos su principal herramienta de juego. La dinastía de los Lakers es, también, una visita desde la ficción a cómo era el juego cuando las figuras de la NBA querían mantener un estilo que los diferenciara del básquet callejero. La energía de “la calle” hoy impregna cualquier acción, pose o rasgo de la liga.

Los Lakers de esa dinastía, como se sabe, ganaron cinco campeonatos en nueve temporadas. Buss murió en 2013 y mientras en vida fue dueño de los Lakers, la franquicia conquistó diez de sus 16 títulos . Winning Time es una interesante mirilla para conocer el pasado de una liga que hoy se percibe cómo una de las más modernas y que mejor entiende a las audiencias jóvenes globales. Rompe con la creencia de que las cosas siempre fueron así. Es un buen “libro de jugadas” para entender que el deporte precisa de visionarios que tengan un sueño y quieran llevar a su equipo a otro nivel. Y que un club que pretenda dejar un legado no es un pasatiempo para gestionar en los ratos libres.