Es argentino, jugó en Francia y ahora tiene una cadena de restaurantes: Renato Civelli, del área a la cocina

Renato Civelli detrás de la barra de Gontran Cherrier: dejó el fútbol pero no se quedó quieto y emprendió
Renato Civelli detrás de la barra de Gontran Cherrier: dejó el fútbol pero no se quedó quieto y emprendió - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

Era un adolescente cuando Renato Civelli llegó del club Estudiantes de su Pehuajó natal para debutar en la primera división de Banfield. Fueron un par de temporadas para estar jugando en Francia con tan solo 22 años. Primero fue Olympique de Marsella, luego Niza, más tarde Lille, con alguna que otra vuelta a la Argentina y paso por el Bursaspor de Turquía. Pero ocho años intensos en el país galo marcaron a fuego su futuro...

Hoy está al frente de la franquicia de Gontran Cherrier, restaurante francés, “L’artisan boulanger de París” (El panadero artesanal de París), que ya cuenta con seis locales donde se puede degustar algo dulce o, también, cenar. Podría decirse que es casi un experto en croissants con espinaca y bechamel, croque monsieur, sopa de cebolla y tarta quiche lorraine, aunque él entre risas asegure que no es para tanto.

Renato Civelli en Gontran Cherrier, en Zabala 1901: ya tiene seis locales
Renato Civelli en Gontran Cherrier, en Zabala 1901: ya tiene seis locales - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

Fue un camino largo, viví y jugué ocho años en Francia, no hay muchos casos como el mío y sigo teniendo mucha relación con el país. Mi hija va al Liceo Francés, tenemos amigos allá y volvemos durante las vacaciones escolares de invierno, mantengo relación con la embajada, pertenezco a una asociación sin fines de lucro que crearon chefs franceses y gastronómicos llamada Lucullus”, cuenta, a LA NACIÓN, sobre el vínculo que forjó. Habla en uno de sus locales, ubicado en Zabala 1901, Belgrano. Con el tiempo, se expandió, aunque no fue fácil.

Ideal para los golosos: las delicatessen que prepara Civelli
Ideal para los golosos: las delicatessen que prepara Civelli - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

“Lo de emprender con Gontran Cherrier surgió porque con mi mujer en un momento pensamos en si nos quedábamos a vivir allá, porque en las tres ciudades donde vivimos nos trataron muy bien: Niza, Lille y Marsella. Pero me interesaba armar un futuro familiar a través de un emprendimiento y decidimos que sea en la Argentina. Arrancamos con Luciano, mi hermano, y un socio más. Hace poco se sumó Luis Segura hijo, conocido también por el fútbol. Empezamos en Palermo con una jefa de producción y un gerente comercial. Yo seguí jugando acá, primero cuando volví a Banfield y luego en Huracán. Ellos se fueron a formar a París durante un mes. Abrimos en noviembre de 2019 y a los pocos meses llegó el COVID. El negocio está pensado a largo plazo. Hoy ya tenemos seis locales, el último en Congreso y Arribeños. Trabajamos muy bien. El producto es artesanal y a la gente le gusta. Seguimos inaugurando a pesar de lo difícil que resulta la importación en la Argentina. La franquicia me exigía seguir abriendo locales”, explica Renato acerca de su proyecto de vida como empresario.

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-¿Cómo fue el primer paso más allá del respaldo que le daba su trayectoria en Francia?

-Surgió cuando Gontran vino a hacer una exposición a la Argentina porque quería abrir negocios. Él es tercera generación de panaderos, muy humilde. No era un tipo de plata, empezó de abajo con una panadería. Hizo un programa de TV para elegir el mejor panadero de Francia. Era jurado, se hizo conocido, empezó a escribir libros y fue famoso. Un amigo francés que vive acá me dijo “¿Por qué no vamos?”. Fuimos y nos enganchamos tanto que logramos que nos cediera la franquicia. Conozco la cultura francesa, eso sumó. Así arrancamos. Él no me conocía porque no le gusta el fútbol, pero su CEO sí porque es de Cannes y yo jugué mucho tiempo en Niza. Gontran me tiene mucha confianza, eso es fundamental. Le agrada cómo me manejo. Valoró lo que hicimos en medio de la pandemia enfrentando una situación más que difícil. Viene dos veces por año a la Argentina. La cadena arrancó en París y se fue rápidamente para Asia. Ya tiene como 40 o 50 sucursales en el mundo.

Una familia detrás de un proyecto: juntos emprendieron y siguen vinculados a Francia
Una familia detrás de un proyecto: juntos emprendieron y siguen vinculados a Francia

-¿Es muy exigente con la calidad de sus productos?

-Seguro que sí, pero tenemos muy buena maquinaria, gente muy formada, traemos la manteca y la harina de Francia, el producto sale excelente. La manteca cambia mucho el sabor. La harina no tanto, porque acá cada vez es de mejor calidad. Tenemos un proyecto con un francés que está en el país y ya sembramos a manera de prueba para producirla. Se cosechará a fines de diciembre y veremos. Son cinco hectáreas en el Partido de la Costa porque se necesita un clima más frío, similar al del norte de Francia. La idea es en el futuro poder abastecer con esa harina a todos los Gontran Cherrier del mundo.

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¿En Pehuajó, su ciudad natal, no hay posibilidades de sembrar?

-Sí, lo que pasa es que se necesita un clima más costero y estamos ensayando. Lo hicimos en la costa, podría haber sido en Bahía Blanca. En Pehuajó están mis viejos y mi hermana, amigos de toda la vida. Estefanía, mi mujer, nació en Capital, pero la familia es de Daireaux, luego se trasladaron a Pehuajó y ahí la conocí. Miro para atrás y no puedo creer todo lo que crecimos juntos. Estábamos en pareja cuando nos fuimos para Francia. Tuvimos una hija francesa, una turca y acaba de nacer un argentino. Simona nació en Niza, Filipa en Bursa y Clemente en Buenos Aires. Ella es historiadora de arte. Tiene su proyecto con dos amigas que se llama Comunidad Pan. En el local de Malabia tenemos exposiciones de arte y cada tres meses vamos rotando. Hacen talleres para chicos. Al principio la remábamos los dos. En la pandemia hasta repartí roscas de Pascuas, las pasé todas. Hoy es un problema importar, cada vez que lo hacemos traemos 25 mil kilos de harina que nos alcanza para ocho meses. Y 9 mil kilos de manteca Isigny Ste. Mere, de las mejores, una vez al año. Hoy somos menos rentables que hace un año a causa de la inflación. Espero y confío en que la situación va a mejorar.

-¿Pensó en quedarse a vivir en Francia? ¿Por qué decidió regresar y a apostar a la Argentina?

-Quería retirarme en Banfield, pero no pude, lo hice en Huracán. Todavía me deben un año y medio de sueldo. Tenía ganas de jugar acá, mis viejos son grandes, acá están también mis suegros, mis hermanos, mis amigos, estuve diez años afuera. Los hijos quieren ver a su familia. Igual tenemos la capacidad de volver si queremos. Pero hoy no tengo ganas de vivir afuera. Tira mucho la familia, no te puedo mentir, esa es la verdad.

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-¿Gontran no le propuso recorrer el mundo como una especie de embajador de su marca?

-No, estoy bien acá en mi Argentina. En Francia él solo tiene cinco locales, en los dos aeropuertos, en las afueras de París, en Saint Germain... Allá no quiere más por el tema de los altos impuestos y porque no conseguía gente responsable para trabajar. Por eso se fue a Asia: abrió en China, Singapur, Japón, también en Arabia Saudita, Marruecos, Indonesia. Ahora está analizando volver a Francia pero no con fondos propios sino a través de una franquicia porque un grupo grande francés quiere instalar cuarenta locales en el sudoeste.

Su desembarco en los negocios fue gracias a Gontran Cherrier, que confió en él
Su desembarco en los negocios fue gracias a Gontran Cherrier, que confió en él

-¿Alguien lo asesoró o lo ayudó a tomar estas decisiones importantes en su vida más allá de su familia?

-Cuando arranqué me ayudó una persona, Enrique Portnoy, que tiene un proyecto que se llama Segundo Tiempo. Trabaja con muchos deportistas, escribe libros relacionados con emprendimientos. Tiene el blog 2tsegundotiempo.com, es muy interesante. Yo ya tenía el proyecto cuando lo vi. Los futbolistas tenemos un montón de armas que nos dio la profesión: trabajo bajo presión, cumplimientos de horarios, responsabilidad, exigencia, presión ante el público, todo a una edad muy temprana. Yo debuté a los 19 años. Y a los 22 me fui solo con mi mujer a Francia. Pero siempre hace falta alguien que te respalde. Portnoy trabaja con futbolistas, me lo presentó Darío Cvitanich: canaliza tus ideas, te ayuda, te aconseja sin tocar plata. A mí me hizo como una especie de master acelerado para ser empresario, que era lo que necesitaba. Si bien me gustan los números y había empezado a estudiar Ciencias Económicas, después dejé por el fútbol. Estoy orgulloso de la carrera que hice. Hoy estoy muy contento, me levanto todos los días con alegría; es muy importante porque en el mundo de nuestro fútbol hay muchos muchachos padeciendo depresión y tristeza. Cuesta dejar la profesión y después cuesta seguir, nunca hay que olvidarse de eso...