Cómo Elizabeth Olsen descubrió sus poderes
Elizabeth Olsen está acostumbrada a esperar entre bastidores. Cuando era estudiante de Actuación en la Universidad de Nueva York, consiguió un papel de suplente en la obra de Broadway “Impressionism”, protagonizada por Jeremy Irons. El espectáculo tuvo 56 representaciones. Olsen no subió al escenario ni una sola vez.
Ese tipo de oportunidades perdidas pueden afectar la mente de una actriz, pero Olsen nunca tuvo prisa por acaparar el protagonismo. Años más tarde, cuando fue elegida para interpretar a la bruja que cambia la realidad, Wanda Maximoff, en “Avengers: Era de Ultrón”, su personaje era más bien un vengador secundario que el evento principal y en las tres películas posteriores de Marvel —cada una con un conjunto de superhéroes más abarrotado que el anterior— Olsen nunca pasó de ser la décima protagonista.
Sin embargo, algo curioso ocurrió después de esperar todo ese tiempo: “WandaVision”, una parodia de comedia sobre Wanda y su marido androide, se convirtió en un fenómeno inesperado cuando se estrenó a principios del año pasado en Disney+. Este mes, “Doctor Strange en el multiverso de la locura”, que cuenta con Olsen como coprotagonista y enfrenta a su problemática bruja con el hechicero con barba de Benedict Cumberbatch, ha resultado aún más importante. La película recaudó 185 millones de dólares en sus tres primeros días de estreno, situándose en el puesto once de los mejores fines de semana de estreno nacionales de todos los tiempos.
Para Olsen, que en un principio se dio a conocer en el cine independiente, eso equivale a pasar la página de un cómic y encontrarse con un enorme panel solo para ella. Durante una videollamada la semana pasada, le pregunté qué sentía al pasar a primer plano como actriz principal de una superproducción.
“¡Estoy totalmente mortificada!”, comentó. “No la voy a ver”.
Horas después de que hablamos, Olsen pasaría por la alfombra roja del estreno en Hollywood de “Doctor Strange en el multiverso de la locura”, pero tenía previsto huir del cine en cuanto empezara la película. “Es una presión que siento por primera vez”, explicó. “Tengo mucha ansiedad con el estreno de ‘Doctor Strange’ porque nunca he tenido que encabezar una película comercial yo sola”.
Dado que el director de “Doctor Strange”, Sam Raimi, aún no había visto todos los episodios de “WandaVision” cuando comenzó el rodaje, le tocó a Olsen enhebrar la complicada línea entre los dos proyectos. En la serie de Disney+, Wanda está tan desolada tras la muerte de su verdadero amor, Visión (Paul Bettany), que inventa un elaborado programa de telerrealidad de comedia en el que él sigue vivo y luego añade dos hijos para completar la ilusión. Pero en “Doctor Strange en el multiverso de la locura”, da un giro mucho más severo: corrompida por un libro de hechizos demoniaco, Wanda se vuelve mala y estrangula a un elenco de personajes buenos mientras se encuentra en un viaje que abarca varios universos para encontrar a sus hijos.
Olsen “da miedo no por sus poderes destructivos o sus ambiciones diabólicas, sino porque está muy triste”, escribió nuestro crítico A. O. Scott. Y si todavía sientes simpatía por Wanda mientras hace picadillo a nuestros héroes, es gracias a los esfuerzos de Olsen por cimentar al personaje en algo que resulte específico e íntimo. Cuando Wanda emite una amenaza mortal, Olsen deja que su voz se suavice y sus ojos se llenan de lágrimas y arrepentimiento: hay una persona real ahí. (Aunque otras actrices en el reino de los supervillanos se inclinan hacia una actuación “camp”, Olsen entiende que cuando estás flotando en el aire y usando una tiara roja, las cosas ya son lo suficientemente ridículas).
Pero después de seis proyectos de Marvel, ¿es este el tipo de carrera en la pantalla grande que esperaba? No exactamente.
“Me alejó de la capacidad física para hacer ciertos trabajos que pensé que estaban más alineados con las cosas que disfrutaba como miembro de la audiencia”, explicó Olsen. “Y esta soy yo siendo la más honesta”.
OLSEN HABÍA SABIDO que quería actuar desde que era niña, pero también sabía que no quería actuar siendo niña. Cualquier curiosidad que pudiera haber tenido sobre la fama se calmó al crecer junto a sus hermanas Mary-Kate y Ashley, quienes fueron elegidas para actuar en “Tres por tres” antes de que tuvieran un año. El escrutinio transformador de la vida del estrellato podía esperar.
De todos modos, se sentía mucho más cómoda en grupo. Olsen jugaba voleibol en la escuela secundaria y encontró su brillo en la camaradería del equipo: todos podían tener su momento en solitario, pero tenían que trabajar juntos para tener éxito. Incluso en la universidad, cuando comenzó a hacer audiciones para películas, no tenía prisa por dejar el conjunto teatral con el que había ido a la escuela.
No obstante, la actuación cinematográfica no siempre es igualitaria. En 2011, Olsen irrumpió en el Festival de Cine de Sundance con un par de películas estelares: “La casa del miedo”, un filme de suspenso de una sola toma que mantiene su lente enfocado en ella durante 87 minutos, y “Martha Marcy May Marlene”, que la presenta como una exmiembro de una secta que lucha por seguir adelante. Ese doble éxito llevó a la gente a llamarla la “chica de moda” de Park City, pero mientras los poderosos e influyentes hacían fila en la nieve para conocerla, Olsen no confiaba en nada de lo que decían.
“Realmente sentí que todos decían tonterías”, comentó. “Me decía: ‘Esto es una burbuja’. Me sentía como si estuviera literalmente en una bola de nieve”.
De esa experiencia aprendió solo dos cosas: no quería encasillarse en el papel de la chica independiente que llora, pero tampoco quería que la metieran de lleno en películas de gran presupuesto. “Ese tipo de presión me daba miedo”, aseguró.
Sin embargo, a veces está bien que te inviten a la fiesta. A los pocos años de comenzar su carrera como actriz, tras una racha de películas independientes de bajo perfil, le preguntó a su agente por qué nunca la había invitado a participar en películas de alto nivel. ¿La respuesta?: “La gente no cree que quieras hacerlas”.
¿Quería? Esa es una pregunta que Olsen se hizo entonces y que sigue haciéndose de vez en cuando. Decidió que tenía que ponerse más en evidencia y firmó para participar en una nueva versión de “Godzilla” en 2014, con la idea de que al menos era dirigida por Gareth Edwards, que hasta entonces había sido un cineasta independiente.
Y entonces llegó el papel de Wanda y, con él, la entrada a la franquicia más grande de Hollywood. Mientras Olsen meditaba la oferta de Marvel para protagonizar “Avengers: Era de Ultrón”, enumeró las ventajas: desafiaría su encasillamiento independiente. Volvería a formar parte de un conjunto, aunque con superpoderes. Y su coprotagonista en “Godzilla”, Aaron Taylor-Johnson, estaba dispuesto a participar en el papel del hermano de Wanda, Pietro, para que no estuviera sola. Firmaron su participación en “Ultrón” como pareja.
Pero Pietro fue asesinado al final de la película y mientras una agitada Wanda continuaba en el Universo Cinematográfico Marvel, preguntándose si realmente encajaba, Olsen se planteó la misma pregunta. Debido a sus compromisos con Marvel, tuvo que rechazar un papel protagónico en la comedia oscura de Yorgos Lanthimos “Langosta” y no hizo falta un multiverso para que Olsen imaginara cómo esa película la habría impulsado por un camino totalmente diferente como actriz.
“Empecé a sentirme frustrada”, señaló. “Tenía esa seguridad laboral, pero estaba perdiendo piezas que sentía que eran más parte de mi ser. Y cuanto más me alejaba de eso, menos me consideraban para ello”.
“Falcon y el Soldado del Invierno” iba a ser la primera serie de Disney+ de Marvel, un programa de acción a la antigua usanza, con los pies en la tierra, en el que los superhéroes golpean a los malvados en cada episodio de una hora de duración. En cambio, “WandaVision” era una parodia de comedia de situación de media hora de duración; las peleas más significativas del programa eran riñas matrimoniales, aderezadas con inquietantes risas grabadas.
“Pensábamos que lo que hacíamos era muy raro y no sabíamos si teníamos público para ello, así que había libertad para hacerlo”, afirmó Olsen. “No había presión ni miedo. Fue una experiencia realmente saludable”.
Pero después de que la pandemia provocara que Marvel reajustara el orden de sus series de Disney+, “WandaVision” fue la primera y se convirtió en la improbable abanderada. La serie generó innumerables memes, colapsó el servicio de transmisión en continuo en múltiples ocasiones y obtuvo 23 nominaciones a los Emmy, incluyendo una nominación a mejor actriz para Olsen.
Y lo más importante, “WandaVision” la ayudó a enamorarse de Wanda —un personaje que había interpretado durante años— por primera vez. La serie ofrecía una vertiginosa gama de variaciones del papel —algunas con un toque de comedia de situación, otras modernas y morosas— y el primer episodio, rodado ante un público en vivo, requería toda la formación teatral de Olsen para tener éxito. No estaba segura de que fuera a resonar en un público más amplio hasta que unos amigos le enviaron videos de un almuerzo en Minneapolis en el que había “drag queens” vestidas como todos los “alter egos” de Wanda. “Si llegas a ese escenario”, dijo Olsen riendo, “entonces sí que formas parte de la cultura”.
Con la Viuda Negra de Scarlett Johansson fuera de escena, Olsen es ahora la actriz de Marvel con más horas de trabajo. ¿Se siente lo suficientemente revitalizada, después de “WandaVision” y “Doctor Strange”, como para estar dispuesta a protagonizar una película en solitario sobre su personaje?
“Creo que sí”, opinó. “Pero realmente tiene que ser una buena historia. Creo que estas películas son mejores cuando no se trata de crear contenido, sino de tener un punto de vista muy sólido, no porque necesites tener un plan para poder filmar tres películas”.
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