Fernando Gago, la esperanza de Chivas para no seguir perdiendo la carrera con el América

Fernando Gago en su presentación como entrenador de Chivas. (Alfredo Moya/Jam Media/Getty Images)
Fernando Gago en su presentación como entrenador de Chivas. (Alfredo Moya/Jam Media/Getty Images)

Chivas ha visto, una vez más, el dolor de ver ganar al de enfrente. Al rival odiado, América. Y para lamer las heridas han contratado a Fernando Gago, prestigioso exjugador y prometedor entrenador argentino. La reacción ha sido inmediata. Había que suplir a Veljko Paunovic y, sobre todo, mandar un mensaje tras el título americanista. Una respuesta, una señal de vida. Con Gago al mundo, el Guadalajara pretende mantenerse en la disputa por el título en México.

No quieren ceder más. Ya son dos estrellas de distancia las que los separan de Las Águilas. Y la constancia no ayuda en nada: Chivas promedia un título por década. Aunque la renovación de vitrinas existe, es tan esporádica que las sequías se vuelven largas, insoportables, para un equipo que todavía es el segundo más ganador del país y cuenta con un arrastre popular inmenso. Pero esas obligaciones no se ven reflejadas en el campo. Y con el América pasa todo lo contrario: gana y se obliga a ganar.

La frustración es más grande cuando se toma en cuenta que Chivas eliminó de manera épica al América, hace seis meses apenas y en su estadio, con prácticamente los mismos jugadores por bando. Y todavía peor: estuvieron a 45 minutos de empatarles en títulos, pero Tigres les dio la vuelta. Ahora son dos de distancia —nunca América había sacado esa ventaja sobre Chivas—. Fue un año doloroso para el Rebaño Sagrado: final perdida, ver campeonar al rival y, encima, recibir una lección de cómo sí ganarle una final a Tigres en estadio propio.

Pero incluso en este contexto, puede verse una evolución en Chivas, sobre todo si se compara el contexto actual con lo que se veía hace unos años. Llegó un momento, tras la salida de Matías Almeyda en 2018, en el que calificar a la simple Liguilla ya era un logro para los rojiblancos. Al menos en los últimos torneos han logrado esa constancia de estar presentes en la fase final. Parece ser un primer paso rumbo a la rectificación de camino. Que no basta, claro. Y para entenderlo mejor habrá que establecer una exigencia total sobre Chivas. Y eso existe pocas veces, pues se trata de un club más bien habituado a los apapachos, que se siente cómodo en la complacencia.

De igual modo, se debe destacar la confianza en el proyecto de Fernando Hierro. Ha tenido libertad de decisiones y así ha quedado reflejado con el arribo de Gago, a quien conoce muy bien: no coincidió institucionalmente con él en el Real Madrid, adonde Gago jugó, pero tiene un panorama amplio de su visión del futbol y de la personalidad que le puede contagiar a Chivas. Queda claro que el mercado no es amplio para Chivas, pero con fichajes inteligentes, estratégicos, y el aprovechamiento del plantel actual, se puede competir a la par de los jerarcas del futbol mexicano. En ese sentido, también deben acabarse los pretextos: no por jugar sólo con mexicanos debe existir siempre indulgencia hacia Chivas.

Fino mediocampista, de juego cerebral y técnico, Gago acabó su carrera como futbolista a los 34 años, luego de superar un sinfín de lesiones gravísimas —recordada especialmente es aquella rotura de ligamentos que le impidió seguir un partido con Argentina de eliminatorias mundialistas ante Perú; él exigió seguir jugando en un gesto que conmovió generalizadamente—. Su andar en los banquillos comenzó en Aldosivi y continuó en Racing. Le gusta que sus equipos asuman riesgos, que sean protagonistas y tengan el balón. Ahora tiene enfrente un reto titánico: devolverle la gloria a Chivas y, en esa pelea, no seguir perdiendo la carrera con el América.

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