¿Es posible evitar los alimentos que contienen “químicos eternos”?
WASHINGTON.–La presencia de “químicos eternos” en los productos de consumo ya está prohibida en varios lugares de Estados Unidos, y algunas empresas han prometido descontinuar el uso de esos compuestos.
Y mientras tanto, ¿qué podemos hacer?
Los “químicos eternos” o PFAS —sigla en inglés de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas— llevan ese nombre por su persistencia en la naturaleza, y en el cuerpo humano, durante años. Y algunas PFAS han sido vinculadas con graves problemas de salud, como la infertilidad, la hipertensión, y algunos tipos de cáncer.
Cindy Luppi, directora de trabajo de campo de ONG ambientalista Clean Water Action, dice que “es muy difícil que la gente pueda evitar el contacto con productos que contienen PFAS”.
“El consumidor promedio no tiene manera de esquivarlos”, agrega Graham Peaslee, profesor de física de la Universidad de Notre Dame. “Pero hay algunos trucos ingeniosos que pueden ayudar.”
Según los especialistas, estos son los pasos que podemos dar para exponernos lo menos posible a los PFAS en lo que comemos y bebemos.
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Menos comida rápida y envoltorios grasientos
El envoltorio resistente a la grasa de la comida rápida que evita que el aceite y los jugos de la carne nos manchen la ropa contienen PFAS, que están presenten es el papel, las cajas de cartón y otros recipientes donde se sirven las hamburguesas, las papas fritas y las ensaladas de las cadenas de comidas rápidas.
En este caso, el riesgo de exposición a las PFAS depende del “tiempo de contacto”: la cantidad de tiempo que pasó ese alimento en el interior del contenedor plástico o el envoltorio de papel resistente a la grasa, señala la doctora Jamie DeWitt, profesora de farmacología y toxicología de la Universidad del Este de Carolina.
El año pasado, la organización Consumer Reports testeó más de 100 recipientes de comida y encontró altos niveles de PFAS en los envoltorios, bandejas y bolsas de Burger King, McDonald’s, Chick-fil-A, y varias otras cadenas de comida rápida.
Las propiedades que hacen de las PFAS un compuesto tan útil para hacer envoltorios resistentes a la grasa son las mismas razones por las que esos químicos se quedan pegados al cuerpo.
“Son sustancias únicas por su capacidad de daño en cantidades tan ínfimas”, dice David Andrews, científico la organización ambientalista Environmental Working Group, y agrega que apenas “una trillonésima parte de esos químicos en el agua potable” puede ser perjudiciales para la salud. “Se pegan literalmente a la sangre y tienden a acumularse en el cuerpo.”
En los últimos años, algunas grandes compañías, incluidas McDonald’s y Burger King, han manifestado que planean reducir o descontinuar el uso de envoltorios con químicos eternos.
Evitar el pochoclo para microondas
Es muy frustraste que no exista una forma sencilla de testear los productos para detectar la presencia de PFAS, y estos químicos no se incluyen en las listas de ingredientes, porque no están en el alimento, sino en el envase. Pero reemplazar los alimentos envasados por alimentos frescos que no pasan demasiado tiempo adentro del envoltorio ayuda a reducir su riesgo de contacto.
“En general, la fuente contaminante son los envases de los alimentos”, dice Melanie Benesh, vicepresidenta de relaciones institucionales del Environmental Working Group. “Cuantos menos alimentos envasados comamos, menos chances de exponerse a los PFAS.”
Algunos alimentos envasados tienen más probabilidades que otros de estar expuestos durante mucho tiempo a los PFAS de su envase.
Algunos expertos desaconsejan el consumo frecuente de pochoclo preenvasado para microondas, porque los granos de maíz suelen permanecer mucho tiempo en ese paquete con aceite y otros saborizantes.
Keith Vorst, profesor adjunto y director del Consorcio de Protección de Alimentos y Polímeros de la Universidad Estatal de Iowa, dice que cuando calentamos alimentos en envoltorios de papel o recipientes de plástico, existe el riesgo de que algunos de los PFAS que recubren el envase se vaporicen y contaminen lo que comemos.
Pero Vorst aclara que “no se sabe” cuál es el riesgo de exposición. “Es un área que falta investigar.”
Tampoco está claro cuánto de nuestra exposición a PFAS proviene directamente de los alimentos. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) testeó muestras de 718 alimentos en busca de 30 tipos diferentes de PFAS. Encontró que 701 de las muestras estaban libres de PFAS. Pero los expertos dicen que el alcance del estudio es muy limitado para sacar conclusiones, porque hay miles de PFAS en uso en la industria.
Andrews enfatiza que el testeo de la cadena de suministros de alimentos debe ser exhaustiva.
Evitar los utensilios antiadherentes
Las ollas y sartenes antiadherentes suelen estar recubiertas de materiales con PFAS. Peaslee dice que se pasó a los utensilios de cocina de cerámica y que la comida le sale “igual de mal que antes”.
“Hay que tener cuidado con los productos que se comercializan como antiadherentes, o resistentes a las manchas o al agua”, apunta Benesh.
Cocinar en sartenes de acero inoxidable o hierro fundido no solo tiene que ver con protegerse de estos químicos eternos, dice DeWitt. Tal vez el contacto con una sartén antiadherente no sea grave, pero eso no toma en cuenta todo lo que se necesitó para fabricar esa sartén.
“La producción de esa sartén tiene un impacto negativo en otras personas, que son las más afectadas por la contaminación que se produce cuando se fabrica y aplica ese revestimiento antiadherente”, señala DeWitt.
Guarde las sobras en recipientes de vidrio
Los expertos recomiendan guardar las sobras y demás alimentos en la heladera en recipientes de vidrio, y no de plástico.
“Hay que evitar los plásticos todo posible”, dice Luppi. “Es una medida relativamente fácil y económica de implementar.”
Tomar agua filtrada o embotellada
Si la calidad del agua potable o de las napas de una zona es dudosa, se pueden utilizar algunos mecanismos para minimizar el riesgo. Si son reemplazados con regularidad, los filtros de carbón en las canillas o en las jarras de agua pueden reducir los niveles de PFAS, al igual que los sistemas de ósmosis inversa que se instalan debajo de la pileta de la cocina.
El plástico de baja densidad de los bidones y botellas de agua no es considerado una fuente potencial de contaminación por PFAS, señala Peaslee. Pero a menos que el fabricante lo especifique de manera explícita, no hay forma de que el consumidor sepa si el agua embotellada en sí misma ha sido analizada. “De todos modos, beber el agua embotellada es mucho más seguro que tomar agua de pozo”, apunta Peaslee.
Verifique el origen del pescado
Se ha detectado amplia presencia de PFAS en los peces de agua dulce. El año pasado, la FDA realizó una “investigación dirigida a pescados y mariscos” y detectó PFAS en el 74% de los frutos de mar analizados, incluidas las almejas, el bacalao, el cangrejo, el abadejo, el salmón, los camarones, y el atún.
“Todavía hay pocos datos sobre la presencia de PFAS en pescados y mariscos”, señaló la FDA en su informe sobre PFAS en alimentos. “Sin embargo, nuestros análisis indican que en comparación con otros tipos de alimentos, los frutos de mar pueden tener un mayor riesgo de contaminación ambiental con PFAS.”
Según los expertos, es más probable que el pescado capturado localmente o en actividades recreativas tenga niveles más altos de PFAS que el pescado criado en granjas acuícolas. La FDA señala que debemos seguir consumiendo “variedad de alimentos saludables, incluidos los mariscos” y que los niveles de PFAS detectados en la mayoría de los productos del mar analizados “no parecen representar un problema para la salud humana”.
Por Teddy Amenabar
(Traducción de Jaime Arrambide)