Las flechas olímpicas silban entre la tumba de Napoleón y el puente del amor franco-ruso

Antonio Torres del Cerro

París, 25 jul (EFE).- Entre el antiguo hospicio donde yace Napoléon Bonaparte y el puente que simboliza la amistad franco-rusa, una ráfaga de flechas se ensaña en las 32 dianas dispuestas en la explanada de los Inválidos. Comienza la prueba de tiro con arco en uno de los escenarios más grandiosos de los Juegos de París.

Un silencio sepulcral, solo interrumpido por el ruido de los helicópteros policiales que patrullan sin descanso, precede el silbido de las flechas lanzadas por las 32 primeras tiradoras a más de 200 kilómetros por hora de velocidad. No se trata de la pelea por medallas, apenas la fase para determinar los enfrentamientos del cuadro final, pero la liturgia y la solemnidad están muy presentes.

El decorado ayuda. En la parte oeste -donde está el espacio principal de la prueba, con graderío incluido-, se avista el antiguo hospicio militar de los Inválidos, levantado en 1670 para acoger a veteranos de la guerra de los 30 años y actual museo de la historia militar de Francia, cuya joya es el túmulo de Napoléon.

Mirando hacia el este -el lugar de las clasificaciones-, sobresalen las ornamentaciones doradas del puente sobre el Sena Alejandro III, inaugurado en la Expo universal de París de 1900, y las cúpulas de cristal del Grand Palais, otro de los grandes legados de aquella Expo parisina.

Sin estar visible desde el lugar de competición, otros dos emblemáticos monumentos rodean a las deportistas: la Asamblea Nacional, sede del poder legislativo, y el Quai d'Orsay, que acoge el poderoso ministerio de Exteriores de Francia.

Tras las rondas de calentamiento, los periodistas, situados detrás de las tiendas de los tiradores, empiezan a animar a las arqueras de sus países. Se escuchaN aplausos y palabras de ánimo en diferentes acentos del español.

Compiten las mexicanas Ana Vázquez, Alejandra Valencia y Ángela Ruiz, la colombiana Ana Rendón y la española Elia Canales. Más tarde será el turno de los hombres, entre los que figurará el español Pablo Acha.

"Me parece curioso que las propias arqueras sean las que recorran los 70 metros hasta las dianas para recoger sus flechas, ¿no podía haber alguien como los recoge pelotas en el tenis?", observaba un periodista que cubría por primera vez la modalidad.

"Es normal, los deportistas conocen mejor que nadie sus flechas", le respondía un colega con más experiencia en la materia.

El sol comienza a calentar y las tiradoras sienten que la presión va en aumento. A medida que pasan las tandas de lanzamiento de seis flechas en tres minutos, sus oportunidades de quedar clasificados entre los primeros puestos de los 64 en total va disminuyendo. Nadie quiere a las coreanas como rivales en el cuadro final.

(c) Agencia EFE