Jorge Almirón siempre sorprende en Boca: ante Racing tuvo un planteo agresivo, pero le faltó filo a su cuchillo

Almirón, con sus jugadores en la Bombonera
Almirón, con sus jugadores en la Bombonera - Créditos: @Mauro Alfieri

Que en Boca hay ocho o nueve nombres que juegan seguro. Que Miguel Merentiel no sumó ningún minuto ante Platense, justamente pensando en su titularidad ante Racing. ¿Edinson Cavani jugará? Porque está con el gemelo izquierdo cargado y se entrenó diferenciado, por lo que está en duda. Que el lateral derecho estará ocupado por Marcelo Weigandt o Lucas Blondel, que conformó mucho en su debut. Pareciera que la gran duda radica en poner un volante como Ezequiel Fernández para poblar la mitad de la cancha o ubicar a Merentiel para el doble ‘9′. ¿Y si Cavani no juega?...

Miles de preguntas. Miles de especulaciones. Miles de informaciones. Jorge Almirón cumplió anoche, en la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores ante la “Academia”, su partido N°27 al frente del elenco xeneize. Con el tiempo, las variantes que fue recuperando tras una extensa tormenta de lesiones y las que ganó durante el mercado de pases actual, en el que el Consejo de Fútbol le puso en la mesa cinco nombres nuevos (siete con los regresos de jugadores cedidos), muchos partidos de su ciclo precisaron el asterisco en la previa: puertas adentro advierten que los equipos que trabaja en el predio de Ezeiza no necesariamente serán los que se presentarán al partido de turno. Esa es la temática, y ante Racing el entrenador la terminó de ratificar.

Le sobran cartas. Con eso juega también. Cuando restaban dos horas para el encuentro, se los hizo saber a sus futbolistas. Porque es precavido, incluso, entre familia. Una vez lo soltó en la intimidad, trascendió y activó ojos bien abiertos en simultáneo de todo el mundo azul y oro: tres zagueros, un mediocampo poblado con cinco futbolistas a lo ancho, Valentín Barco suelto y siendo casi una compañía del “Matador” uruguayo, que no sólo estaba para jugar, sino que aguantó en el campo los 98 minutos que duró el primer cruce.

Cavani lucha por la pelota con Sigali; el uruguayo comenzó como el único delantero y terminó rodeado por Zeballos, Janson, Merentiel y Benedetto
Cavani lucha por la pelota con Sigali; el uruguayo comenzó como el único delantero y terminó rodeado por Zeballos, Janson, Merentiel y Benedetto - Créditos: @Anibal Greco

El condimento resultó tener un gusto agridulce. Sin dudas que Boca salió rabioso a buscar el juguete y hacerlo sentir hasta con cierto temor al elenco de Fernando Gago. Tuvo situaciones, quizás no con la profundidad que se esperaba: anuló completamente lo que son capaces de hacer del lado de enfrente, que contabilizó apenas un remate forzado de Agustín Almendra (muy silbado, insultado y catalogado como traidor por la Bombonera) en el último cuarto de hora. Racing (casi) no pateó. Boca levantó a la gente en todo momento, porque lejos estuvo de tener un carácter defensivo (su forma nunca tuvo línea de cinco defensores) y en la batalla actitudinal estuvo demasiado por encima. Sin embargo, la mayor conclusión quedará en el resultado: en un partido sin goles, el mayor ganador fue la visita.

Este tipo de acciones es arriesgado: casi que se autoobliga al éxito. Ni que hablar en una competición como la Libertadores, que tanto anhela la institución hace más de 16 años. Se insiste: el planteo se palpó trabajado, correcto, para nada improvisado, pero careció de filo en el cuchillo. La sangre se le cicatrizó a los de Avellaneda, prácticamente, cuando ya estaban jugando la segunda mitad. Momento en el que, encima, a los dos minutos Barco debió pedir el cambio por un golpe y el equipo ahí sí se desorientó.

Ahora bien, no es la primera vez que Almirón trabaja una cosa y luego varía o, mejor dicho, termina causando cierto estupor en el hincha. Se intuye que en el jugador no: salen convencidos de los conceptos y a representar la idea. Aunque, claro, no siempre sale bien.

Ya en su estreno fue una novedad observar cómo su primer equipo plantaba una línea de cinco defensores ante San Lorenzo. Boca no se acostumbra a ese dibujo, pero también se entendía: dos días de trabajo y ante un equipo de Rubén Darío Insúa consolidado, por lo que trató de espejarlo, pero el vidrio se rompió rápido y terminó cayendo 0-1 en Bajo Flores.

Su juego empezó, justamente, ante el rival de anoche, pero casi cuatro meses atrás: la novedad en aquella noche fue la utilización de Luis Advíncula como volante por la derecha. No erró: Boca sorprendió verdaderamente, se llevó puesto a los de Gago, en los primeros seis minutos le hizo dos goles, ganó 3-1 y el peruano fue la figura.

La lesión de Valentín Barco, en el arranque del segundo tiempo, trastocó los planes de Boca
La lesión de Valentín Barco, en el arranque del segundo tiempo, trastocó los planes de Boca - Créditos: @Anibal Greco

Se ganó cierto respeto con esa visión, pero luego siguió tocando cosas. Por un lado, con la posición de algunos jugadores: Cristian Medina ha jugado de ‘5′ una buena noche ante Belgrano (2-0, de local) y “Pol” Fernández ha hecho la banda -pese a no ser veloz- la noche en la que el equipo empató ante su gente, sobre la hora, con Lanús (1-1).

Claro que tuvo que lidiar con lesiones, pero también ese tiempo que había ganado para armar una estructura, por momentos efímeros, prefirió desecharlos para curiosear. Como la vez que fue a Sarandí a enfrentar a Arsenal, totalmente hundido en la tabla y en el descenso, con la idea renovada de un doble ‘9′ con Darío Benedetto y Merentiel: no funcionaron, el equipo no pateó prácticamente al arco y se fue derrotado (0-1).

Acción que repitió, pero de formas raras. Frente a Gimnasia, Luis Vázquez fue el centro atacante y Merentiel se movió como volante/extremo derecho, una innovación que repitió cuando visitó a Independiente. La “Bestia” no se sintió cómoda, pero el equipo encontró buenos resultados: en La Plata ganó 3-1 en una tarde colectiva destacada, mientras que en Avellaneda fue un 2-0 en el que sólo encontró los momentos para golpear, pero no lució. Así –y con el rumor fuerte de que podía darse lo de Cavani- empezó a planear otras cosas.

Edinson Cavani tuvo la chance más clara en la ida frente a Racing con un cabezazo
Edinson Cavani tuvo la chance más clara en la ida frente a Racing con un cabezazo - Créditos: @Mauro Alfieri

Una cosa es estudiar. Otra, probar. Almirón estudió a Racing en abril y le salió perfecto. Para el encuentro de ayer también, y si bien no llegó a la sonrisa, volvió a ponerlo en aprietos: para tomar dimensión de su estrategia ambiciosa, hay que observar a Frank Fabra durante ese primer tiempo de un Boca imponente: jamás se posicionó de lateral izquierdo, la defensa se fue reorganizando con la cobertura de Nicolás Valentini en ese sector, los cierres de Marcos Rojo y Nicolás Figal como centrales, y la ubicación de Advíncula para arrancar los ataques desde atrás, como si fuera un lateral derecho. No obstante, si se armaba una línea de cuatro o de cinco sólo era por el movimiento hacia atrás de “Equi” para las salidas.

La línea de cinco ha sido una herramienta para el técnico. Por ejemplo, cuando recibió al Newell ‘s de Gabriel Heinze: en la Bombonera, era llamativo escuchar que Boca se iba a “defender”. Sin embargo, esa manera de ubicarlos no siempre indica que la faceta se orientará a cuidarse. Esa noche, su equipo jugó un partido táctico, individual y colectivo tan bueno que dejó muy claro el error de aquel prejuicio. Sólo quedó opacado por el gol rosarino del descuento, en la agonía del compromiso, que plantó el resultado en el 2-1 a favor.

Medina, uno de los jugadores que levantaron su rendimiento con Almirón
Medina, uno de los jugadores que levantaron su rendimiento con Almirón - Créditos: @Anibal Greco

La última había sido en Uruguay, ante Nacional, por los octavos de final coperos: como era el primer partido, Almirón creyó que había que salir vivo para luego clasificar en casa. Sorprendió con lo que planteó: un triple ‘5′ con Alan Varela, “Pol” y Jorman Campuzano con el que se basó en ir a una batalla, pero no a sacar ventaja. Fue 0-0 y lo conformó, pero en el afuera quedó la sensación agria de que se podía lastimar más.

Acaso, el mismo resultado que obtuvo anoche sacando conejos de su galera que nadie esperaba, como los cuatro delanteros que dispuso en la última media hora; cinco, si se incluye a Benedetto, que ingresó para el último centro de la noche. Pero no terminaron de llenar de alegría un miércoles que terminó siendo más favorable para Gago. ¿Y para ir a Avellaneda? Se verá si es capaz de ganarle a un contexto que ya lo llena de presiones.