Garbiñe Muguruza, una gran figura que le dio brillo al tenis español en el circuito femenino, anunció su retiro

Muguruza con su título de Wimbledon en 2017
Muguruza con su título de Wimbledon en 2017

“Ha llegado el momento de despedirme. Hasta aquí he llegado. Mi historia en este deporte ha sido buenísima. He conseguido muchos sueños que tenía de niña. He hecho mi historia ha sido fantástica”. Con estas palabras, Garbiñe Muguruza, la mujer que volvió a poner al tenis femenino de España en los primeros planos, anunciaba su retiro. A los 30 años, inactiva desde hacía poco más de un año, dice adiós una gran deportista, campeona de Roland Garros y Wimbledon y exnúmero 1 del mundo.

En una emotiva conferencia de prensa, Muguruza explicó las razones de la decisión: “Que ha llegado el momento de mi retirada, de abrir este capítulo de mi vida, una nueva era de mi vida. La palabra retirada suena muy fuerte porque todavía tengo 30 años-dijo- pero son 25 años desde que empecé a jugar el tenis en los que he conseguido tanto. Me siento orgullosa de haberlo conseguido, de haber resistido cuando te pones un objetivo al resistir a los momentos de dificultad y también los buenos son sin duda es des lo que más orgullosa em siento”.

Garbiñe Muguruza nació en Guatire, una localidad del estado venezolano de Miranda, el 8 de octubre de 1993. Su padre, el vasco José Antonio Muguruza, tenía una fábrica de tuberías de cobre, tornillos y otras piezas de metal en la bulliciosa Caracas. Su madre, Scarlet Blanco, había nacido en el país caribeño. Cuando era niña, Garbiñe se pasaba muchas horas en las canchas de tenis del club Mansión Mampote. Tenía facilidad para dominar la raqueta y golpeaba muy fuerte.

“Tenía un temperamento espectacular, era muy activa y aprendía todo con mucha rapidez”, recordó hace unos años a LA NACION René Fajardo, su primer maestro. “Tenía demasiada personalidad. No dejaba que su padre entrara en la cancha a darle instrucciones. Un día le dijo que él no sabía de tenis, que se callara porque era yo el que debía enseñarle cómo ejecutar los golpes”, añade, melancólico, Fajardo.

Cuando tenía seis años, Garbiñe se trasladó a Barcelona y se formó en la academia de Sergi Bruguera hasta los 16 años. Se vinculó con Alejo Mancisidor (120° de ATP en 1995) como coach. Su evolución, prácticamente no se detuvo. Pero jugó sobre césped por primera vez a los 18 años, cuando participó de la clasificación de Wimbledon (no la superó, claro). No le gustaba competir sobre esa superficie. Al principio, maldecía en cada partido, se sentía incómoda. Algunos años después, su nombre se inscribiría en la famosa pizarra de los campeones. A los 23 años, conquistó Wimbledon al vencer en la final a una leyenda como la estadounidense Venus Williams por 7-5 y 6-0, en una hora y 17 minutos.

La alegría de Muguruza con su premio mayor; de fondo, Venus Williams
La alegría de Muguruza con su premio mayor; de fondo, Venus Williams

En ese 2017, Muguruza llegó a lo más alto del ranking: conquistó el número 1 del mundo, y le devolvió al tenis español el protagonismo que no tenía desde los tiempos de Arantxa Sánchez Vicario (que llegó a la cima en 1995) y Conchita Martínez (a la que faltó muy poco para lograrlo).

Además de las conquistas de Roland Garros y Wimbledon y de las WTA Finals en 2021, disputó otras dos finales de Grand Slam (en 2015, en Wimbledon cayeó ante Serena Williams, y en 2020, en el Australia Open, perdió ante Sofia Kenin) y obtuvo otros siete títulos del circuito WTA: Hobart (2014), Pekín (2015), Cincinatti (2017), Monterrey (2018 y 2019), Dubai y Chicago (2021).