Fernando Gago, DT de Boca: cuándo comienza su ciclo, los jugadores bajo la lupa y las tres columnas innegociables de su proyecto

La novela tiene un final feliz para Boca: Fernando Gago será el próximo DT del equipo, algo que se hará oficial en los próximos días luego de anunciarse que el entrenador ejecutó la cláusula de salida y dejó de tener relación laboral con Chivas, de Guadalajara. Ese hilo era el único que impedía que la dirigencia xeneize y el exmediocampista pudieran hacer oficial lo que era un secreto a voces: que las charlas estaban avanzando con las precauciones correspondientes, y que se aceleraron en los últimos dos días para pulir los poquitos detalles que faltaban resolver.

Gago, como se estila en estos casos, pagó la cláusula (valuada en US$ 1.500.000). Ese dinero luego se lo retribuirá Boca, como parte del contrato que los unirá hasta diciembre de 2025, con la opción de extenderlo un año más. La noticia se confirmó el jueves a un año exacto de la última vez que pisó la Bombonera, pero entonces como DT de Racing. Fue el 10 de octubre de 2023 y, tras el 0 a 0 de la serie, el Xeneize pasó a las semifinales de la Libertadores por penales.

Pintita sabe que el contexto es complicado, porque Boca tiene urgencias deportivas. Pero se muestra muy entusiasmado y preparado para afrontar el mayor desafío de su breve carrera como DT, que en enero cumplirá cuatro años.

Según pudo averiguar este diario, el nuevo entrenador de Boca está enfocado en puntos que considera fundamentales para llevar adelante su plan de trabajo.

Las bases de su proyecto se sostienen sobre tres columnas innegociables: trabajo, respeto y disciplina. A la vez, tendrá vía libre para tomar todas las decisiones que considere ideales para el equipo. El dato más importante es que durante su gestión jugarán los que estén mejor en cada puesto y nadie tendrá garantizada la titularidad, más allá del apellido o la trayectoria que tengan.

Aquí, la lupa estará puesta en dos nombres del plantel con los que el exmediocampista llegó a compartir equipo en la selección argentina y hoy no pasan por su mejor momento en el equipo. Sergio Romero ya cumplió las dos fechas de sanción que le impuso la dirigencia xeneize por increpar a socios de Boca, luego de que estos lo agredieran e insultaran tras la derrota frente a River. En tanto, Marcos Rojo está terminando una mini pretemporada en la que busca volver a estar en la mejor condición física, después de un 2024 muy desalentador en donde apenas jugó 20 partidos de los 45 que disputó Boca.

Los dos son mirados de reojo por el hincha xeneize. En ambos casos, la dirigencia le dejó en claro al nuevo DT que tendrá plena libertad para definir si están o no en el nivel deseado, y que los roles de capitán y subcapitán no les aseguran titularidad. De hecho, es una incógnita saber quién llevará la cinta en el Boca de Gago.

Este contexto de estar a prueba también aplica a Frank Fabra, relegado por Diego Martínez, con quien Pintita compartió tres años y 24 partidos en Boca. ¿Tendrá el lateral colombiano una nueva chance en este ciclo que comienza? ¿Podrá el entrenador relanzar a su excompañero y que los hinchas le den otra oportunidad?

El otro nombre con el que el nuevo DT de Boca compartió equipo escapa del repaso rápido por la memoria, ya que esa relación de compañero no se dio ni con la casaca azul y oro ni con la albiceleste. Se trata de Lucas Janson, futbolista con el que Gago compartió su última etapa como profesional en Vélez, entre agosto de 2019 (cuando el delantero llegó a Liniers) y noviembre de 2020, cuando anunció su retiro. En total coincidieron en el campo de juego en 16 ocasiones.

En el esquema que habitualmente elige el entrenador para sus equipos (jugar con un extremo y un centrodelantero tradicional como faro del área), el atacante podría tener más oportunidades de las que tuvo hasta ahora. Aquí también se le abre una puerta grande a Exequiel Zeballos. El Changuito demostró en los últimos partidos un nivel en ascenso y exhibió un estado físico plenamente recuperado tras las dos graves lesiones que sufrió en los últimos años.

Al mismo tiempo, y tal como lo hizo en Aldosivi, Racing y Chivas, considerará fundamental el estado físico de cada profesional. Cada día, los jugadores serán evaluados y deberán sortear un estricto control de peso, para determinar si son o no tenidos en cuenta para jugar.

En la Academia fue donde más se destacó hasta el momento Gago como entrenador. También fue el lugar donde más rigor mostró con el estado físico de sus dirigidos: el colombiano Edwin Cardona debió bajar ocho kilos para volver a ser considerado, y Leonel Miranda, cuatro.

La salida desde abajo, ahora mucho más frecuente en casi todos los equipos, también es un sistema que activó Gago desde el día 1 tanto en Aldosivi como en Racing. Sin secretos para evitar riesgos: entrenamientos, entrenamientos y más entrenamientos, con el único objetivo de automatizar movimientos y potenciar las triangulaciones en diferentes sectores del campo de juego. También se evidencia en su estilo una búsqueda constante por ser ofensivo y protagonista.

Si bien no está definido cuándo se realizará la conferencia de prensa de presentación, tanto Boca como Gago pretenden que el nuevo ciclo se inicie el lunes próximo. Y aunque el estilo habitual del entrenador es hacer trabajos de doble turno, será algo a definir por la época del año y el desgaste físico de los futbolistas.

El debut es claro: será el sábado 19 ante Tigre, en Victoria, desde las 19.15. Y aunque todavía no asumió, ya sabe que muy pronto llegará el primer gran desafío: apenas cuatro días más tarde, el Xeneize tendrá la obligación de derrotar a Gimnasia en el estadio de Newell’s para avanzar a las semifinales de la Copa Argentina, el camino más corto para acceder a la Copa Libertadores de 2025 luego de la ausencia de este año. Si eso ocurre, se las verá con Vélez, el mejor equipo actual del fútbol argentino.

Fernando Gago será el sexto entrenador desde que Juan Román Riquelme es la máxima autoridad del fútbol en Boca, y después de cinco ciclos que terminaron antes de tiempo, el gran objetivo es que esta vez sí los procesos de trabajo y la planificación puedan edificarse sobre cimientos sólidos.