¿Quién puede interpretar al rey? Preguntas sobre la representación suscitan debates sobre la elección de actores

Danai Gurira como Ricardo en la producción de "Ricardo III", en el Teatro Delacorte en Nueva York, el 23 de junio de 2022. (Sara Krulwich/The New York Times).
Danai Gurira como Ricardo en la producción de "Ricardo III", en el Teatro Delacorte en Nueva York, el 23 de junio de 2022. (Sara Krulwich/The New York Times).

Este verano, cuando tres de las compañías shakesperianas más prestigiosas del mundo montaron “Ricardo III”, cada una adoptó un enfoque distinto para elegir a su maquinador protagonista de maneras que arrojan luz sobre el tenso debate en torno a qué actores pueden interpretar ciertos papeles.

En la Royal Shakespeare Company en Stratford-upon-Avon, Inglaterra, Ricardo fue interpretado por el actor Arthur Hughes, que tiene displasia radial, es decir que su brazo derecho es más corto y no tiene un pulgar. La compañía teatral declaró que esta era la primera vez que elegía a un actor con discapacidad para interpretar el personaje, que se describe a sí mismo en la primera escena como “deforme”. A principios de este año, el director de la producción, Gregory Doran, quien hasta hace poco fungía como el director artístico de la compañía, le dijo a The Times of London que hacer que otros actores finjan tener una discapacidad para interpretar a Ricardo III “probablemente no sería aceptable” hoy en día.

El Stratford Festival en Ontario, Canadá, tomó una ruta distinta: eligió a Colm Feore, quien no tiene ninguna discapacidad, para encarnar a Ricardo, quien tiene una deformación de columna, mas no una joroba. Y en la ciudad de Nueva York, la compañía teatral de The Public Theater, que presenta producciones gratuitas durante el verano en el festival Shakespeare in the Park, optó por una tercera perspectiva, pues eligió a Danai Gurira, una mujer negra que no tiene una discapacidad, para el papel del duque que conspira y asesina hasta llegar al trono de Inglaterra.

Estos enfoques variopintos llegaron en un momento en que un replanteamiento intenso de las normas culturales en torno a la identidad, la representación, la diversidad, la oportunidad, la imaginación y la licencia artística ha dado pie a debates, y batallas, acalorados sobre la elección de repartos.

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Ya han pasado décadas desde la última vez que una compañía teatral de alto perfil le dio el papel de Otelo a un actor blanco con el rostro maquillado de negro, y tras años de críticas, las interpretaciones caricaturescas de papeles asiáticos por parte de actores blancos se ven cada vez menos en el teatro y el cine, y se están reconsiderando en la ópera y el ballet.

Ahora las preguntas giran en torno a quién debería interpretar papeles homosexuales (Tom Hanks hace poco le dijo a The New York Times Magazine que hoy en día no lo elegirían, con justa razón, para interpretar a un abogado gay que está muriendo de sida, el papel por el que ganó el Oscar en la película “Filadelfia” de 1993) o personajes transgénero (Eddie Redmayne declaró el año pasado que había sido un “error” interpretar a un personaje trans en “La chica danesa” de 2015) o personajes de diferentes orígenes étnicos y religiones. (Bradley Cooper enfrentó críticas este año por usar una nariz falsa para interpretar al director de orquesta judío Leonard Bernstein en una película biográfica próxima a estrenarse).

Mientras que muchos celebran este distanciamiento de las actuaciones antiguas, a veces estereotipadas, y las nuevas oportunidades que están llegando con demora a actores de diversos contextos, a otros les preocupa que la insistencia actual en el literalismo y la autenticidad llegue a ser demasiado restrictiva. Después de todo, actuar es el arte de fingir ser alguien que no eres.

Danai Gurira como Ricardo y Daniel J. Watts como un esbirro en la producción de "Ricardo III", en el Teatro Delacorte en Nueva York, el 23 de junio de 2022. (Sara Krulwich/The New York Times).
Danai Gurira como Ricardo y Daniel J. Watts como un esbirro en la producción de "Ricardo III", en el Teatro Delacorte en Nueva York, el 23 de junio de 2022. (Sara Krulwich/The New York Times).

“La naturaleza esencial del arte es la libertad”, comentó el actor ganador del Oscar F. Murray Abraham, cuya extensa filmografía incluye Shylock, el prestamista judío en “El mercader de Venecia” de Shakespeare, aunque Abraham no es judío. “Una vez que le imponemos un control, se pierde esa libertad”.

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Y aunque la insistencia reciente en elegir actores con un enfoque más auténtico promete mayor diversidad en algunos aspectos, amenaza con reducirla en otros, ya que muchas mujeres y actores de color están obteniendo más oportunidades para interpretar algunos de los papeles más sustanciosos y magníficos en el repertorio escénico, independientemente de la raza, el género o el origen que tenían en mente los dramaturgos que los crearon.

En ocasiones, se considera que estas elecciones de reparto son “libres de prejuicios raciales”, y en estas se le pide al público que vea más allá de la raza, el origen étnico u otras características del actor o actriz. Pero en años recientes, la tendencia se ha decantado más hacia elecciones de reparto “conscientes del color”, en las que la raza, el origen étnico o la identidad de un actor se vuelven parte de la producción y una característica del personaje que está interpretando.

El comentario de Doran, el director de la producción de la Royal Shakespeare Company, de que hoy en día “probablemente no sería aceptable” que un actor fingiera tener una discapacidad para interpretar a Ricardo, causó conmoción en los circuitos teatrales.

No solo es el hecho de que Doran sea un director shakesperiano reconocido, sino que su esposo, Antony Sher, que falleció el año pasado, fue uno de los Ricardos más memorables de las últimas décadas, cuando usó muletas en una aclamada producción de 1984 y escribió un libro sobre su actuación.

Doran, cuya producción en Stratford-upon-Avon fue elogiada por la crítica, más tarde aclaró su razonamiento para elegir al reparto y explicó que, si bien cualquier actor podría interpretar a Ricardo con éxito, él creía que el papel debía reservarse para los actores con discapacidad hasta que “tengan acceso a las mismas oportunidades que reciben con más facilidad otros actores”.

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El nuevo montaje en Stratford, Ontario, protagonizado por Feore, incluyó en sus créditos a un “consultor en discapacidad”. Su interpretación se inspiró en el descubrimiento de los huesos de Ricardo hace casi una década —el esqueleto sugería una forma de escoliosis— y se basó en la idea de que su físico “era menos una discapacidad médica y más una social y cultural”, según declaró la portavoz de la compañía, Ann Swerdfager, en un correo electrónico. La crítica de teatro Karen Fricker escribió en The Toronto Star: “Aun cuando admiré la actuación de Feore, me hizo pensar si este será el último actor sin una discapacidad en dar una actuación estelar como un personaje con discapacidad en el escenario de Stratford, en vista de las conversaciones cruciales que se están teniendo sobre los actores sordos y con alguna discapacidad”.

Finalmente, en Nueva York, Gurira, quien ha aparecido en “Pantera Negra” y la serie de televisión “The Walking Dead”, trató de explorar los motivos subyacentes del comportamiento de Ricardo. “Hay una razón psicológica detrás de la persona en que se convierte”, comentó en una entrevista. “Ve las reglas frente a él y siente que es el más capaz, pero las reglas no le permiten manifestar su capacidad plena”.

El director de la producción, Robert O’Hara, mencionó que la diferencia que encarna Ricardo fue una pieza clave de esta interpretación. “La otredad de Ricardo se vuelve un motivo fundamental para su conducta”, dijo en una entrevista. “Siente que ahora debe interpretar un papel que la gente proyectó en él”.

El resto del elenco de la producción, que terminó su temporada a principios de este mes, fue notablemente diverso e incluyó a varios actores con discapacidades en papeles que no suelen ser representados por este tipo de histriones. Ali Stroker, actriz ganadora del Tony que usa silla de ruedas, interpretó a Lady Ana; Monique Holt, que es sorda, interpretó a la madre de Ricardo, la comunicación entre las dos actrices en el escenario casi siempre fue con lenguaje de señas estadounidense (ASL, por su sigla en inglés).

“Quería abrir la conversación de: ‘¿Por qué Ricardo no es interpretado por alguien con discapacidad?’ a: ‘¿Por qué no se considera que todos los papeles pueden ser interpretados por un actor con discapacidad?’”, explicó O’Hara.

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Ayanna Thompson, profesora de Literatura Inglesa en la Universidad Estatal de Arizona, que estudia la obra de Shakespeare en una residencia de The Public Theater y fue consultora en su producción de “Ricardo III”, arguyó que la creciente aceptación de elegir actores con base en una consciencia racial reflejaba la comprensión contemporánea de cómo distintos atributos modulan tanto las identidades de los actores como las percepciones de las audiencias.

“Todos nuestros cuerpos cargan un significado en el escenario, queramos reconocerlo o no. y eso va a afectar la narración de la historia”, puntualizó Thompson.

Señaló un ejemplo de otra obra: Rosencrantz y Guildenstern, amigos de Hamlet que otros personajes suelen confundir el uno por el otro. “Si Rosencrantz y Guildenstern son interpretados por actores negros, y los miembros de la familia Hamlet son todos blancos”, comentó, “la incapacidad de distinguirlos está cargada de todo un conjunto de significados diferentes”.

Algunos actores con discapacidad se sienten molestos cuando ven que Ricardo III, uno de los personajes con discapacidad más jugosos del canon, es interpretado por alguien más. “Todos queremos tener igualdad de oportunidades, para que todos puedan interpretar a todos”, afirmó Mat Fraser, actor inglés que tiene una discapacidad y ha interpretado a Ricardo, “pero en toda mi carrera no se me ha permitido interpretar a casi nadie”.

En 2016, cuando aceptó un premio Emmy por su interpretación de un personaje transgénero en “Transparent”, Jeffrey Tambor declaró que esperaba ser “el último hombre cisgénero en interpretar a una mujer transgénero”. Ahora que está en desarrollo un musical de teatro basado en la serie, en Los Ángeles, su creador, Joey Soloway, prometió en una entrevista: “Ninguna persona transgénero debería ser interpretada por una persona cisgénero. No se tolerará más”.

Hay quienes aún conservan la esperanza de que, algún día, la idendidad ya no sea parte de la conversación.

“¿Qué si espero que, dentro de cien años, actores blancos puedan interpretar a Orelo?”, preguntó Oskar Eustis, el director artístico de The Public Theater. “Por supuesto, eso significaría que el racismo ya no es el tema explosivo que es ahora”.

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