Tras la entrada en vigor de nuevas leyes aplicables al aborto, algunas pacientes han tenido problemas para recibir tratamiento en situaciones de abortos espontáneos

Misoprostol, al centro, y mifepristona, a la derecha, los medicamentos usuales para el aborto espontáneo, y las mismas pastillas empleadas para el aborto con fármacos, en un centro de salud en Fort Myers, Florida, el 9 de mayo de 2022. (Gabriela Bhaskar/The New York Times).
Misoprostol, al centro, y mifepristona, a la derecha, los medicamentos usuales para el aborto espontáneo, y las mismas pastillas empleadas para el aborto con fármacos, en un centro de salud en Fort Myers, Florida, el 9 de mayo de 2022. (Gabriela Bhaskar/The New York Times).

El año pasado, una mujer de 35 años llamada Amanda, residente del área de Dallas-Fort Worth, sufrió un aborto espontáneo en el primer trimestre de su embarazo. En un hospital grande, un médico realizó un procedimiento quirúrgico que por lo regular se utiliza como un método seguro y rápido para retirar el tejido de un embarazo fallido.

Cuando despertó de la anestesia, encontró una tarjeta firmada por el personal de enfermería y un pequeño brazalete rosa y azul con un dije de mariposa, un obsequio del hospital como expresión de pésame por su pérdida. “Fue un detalle muy tierno, porque es una situación de lo más difícil”, comentó Amanda.

Ocho meses después, en enero, Amanda, quien pidió que la identificáramos con su nombre de pila para proteger su privacidad, experimentó otro aborto espontáneo durante el primer trimestre del embarazo. Relató que había acudido al mismo hospital, Baylor Scott & White Medical Center; se doblaba de dolor y gritó al sacar un enorme coágulo ensangrentado.

Pero cuando solicitó el mismo procedimiento quirúrgico de extracción, designado dilatación y curetaje (D y C), el hospital se negó.

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El procedimiento D y C también se utiliza para algunos abortos. En septiembre de 2021, en el periodo entre los dos abortos espontáneos de Amanda, el estado de Texas implementó una ley que prohíbe casi todos los abortos después de la sexta semana de embarazo.

Ya anulada la decisión del caso Roe contra Wade, varios estados han comenzado a prohibir o aplicar restricciones estrictas al aborto. Si bien las leyes están diseñadas técnicamente para aplicarse solo a los casos de aborto, algunas pacientes han denunciado que tuvieron dificultades para recibir procedimientos quirúrgicos o medicamentos normales en el caso de pérdidas de embarazos deseados.

Amanda explicó que el hospital no mencionó en ningún momento la legislación aplicable al aborto, pero la envió a casa con instrucciones de regresar solo si sufría un sangrado muy abundante, suficiente para saturar más de un pañal por hora. Registros hospitalarios que Amanda compartió con The New York Times señalan que el embrión no mostró actividad cardiaca alguna durante esa visita ni en un ultrasonido tomado una semana antes. “Dice tener mucho dolor” y “luce alterada”, indican los registros.

Amanda, a quien después de sufrir un aborto espontáneo en el primer trimestre del embarazo, un hospital le dio instrucciones de regresar únicamente si sangraba suficiente para saturar más de un pañal por hora, en el área de Dallas-Fort Worth en Texas, el 8 de julio de 2022. (Nancy Newberry/The New York Times).
Amanda, a quien después de sufrir un aborto espontáneo en el primer trimestre del embarazo, un hospital le dio instrucciones de regresar únicamente si sangraba suficiente para saturar más de un pañal por hora, en el área de Dallas-Fort Worth en Texas, el 8 de julio de 2022. (Nancy Newberry/The New York Times).

“Parece que se trata de un aborto espontáneo”, subrayan los documentos; sin embargo, la recomendación fue esperar para confirmar el diagnóstico y darle seguimiento en siete días.

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Amanda relató que, al volver a casa, se sentó en el inodoro y dejó “marcas en la pared con mis uñas” por el dolor. Luego, se metió a la tina, y lloró con su esposo mientras este sostenía su mano. “El agua de la tina era de color rojo oscuro”, recuerda Amanda. “Durante 48 horas, sufrí un constante sangrado profuso con coágulos enormes”.

Añadió: “Fue tan diferente de mi primera experiencia, cuando fueron tan amables y trataron de tranquilizarme, a esta vez que me sentí sola y aterrada”.

El hospital se negó a señalar si las leyes aplicables al aborto en Texas han tenido algún impacto en sus servicios médicos. En un comunicado, el hospital afirmó: “Aunque no podemos decir nada sobre casos individuales debido a las normas de privacidad, nuestro equipo multidisciplinario de médicos trabaja en conjunto para determinar el plan de tratamiento adecuado para cada caso en particular. La salud y seguridad de nuestros pacientes es nuestra principal prioridad”.

John Seago, presidente de Texas Right to Life, opina que los obstáculos que enfrentan las pacientes que sufren abortos espontáneos son “situaciones muy serias”. En su opinión, estos problemas se deben a “una falta de comunicación de la ley, no a la ley en sí”, y añadió que ha “visto informes sobre médicos confundidos, pero más bien se debe a que nuestras asociaciones médicas no han sabido” dar orientación clara.

El entorno incierto ha causado inquietud entre algunos médicos y hospitales por la posibilidad de que alguien los acuse de facilitar un aborto, temor por el que también algunos encargados de farmacias se han negado a surtir recetas de fármacos para completar abortos espontáneos, o han demorado el surtido de las mismas, según dicen proveedores y pacientes por igual. La semana pasada, el gobierno de Joe Biden advirtió que, si una farmacia se rehúsa a surtir recetas de pastillas “e incluso medicamentos necesarios para el tratamiento de un aborto espontáneo o complicaciones de la pérdida de un embarazo, debido a que estos fármacos también pueden emplearse para ponerle fin a un embarazo, entonces la farmacia podría cometer discriminación por género”.

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Las demoras en la expulsión de tejido de un embarazo que ha dejado de ser viable pueden causar hemorragias, infecciones e incluso en algunos casos sepsis que pone en riesgo la vida, afirman algunos obstetras.

“En este mundo después de Roe, las mujeres que sufran abortos naturales podrían morir”, se lamentó Monica Saxena, doctora de emergencias en el Hospital Stanford.

Varios expertos en Medicina definen el aborto espontáneo como un embarazo que llega a su término natural antes de las 20 semanas de gestación. La mayoría de los abortos espontáneos se presentan en las primeras 13 semanas; si un embarazo se pierde después de la semana 20, se considera que ha ocurrido una muerte fetal. Alrededor de uno de cada diez embarazos conocidos termina en un aborto espontáneo, proporción que aumenta hasta uno de cada cuatro si se incluyen abortos naturales ocurridos antes de que las pacientes se percaten de que están embarazadas.

Puesto que la terminología médica emplea las designaciones “aborto natural” y “aborto espontáneo”, se explica que las pacientes y los proveedores de servicios tengan más inquietudes en cuanto a la aplicación de prohibiciones diseñadas para el aborto. En el historial médico, también se hizo referencia al segundo aborto espontáneo de Amanda como “amenaza de aborto: establecida y empeora”.

Por lo regular, en el caso de abortos naturales en las primeras semanas del embarazo, cuando se determina que se ha suspendido la actividad cardiaca, a las pacientes deberían ofrecérseles tres opciones para expulsar el tejido, explicó Sarah Prager, profesora de Ginecología y Obstetricia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington.

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Se recomienda el procedimiento D y C cuando las pacientes presentan un sangrado profuso, sufren anemia, tienen problemas de coagulación o padecen afecciones específicas que las colocan en una situación médica vulnerable, explicó Prager. Algunas otras pacientes también optan por el D y C porque creen que la recuperación emocional es más sencilla que si optan por un proceso prolongado en casa.

Otra opción es la administración de fármacos, por lo regular mifepristona, que debilita la membrana que cubre el útero y suaviza el cuello uterino, y en segundo lugar misoprostol, que causa contracciones. Estas mismas pastillas se utilizan para el aborto provocado con fármacos.

La tercera opción es el “tratamiento expectante”: esperar a que el tejido salga por sí mismo, proceso que puede tardar varias semanas. Este tratamiento no tiene éxito en el 20 por ciento de los casos, y entonces la paciente necesita cirugía o medicamentos, comentó Prager, quien colaboró en la redacción de los lineamientos para el manejo del aborto espontáneo del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos.

De ser posible, debe permitirse que las pacientes elijan el método, pues no tener opciones agrava el trauma de perder un embarazo deseado, comentaron médicos y pacientes.

En Wisconsin, donde es posible que se aplique de nuevo una prohibición al aborto de 173 años de antigüedad, la ginecoobstetra Carley Zeal atendió a una mujer que dijo haber llegado a un hospital, justo después de la anulación del derecho al aborto, con un sangrado. El hospital determinó que había sufrido un aborto espontáneo, pero le dijo que “no podían practicarle D y C debido a la legislación”. El hospital no le ofreció tampoco fármacos para el tratamiento del aborto espontáneo, y le recomendó encontrar un médico ginecoobstetra que pudiera ayudarle. Para cuando encontró a Zeal, que le administró mifepristona y misoprostol, la mujer había sufrido sangrados intermitentes por varios días, lo que la puso en un “gran riesgo de sufrir hemorragias o infecciones”.

“Incluso en estos casos claros de práctica básica de la ginecología y obstetricia, las leyes hacen que los prestadores de servicios tengan dudas y temores”, señaló Zeal. “Estas leyes ya están afectando a mis pacientes”.

Algunos médicos afirman que los riesgos podrían ser mayores en casos de “abortos naturales inevitables”, en que no ha cesado la actividad cardiaca fetal, pero la membrana amniótica se rompe en una etapa muy temprana para que el embarazo sea viable, comentó Greer Donley, profesora asistente en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh.

Un estudio de dos hospitales de Dallas analizó el caso de 28 pacientes que sufrieron la ruptura de la membrana amniótica u otras complicaciones serias antes de las 22 semanas de gestación y que, debido a las leyes de Texas, no recibieron la intervención médica necesaria hasta que se presentó una “amenaza inmediata” a su vida o se suspendió la actividad cardiaca fetal. En promedio, las pacientes esperaron nueve días, y el 57 por ciento terminó con infecciones graves, sangrado u otros problemas médicos, señala el informe. Otro artículo publicado en la revista New England Journal of Medicine indicó que pacientes similares regresaron con señales de sepsis después de que algunos doctores u hospitales decidieron que la ley del aborto en Texas les impedía actuar antes.

En estos casos, Seago, de Texas Right to Life, comentó que las prohibiciones del aborto quizá exijan que se demore la intervención. Dijo que está prohibido, por ejemplo, que un médico diga: “‘Quiero provocar la muerte del bebé hoy porque creo que va a morir a fin de cuentas’”. Reconoció que esas demoras podrían causar complicaciones médicas para las mujeres, pero aclaró que, según la ley, las complicaciones “graves” pueden tratarse de inmediato.

Uno de los fármacos para el aborto natural, mifepristona, requiere la receta de un proveedor certificado de servicios médicos y las farmacias regulares no pueden surtirlo. Aunque el proceso de certificación es sencillo, Lauren Thaxton, profesora asistente del departamento de salud de la mujer en la Escuela de Medicina Dell de la Universidad de Texas, campus Austin, explicó que algunos hospitales han expresado “inquietud en cuanto a que este fármaco también se utilice para el aborto y la posibilidad de que se cree cierta especie de mala imagen”.

Así que, en algunos estados, los médicos solo recetan misoprostol para los abortos espontáneos, que puede funcionar solo, pero sus resultados no son tan buenos. También se emplea para otros padecimientos y debería ser fácil conseguirlo en las farmacias, pero algunas se han negado a surtir las recetas de misoprostol de pacientes con abortos espontáneos, o han solicitado que los médicos proporcionen documentación adicional, dijeron Thaxton y otros.

Algunas mujeres que han sufrido abortos naturales y corren el riesgo de perder otros bebés afirman que están considerando la opción de mudarse de estados que prohíben el aborto, o están evaluando de nuevo su plan de vida.

“Ya no vamos a intentar embarazarnos”, dijo Amanda. “No sentimos que sea seguro en Texas seguir intentando después de lo que nos pasó”.

© 2022 The New York Times Company