Joselu y los informes UEFA y FIFA del nueve

Madrid, 8 may (EFE).- Ginés Meléndez, ex director deportivo de la selección española, fue uno de los técnicos UEFA que colaboró en el último informe post Eurocopa. La gran conclusión táctica de los observadores fue la enorme influencia que debe gozar el nueve en el fútbol moderno, al jugarse ahora en 70 metros. Y la necesidad de recuperar su figura para aprovechar el desequilibrio en las bandas. El nueve, el alza. Y un media punta, fuera. Ese fue el título de la película UEFA. Y la misma recomendación emitió el informe FIFA del grupo técnico de Arséne Wenger tras el Mundial de Qatar. Buscar la eficacia a través del nueve.

Joselu Mato, un ariete de toda la vida, no defraudó a Carlo Ancelotti y explotó su ratito con dos goles, que pusieron al Real Madrid en la final de Londres el 1 de junio.

Manuel Neuer (Gelsenkirchen, 1986). A sus 38 años, había paseado su imponente figura en el estadio Santiago Bernabéu. Dio seguridad al Bayern Munich durante 87 minutos. Pero un error suyo, dejó un balón suelto a Joselu, que tumbó al equipo alemán. Raúl, en el palco, al lado de Fernando Alonso, seguramente no daba crédito. El jugó en el Schalke, es su amigo y un regalo de concentración como el de este miércoles en el Bernabéu no se le conocen muchos a Neuer.

Vinicius llevó al límite a Kimmich. Jugó con criterio el Madrid, quizás no mereció llegar tan apurado al final, pero un disparo de Davies llevó la zozobra, que no el mazazo, porque el estadio Bernabéu es un recinto inexpugnable, blindado, sin salida para los rivales, que entran en la zona del miedo, a partir de los últimos cinco minutos, ayudado además por el perfil de los cambios, que en el banquillo del Real Madrid son muy superiores al resto de los aspirantes.

El Bayern de Munich exhibió su nobleza, sacó su escudo heráldico. No es un club advenedizo. Nunca le tembló el pulso en su vida. El gen competitivo va en su ADN. Carlo Ancelotti y Thomas Tuchel saben que el premio estaba en aquel equipo que sacara petróleo de la duplas que limpian jugadores, del desequilibrio en el uno contra uno. Era un duelo de Vinicius/Rodrygo vs Musiala/Sané. Vinicius estuvo por encima de todos.

El pase a la final estaba ahí, mientras el resto cumpliera con su deber e interpretara el juego. Carlo Ancelotti mascó más chicles que nunca. Es su antídoto para los nervios. Lució su insignia de oro en la solapa, la que un buen día le entregaron los veteranos del club. Un acto que hizo sentir a Ancelotti de verdad en su casa, aún siendo un señor italiano de gran educación criado y en Milán.

El primer tiempo resultó igualado. Un palo de Vinicius en el minuto 13 y un rebote de Rodrygo que no afinó ante Neuer fue lo más potable. Rodrygo no pudo sacarse su camiseta y exhibir su recuerdo a la gente de Brasil que las está pasando canutas con unas inundaciones indomables. 'Pray for RS'. 'Rezad por Río Grande do Sul', la zona afectada en Porto Alegre, vecina del norte de Uruguay, de la frontera con Rivera, la ciudad natal del azulgrana Araujo. Él Bayern aguantó el tirón. Y Harry Kane obligó a Lunin a sacar una mano impecable. El Real Madrid mereció ganar, más allá, del delirio final.

Madrid es el paraíso de Europa. El turismo futbolero inunda las calles los días de Champions. El estadio Bernabéu es una máquina de facturar. Y ahora más que nunca, la Champions número 15 está más cerca que nunca para el Real Madrid, de un equipo con un vestuario sano, lleno de orgullo y que acepta el alto nivel de exigencia que le pide el club.

Por Luis Villarejo

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