El fin de semana comenzó complicado para Franco Colapinto, que luego de la dura experiencia de Las Vegas, con accidente incluido, afrontó la experiencia de Qatar con mucha tranquilidad, sin precipitarse. Es un circuito que él mismo reconoció que no conoce, por lo que su participación el viernes en la práctica libre y en la clasificación para la carrera sprint vio un estilo distinto del argentino. Luego admitió que a la falta de conocimiento del trazado se le sumó el cambio de varias piezas en su monoplaza, que por su condición de antiguas le restaron rendimiento.

Esos retoques en el auto obligaron, por reglamento, a que largara este sábado la carrera sprint desde las calles de boxes. Lo hizo en el último lugar, un puesto detrás del mexicano Sergio Checo Pérez, de Red Bull, que también fue confinado al pitlane por cambios en su coche.

Sin embargo, se dio un hecho curioso al momento de inicio de la competencia de 19 vueltas, que suma puntos para el campeonato. Cuando los semáforos se pusieron en verde, Colapinto observó que Pérez no avanzaba, por lo que cuidadosamente lo sobrepasó por la derecha, para salir a la pista y quedar en la 19a. ubicación. Segundos después, Pérez comenzó su marcha, pero ya en la cola.

En la vuelta 15, el mexicano cambió la trompa del auto y no pudo recuperarse. Finalmente, terminó en la última colocación.

Luego de la competencia, Colapinto fue consultado por la situación y, fiel a su estilo, salió del paso con una humorada: “No sé qué le pasó, no habrá visto el semáforo”, dijo el argentino con una sonrisa. Y siguió: “Capaz que estaba tratando de meter primera, viste que tarda un poco a veces la primera. No, yo ya estaba preparado para salir, tenía las gomas calientes, más grip y por lo menos recuperamos un puestito ahí”.

Pérez está en el ojo de la tormenta hace rato, y desde Red Bull siguen cavilando si conviene que siga como segundo piloto para 2025, debido al flojo rendimiento que mostró sobre todo en la segunda parte de la temporada.

La situación de Checo en Red Bull

La alineación que compusieron Max Verstappen y Alexander Albon, en 2020, resultó la última que llevó íntegramente el sello del programa de desarrollo de pilotos de Red Bull. El segundo ciclo destacado de la escudería de Milton Keynes, siempre con MadMax como mejor espada, comenzó en el siguiente curso, con la contratación de Sergio Checo Pérez. Fiel ladero, jugador de equipo, cada vez que el mexicano intentó pulsear, terminó devastado por su compañero de garaje.

Bicampeones en el mundial de Constructores, la actual temporada descubre al guadalajarense en modo irregular en los grandes premios, desacertado en las pruebas de clasificación y el desbalance que se observa entre las ejecuciones del neerlandés, que en Las Vegas logró el tetracampeonato, con los rendimientos del tapatío, agitan a una estructura que desde el comienzo del calendario recorrió múltiples sacudones.

La figura de Helmut Marko, asesor y hombre que maneja con mano de hierro el equipo Junior, se impone desde hace un tiempo como una sombra sobre Checo Pérez y, como es costumbre, no tuvo reparos en arremeter contra el piloto latino, con contrato vigente para las dos próximas temporadas, aunque nadie se atreve asegurar en el paddock de la Fórmula 1 que el asiento en Red Bull Racing está amarrado. Una reunión de accionistas, tras la última cita en Abu Dhabi, pesará para la conformación de los garajes de RBR y Racing Bull, posiblemente la última esperanza de Franco Colapinto para ser parte de la grilla en 2025.