Felipe Contepomi, el elegido para los Pumas: la importancia de tener un entrenador que se haya puesto esa camiseta y conozca su tradición y sus secretos

El rugby argentino termina un 2023 en el cual estuvo en lo más alto en el concierto de la competencia internacional. Al cuarto puesto de los Pumas en la Copa del Mundo de Francia se le sumó, ya sobre el fin del año, el torneo ganado en Ciudad del Cabo por los Pumas 7s que, además, por si fuera poco, lideran el circuito de World Rugby. A los argentinos nos atrapa la discusión, la polémica, la crítica, y a veces perdemos de vista lo que se tiene. En el caso del rugby, más de una potencia quisiera llegar a estos logros, que se construyen, ante todo, desde una base inigualable: los 542 clubes que se desparraman por todos los rincones del país y que también representan un escenario voluntario único en el mundo.

En este siglo, los seleccionados argentinos de rugby alcanzaron el podio en los Mundiales de mayores, juveniles y de seven, en los Juegos Panamericanos, en los Juegos Olímpicos, en los Juegos Odesur y en los Juegos de la Juventud. Sobran los dedos de una mano para encontrar países que hayan logrado ese récord. Y si se mide el contexto geográfico y económico, el mérito cobra aún mayor significado. Felipe Contepomi es uno de los notables de la historia grande que ha escrito el rugby de estas tierras. Sin dudas, está entre los mejores cinco jugadores argentinos de toda la historia. Ahora se agrega a otra lista de privilegio, la de aquellos que fueron capitanes y entrenadores de los Pumas. Ese doble rol lo comparte con otras tres glorias, Aitor Otaño, Héctor “Pochola” Silva y el “Tano” Marcelo Loffreda.

En lo que va de este milenio, sólo Daniel Hourcade y el australiano Michael Cheika no fueron Pumas en la conducción del seleccionado. Loffreda y Daniel Baetti estuvieron en el período 2000-2007, Santiago Phelan (también fue capitán un test) y Fabián Turnes entre 2007 y 2013, y Mario Ledesma, de 2018 y 2022. La llegada natural de Felipe Contepomi tras ser la mano derecha de Cheika hasta que terminó el Mundial vuelve a los Pumas a su historia más conocida: tener un entrenador que se haya puesto esa camiseta, que conozca su tradición y sus secretos.

Felipe es hijo de Carlos Contepomi, quien también fue apertura del seleccionado argentino y formó parte de la previa a la excursión a Sudáfrica de 1965, cuando nació la leyenda Puma. Pero no hay sólo una cuestión de herencia y de pasado de gran jugador en la carrera del nuevo entrenador de los Pumas, sino de una capacidad que adquirió especialmente en sus años dentro del staff del Leinster irlandés, uno de los mejores clubes del mundo. Que entrenadores de la talla de Cheika y del inglés Stuart Lancaster elogien las cualidades de Contepomi como coach revela que está capacitado para asumir ese rol en la ruta hasta el Mundial 2027, en Australia.

Quizá el traje más difícil, el que no se ha probado hasta ahora, sea el de conductor del grupo. Una cuestión es formar parte de un staff y otra, muy distinta, es encabezarlo. El desgaste del tiempo y, sobre todo, si los resultados no acompañan, suelen aparecer como enemigos en cualquier deporte. Le pasó a Hourcade y también a Ledesma. En un determinado momento, el vínculo con los jugadores se fisuró y ambos debieron irse a poco tiempo de afrontar su segundo Mundial. Por eso es imperioso que este proceso que ahora inicia Felipe Contepomi tenga continuidad y llegue al Australia 2027.

Contepomi tiene, en el medio del camino al Mundial, un hermoso desafío: los Lions, en 2025. Aquí la historia se vuelve a cruzar. Él debutó como capitán de los Pumas precisamente en el test con los Lions, en 2005, en Cardiff, aquel del empate. Y ahora volverá a tenerlos enfrente en la ciudad donde brilló como jugador y en la cual es ídolo. Decir Contepomi en Dublin es como decir Messi en cualquier parte del mundo.

Los Pumas no le dan la bienvenida a Felipe Contepomi. Lo vuelven a sumar para seguir haciendo historia. Entre Pumas se entienden mejor.