Julián Gutiérrez, en tiro: la ilusión de la medalla se esfumó demasiado rápido, pero sumó un diploma olímpico

Julián Gutierrez compitió en la final y terminó en el puesto 8
Julián Gutierrez compitió en la final y terminó en el puesto 8

PARIS.- Nadie le borró la sonrisa a Julián Gutiérrez, pese que terminó último en la final de tiro, en la especialidad de rifle comprimido 10 metros. De la casi perfecta jornada del domingo, el catamarqueño disputó una definición en la que un mal inicio le costó una rápida eliminación : después de los 12 tiros iniciales no pudo pasar el primer corte y finalizó octavo. Sin embargo, no había rasgo alguno de amargura en él, sino la satisfacción de haber llegado lejos en los Juegos Olímpicos. Por lo pronto, en su primera cita olímpica, alcanzó la instancia decisiva. Así, después de haberse quedado a las puertas de la clasificación de Tokio 2020, encontró su redención al haber sido parte de París 2024.

Fueron dos tandas de cinco tiros y, después tiros eliminatorios. Ya en la primera tanda, penó con un tiro deficiente (9,3) y quedó retrasado en la clasificación. Tanto en la primera serie (51,4) como en la segunda (51,3) concluyó octavo, y terminó quedando al margen después de dos tiros de eliminación.

“Mirá lo que tengo: esto es lo que me acompaña siempre”, decía el tirador de 23 años, mientras sacaba de su mochila un rosario, un crucifijo, un frasquito de agua bendita y sal bendito, un llavero de un canal de televisión... “Y hasta hace poco andaba siempre con una estampita de Jesucristo, pero se puso blanca”, comentaba una de las joyas de la delegación, que en breve volverá a ajustar el rifle con la mira puesta en Los Ángeles 2028. Un chico de una profunda fe, buenazo, que fue protegido bajo el ala del Enard desde que irrumpió como una posible figura de esta disciplina antes de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018.

Más allá de la imposibilidad de haber entrado en la lucha más candente por las medallas, esta actuación le permitirá sumar su primer diploma olímpico. “Me quedo con todo el trabajo que venimos haciendo. Y con el cuerpo técnico que tengo. El año pasado no estaba teniendo un buen momento: ‘me entrenaba el doble de lo que capaz estoy entrenando hoy y no se me daban los resultados. Pero ellos me ponían una mano en la espalda y me decían ‘tirá para adelante, porque estás haciendo las cosas bien. No se te está dando, Dios sabe por qué. Pero en el momento en que se te desbloquee esto, vas a tirar para adelante”.

La medalla de oro se la quedó el chino Lihao Sheng , con un récord olímpico de 252,2 puntos. Lo siguieron el sueco Victor Lindgren, con 251,4, y el croata Miran Maricic, con 230.

El sabor agridulce no opaca un desempeño inolvidable de Gutiérrez, que cambió su rifle por uno mucho mejor hace apenas un mes. “Estoy en una Ferrari”, graficó luego de la etapa eliminatoria, donde con una actuación soberbia y 631,7 puntos compartió el primer lugar junto con el subcampeón olímpico, el chino Lihao Shengon.

Julián Gutierrez llegó a una final en su primera experiencia olímpica
Julián Gutierrez llegó a una final en su primera experiencia olímpica

“La actuación de Julián fue excelente. Es la mejor ubicación de un tirador de rifle en la historia. Hay que tener en cuenta que en una época no había finalistas, los primeros fueron desde 1988″, recordaba Ariel Martínez, su coach, que aseguró: “Julián hizo un trabajo muy duro. Se viene rompiendo el alma durante un montón. Acá, el trabajo mata talento. Por más talento que tengas, no te alcanza: tenés que laburar, contar con psicólogo, la mejor arma, el mejor balín”.

Además, Martínez se refirió a la preparación para esta cita olimpica: “Estuvo acá en Francia desde hace un mes y fue a la fábrica de armas, donde le ajustaron el rifle nuevo, sacado de la caja, y tiró 500 tiros, que es nada; volvió a la fábrica y se lo armaron de vuelta. Es como un auto: vos comprás una Ferrari, está bárbaro, pero no vas a ganar Le Mans. Ahora le pusieron un auto para ganar Le Mans. Y realmente lo ganó, con la elección de balines, para ver qué balines le quedaban mejor al rifle, hasta que lo encontró”.

El catamarqueño Julián Gutierrez hizo un aprendizaje acelerado en París 2024 y su futuro es esperanzador
El catamarqueño Julián Gutierrez hizo un aprendizaje acelerado en París 2024 y su futuro es esperanzador

Gutiérrez arrancó en el tiro casi de casualidad. “Una tarde de verano estaba aburrido en mi casa; tenía 12 años y le pedí a mi viejo que me enseñara a tirar, porque él compitió. Casi que me dijo ‘Andá a dormir’ porque era la hora de la siesta, pero al final me inició”, se presentaba Gutiérrez ante LA NACION en Lima 2019, cuando se había colgado la medalla dorada en la prueba mixta de aquellos Panamericanos junto a Russo.

Marcelo, su padre, fue su principal influencia, su mentor. Pero en realidad, todo arrancó como una travesura, porque Julián y su hermano mayor, Andrés, empezaron a calibrar su puntería con un riflecito de quebrar, esos de iniciación deportiva. “El primer blanco que usamos fue una caja de vinos y le dimos fácil”, relataba entonces Gutiérrez, a quien le encontraron condiciones y fue captado por el proyecto YOGS, con vistas a los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018.

Julián Gutierrez no tuvo un buen comienzo y se despidió rápido en la final
Julián Gutierrez no tuvo un buen comienzo y se despidió rápido en la final

La travesura no se detuvo en aquel intento para Gutiérrez. “No conforme con eso, Andrés siguió correteando y me propuso: ‘¿Por qué no agarramos una madera con una hoja y le disparamos?’ Así, fuimos achicando el blanco y eso me llevó al tiro”, agregaba, con una tímida sonrisa, pero quien en competencia se convierte en un serial killer. Vaya si lo demostró en el momento cúlmine, en el domingo parisino. En su momento, la pasión le ganó a la razón: en la planta alta de su casa, en la capital catamarqueña, llegó a montar un polígono en una larga sala de 12 metros de largo por 4 de ancho.

Ahora, a sus 23 años, llegó el tiempo de la madurez. Es su momento y tiene su fórmula: “Yo divido la competencia en 6 y voy de a poco. Lo pienso en mi cabeza de esa manera y, si es necesario, reprogramo la forma en la que planifico mi trabajo. En cada descanso tomo un vaso de agua como rutina para calmarme y pensar las estrategias”. Después, se motiva con slogans bien concretos : “‘Yo puedo y sé cómo puedo’ y ‘Paso a paso’, con esas palabras me tranquilizo para seguir adelante cuando estoy en la competencia”.