Julián Álvarez salió al rescate de Atlético de Madrid, que ganó en la última bola, pero sigue jugando muy mal

Julián Álvarez celebra el gol que le dio el triunfo a Atlético de Madrid como visitante en la cancha de Celta de Vigo, por 1-0
Julián Álvarez celebra el gol que le dio el triunfo a Atlético de Madrid como visitante en la cancha de Celta de Vigo, por 1-0 - Créditos: @Prensa Atlético de Madrid

Atlético de Madrid, el equipo dirigido por Diego Simeone y repleto de argentinos (casi todos, campeones del mundo), juega verdaderamente mal. No tiene solidez, le falta presencia en el mediocampo, no tiene creatividad, ni fuego en el área rival. Sin embargo, por el peso específico de algunos de sus jugadores, gana. Está tercero en la Liga de España, a seis puntos de Barcelona, que tiene puntaje ideal.

Julián Álvarez sigue incómodo, no logra soltarse. Juega poco. Y así y todo, su fuerza arrolladora no se detiene ni con el viento en contra. Entró a los 10 minutos de la segunda mitad (es curioso ver a Julián en modo suplente del noruego Alexander Sørloth) y tocó un par de pelotas, fuera de conexión, como casi todos sus compañeros. Y en el último minuto, capturó un envío de Antoine Griezmann (cada día más lejos del área), el balón picó y definió de primera. Un 1-0 sobre Celta sin ningún tipo de merecimientos, con la astucia del Araña en modo salvador.

Lo mejor del partido

Simeone no le encuentra la vuelta de rosca al equipo. Nahuel Molina, un campeón del mundo y Giuliano Simeone (uno de sus hijos y parte de la nueva era de la selección), fueron titulares sin destacarse en una formación errática, superado en la posesión y en los tiros al arco en los 90 minutos. Iago Aspas, de 37 años Borja Iglesias, de 31, se las arreglaron para complicarlo siempre. Jan Oblak fue una muralla, como casi siempre. Esta vez, evitó dos gritos lógicos.

Más tarde, entró Julián Alvarez. Y luego, Rodrigo De Paul (en una versión más comprometida en la faz ofensiva que su espíritu guerrero de selección) y hasta Angelito Correa. De todos los ingresos, el más comprometido fue Rodrigo Riquelme, un volante muy interesante. Atlético seguía en pleno sufrimiento, hasta que Julián apareció por el segundo palo y acabó con la faena.

Y recuperó la sonrisa plena, en su segundo grito en la liga, el primero decisivo. El triunfo deja al Aleti a sólo dos puntos de su vecino Real Madrid (2°), al que recibirá este domingo en un derbi que puede resultar crucial. “Estoy contento por el gol y los tres puntos. Ayuda para la confianza”, contó el cordobés.

Los medios españoles suelen ser muy críticos con esta nueva versión del Atlético de los argentinos. Titula Marca “La Araña tiene tela”. Y suscribe líneas abajo: “Apareció Julián a última hora”. Como había aparecido Correa en San Mamés o como había aparecido Giménez ante el Leipzig. Nunca ha sido el Atlético un equipo especialmente bien relacionado con la tranquilidad, pero este curso parece decidido a doblar la apuesta coleccionando sobre la bocina victorias cuando cada empate es un desastre. Y esto último entiéndase en doble vía: las tablas son pésimo resultado... al que suele llegarse desde un pésimo juego. Como el de Balaídos, en fin. Afortunadamente para los muchachos, La Araña tiene mucha tela. Y ahora sí: ahora el derbi.

Advierte AS: “Julián ya está aquí”. Y propone: da igual los temporales que azoten Balaídos, que solo uno lo derriba una y otra vez: se llama Griezmann y habla francés pero podrían llamarle de cualquiera de las treinta maneras como se conoce a la lluvia en gallego. Un simple soplido bastó para desempolvar la magia de su bota y servir el balón al segundo palo para que llegasen Julián Alvarez y el gol. La lluvia caía sobre él, como en un bautismo. El argentino llegó para noches así. Fue balsámico, fue cholismo, un Atleti del gris de las nubes pero ganó sostenido en Oblak y ese gol en los 90′ ante un Celta que mereció más pero abrió la mano y después de tanto buscar nada tenía.

Cita la agencia DPA: Los de Diego Pablo Simeone rescataron los tres puntos de Balaídos con mucho sufrimiento, pero encontraron el remedio al buen partido del Celta con la conexión de la Araña y Antoine Griezmann. El ex del Manchester City, el gran fichaje de esta campaña en el Atlético, entró en el minuto 54 y se guisó él solo los huecos para los que Koke no había tenido ayuda. No dejó de intentarlo, junto al francés, hasta que uno puso el centro y el otro la mandó a la red en el minuto 90.

Y Simeone, al final de la noche, acepta que el camino no es del todo correcto. “Todavía necesitamos jugar mejor ofensivamente, volvemos a tener el arco en cero pero tenemos que dar un paso mejor en el juego”, aseguró, con convicción.