El fútbol brasileño podría sufrir un caos total en el año del Mundial

SAO PAULO, Brasil (Reuters) - El fútbol de Brasil, que este año organizará la Copa del Mundo por segunda vez en su historia, afronta un 2014 turbulento por el aumento de la violencia en los estadios, una posible huelga de jugadores y disputas legales que podrían demorar la liga o forzar su reorganización. La atención internacional se ha centrado en los desordenados preparativos de Brasil para el Mundial de junio, un proceso en el que no se ha cumplido con la fecha de entrega de varios estadios y en el que algunos proyectos de infraestructuras prometidos han sido achicados o congelados. Dejando de lado el Mundial, la situación es todavía peor y amenaza con una repetición de lo que ocurrió a comienzos de la década de 1990, cuando los equipos se negaban frecuentemente a jugar partidos, enfrascados en interminables disputas sobre reglas de la competición o asignaciones de fechas y partidos. "No sólo la Copa Mundial está en problemas", dijo el columnista Marcelo Damato en el periódico deportivo Lance. "El fútbol brasileño es espantoso. La CBF (Confederación Brasileña de Fútbol) es un desastre desorganizado". Uno de los principales temores es la creciente agresividad de los hinchas. La violencia empeoró en 2013, con al menos 30 muertos en enfrentamientos entre hinchadas, según Mauricio Murad, un sociólogo de Río de Janeiro que escribió el libro "Cómo entender la violencia en el fútbol". Aunque se consideraba en gran medida erradicada en los últimos años, la violencia en las gradas ha vuelto con más fuerza. En uno de los sucesos más graves de 2013, tres personas fueron hospitalizadas tras un enfrentamiento entre hinchas en las tribunas en el partido entre Atlético Paranaense y Vasco da Gama el mes pasado, en el cierre de la temporada. Vasco perdió 5-1 y descendió. Sin embargo, ese resultado -y la caída de Vasco a segunda división- está en duda debido a una reclamación judicial. Vasco afirmó que el resultado debería ser anulado porque el árbitro detuvo el partido durante 70 minutos mientras la policía intentaba contener los disturbios. Las reglas de la CBF dicen que los encuentros deben ser suspendidos si la interrupción es superior a una hora. TRIBUNALES CIVILES Las apelaciones de Vasco y de otro caso similar que afecta a Portuguesa fueron denegadas y ahora los clubes, o sus hinchas, amenazan con hacer demandas en tribunales civiles para que sus equipos sigan en primera. Eso podría demorar la temporada, llevar a la CBF a reorganizar la liga o incluso provocar que la FIFA, que prohíbe en forma expresa que la justicia civil se inmiscuya en temas futbolísticos, sancione a la federación. Aunque los problemas se solucionen, hay otra amenaza que viene de los futbolistas. Más de 1.000 jugadores se han reunido y amenazaron con una huelga este mes si la CBF no responde a los reclamos de menos partidos y una pretemporada más larga. Los futbolistas quieren una temporada modificada, por lo menos 30 días de descanso al cierre de la actividad, una pretemporada extendida, reglas financieras más estrictas y una mayor representación en los organismos que toman las decisiones. También quieren que los equipos que no le pagan a tiempo a sus jugadores, algo usual en Brasil, pierdan puntos. Si bien los jugadores, que han nombrado a su movimiento Bom Senso FC (Sentido Común FC), reconocen que el Mundial dificulta implementar cambios este año, quieren un modelo nuevo para el 2015 y están enojados con la CBF porque se niega a tomar sus propuestas en serio. Con tan pocas fechas disponibles debido al parón por el Mundial, cualquier huelga llevaría al fútbol local a un mayor caos, justo mientras la FIFA y todo el mundo posa sus ojos sobre Brasil. /Por Andrew Downie/