Michael Phelps trabaja para NBC. En el video se lo ve junto al comentarista Mike Tirico. Es lo que en las redes sociales mencionan como una “reacción” a un evento. Están viendo la final de los 200 m mariposa. El francés Léon Marchand sostiene una batalla titánica con el húngaro Kritof Milak. Es la última vuelta en la pared para buscar la meta. Marchand toma una ligera ventaja en la pileta y en una sala en un hotel Phelps se agazapa como intentando darle fuerza a su amigo. Aprieta los puños con fuerza. Cuando se acerca el desenlace empieza a lanzar puñetazos al aire y grita descontrolado con la victoria final. La leyenda celebra el éxito del chico que le arrebató el último récord mundial que le quedaba , del que se dice que será capaz de ganar más medallas que él. Ni siquiera es su compatriota. ¿Cómo se llegó a semejante relación?

Marchand tiene 22 años y ya se perfila para ser la máxima figura de los Juegos Olímpicos de París 2024 . Hace tres temporadas, en Tokio, ya había mostrado habilidades, pero no consiguió medallas. Igual maravilló a los especialistas. Por su técnica y su velocidad. Quería crecer. Por eso se mudó a los Estados Unidos para estudiar en la universidad de Arizona State. Allí el entrenador es Bob Bowman, el mismo que trabajó con Phelps.

El coach les habló a cada uno del otro, pero no tuvieron contacto hasta 2023, cuando Phelps lo contactó de manera privada por su cuenta de Instagram y empezaron a hablar de manera frecuente. Y unos meses después se conocieron en el Mundial de Fukuoka. Justo el mundial en el que Marchand batió el récord de los 400 metros medley, con un tiempo de 4m2s50/100.

En una entrevista que ambos le dieron a la revista Esquire, el norteamericano contó cómo vivió esa experiencia: “Cuando Léon giró en los 100 metros y tenía un cuerpo por delante del récord, supe que no iba a ceder. Los récords están hechos para batirse. Puedo decir que tuve el récord de natación más antiguo, lo que es genial. Y no podía haber caído en mejor persona que en Léon ”.

Lejos de sentirse incómodo por el crecimiento de su “competidor histórico”, Michael Phelps se hizo fan de Marchand. Establecieron un vínculo que no sabe de banderas ni fronteras.

Un chico sin techo

Marchand nació en Toulouse hace 22 años y todos lo comparan con Michael Phelps. Por su versatilidad en la piscina y por la capacidad para romper marcas. Sus padres fueron nadadores olímpicos con Francia. Ninguno ganó medallas olímpicas, pero su mamá, Céline Bonnet, compitió en Barcelona 92 y obtuvo algunos éxitos en los Juegos Mediterráneos; su papá, Xavier, lo hizo en Atlanta 96 y Sydney 2000, y fue subcampeón mundial en 200m medley, en 1998.

Léon, ya ganó los 200m pecho, 200m mariposa y los 400m medley y tiene por delante los 200m medley.

Parece difícil que alcance a Phelps, que con 19 años había ganados seis oros en Atenas 2004 . Luego logró quebrar el récord de Mark Spitz al obtener ocho medallas en un solo Juego, en Beijing 2008, a los 23. En total, sumó 28 medallas olímpicas (23 de oro), y nadie lo supera en la historia.

Pero más allá de los números de triunfos, es la evolución de los tiempos y la técnica la que hace que los expertos piensen que este muchacho es diferente a todos.

“Hablamos de Michael Phelps, de Ian Thorpe… Ahora tenemos que hablar de Léon Marchand, porque creo que es una de las mejores cosas que hemos visto jamás”, comentó el campeón olímpico británico Adrian Moorhouse.

Los detalles de la técnica

Alain Bernard, otro francés que supo ser bicampeón olímpico, era una máquina. Sus enormes brazos aporreaban la superficie del agua y se propulsaba como si estuviera haciéndolo con dos palas de remo. Lo suyo era velocidad por explosión. Marchand también tiene potencia, por supuesto, pero en sus movimientos hay una gracilidad que le permite tener virtudes muy distintas.

La cuestión técnica puede ser algo específico para los que no son diestros en esta disciplina. Pero hay explicaciones que ayudan a entender el asunto. Fue clave la mudanza a los Estados Unidos. Un cambio de vida y de preparación (aunque tiene también sus dificultades).

En la competencia universitaria de los Estados Unidos, Marchand se desempeñó en piscinas cortas, de 25 yardas. Pasar a los 50 metros de las competiciones internacionales requiere de adaptación a la cantidad de brazadas y preparación para la vuelta en la pared. Aunque para alguien tan talentoso, podría ser observado como un tema menor.

Marchand fue a buscar ayuda a los Estados Unidos, pero Bob Bowman está seguro de que ellos fueron los que recibieron los beneficios de la presencia del nuevo genio de la natación. “Cuando él llegó, despegamos”, dijo el entrenador. Arizona State ganó el campeonato nacional de NCAA gracias al francés .

¿Cuáles fueron las mejoras de destrezas que buscaba Marchand?

“Vi los documentales de Michel y Bob sobre la técnica bajo el agua. Hay que estar atento para escapar de las olas, de la superficie, de los detalles de los giros. Ir más profundo y empujar en la pared . Trabajar bajo el agua más de lo habitual”, explicó.

Pero hubo mucho más. Marchand se sometió a un moderno sistema tecnológico para mejorar sus posturas y disminuir la resistencia del agua con sus movimientos.

El Dr. Ricardo Peterson Silveira, un científico de Brasil, dirigió el programa tecnológico de la federación de natación francesa. Marchand quedó atado a un dispositivo motorizado fijado a la pared. Midieron su resistencia mientras era arrastrado por el agua en distintas posiciones aerodinámicas. Entre todos los nadadores que pasaron por ese ejercicio, Marchand registró el valor más bajo para lo que se llama resistencia pasiva. “Su cuerpo está construido para atravesar el agua como un torpedo”, fue la explicación que dieron los especialistas en una investigación que fue reflejada por The New York Times.

Las coincidencias con Phelps

En aquella entrevista en Esquire le preguntaron a ambos si veían parecidos entre sí:

“Definitivamente tenemos similitudes. Participamos en estilos diferentes, trabajamos muy duro, nos encanta empujar los límites y somos bastante buenos bajo presión”, dice Marchand.

“Somos trabajadores, nos esforzamos por no perder las oportunidades. Lo veo llevar la técnica bajo el agua a un nivel diferente. Ian Thorpe fue quién la inventó, luego Ryan Lochtee y yo la mejoramos. Ahora, León nos está superando”, asegura Phelps.

La conexión histórica no deja de sorprender. Porque muchos creen que en algunos años más, ambos serán considerados los mejores nadadores de todos los tiempos . Que sean amigos y tengan el respeto y la admiración que cada uno tiene por el otro es un elemento que trasciende la fama deportiva y que sólo puede entenderse desde el espíritu olímpico.