Duplantis añade en Glasgow un título más a su colección

Glasgow, 3 mar (EFE).- El sueco Armand Duplantis, el gran revolucionario del salto con pértiga, se embolsó un nuevo triunfo en Glasgow, en los Mundiales de pista cubierta, y sumó una nueva medalla de oro a su amplía colección de títulos.

A sus 24 años, Duplantis ya puede presumir de un palmarés inigualable para alguien de su edad. Es campeón olímpico (Tokio 2020), doble campeón del mundo al aire libre (2022 y 2023) y de pista cubierta (2022 y 2024), dos veces campeón de Europa al aire libre (2018 y 2022) y uno bajo techo (2021) y tres veces ganador de la Liga de Diamante (2021, 2022 y 2023).

El sueco es el gran dominador del salto con pértiga de los últimos años, destronando por completo a la leyenda de Serguéi Bubka. Los números así lo reflejan. Ha superado más de setenta veces los seis metros por 45 del ucraniano, retirado en 1997 tras ganar seis títulos mundiales al aire libre y tres de pista cubierta.

A Glasgow, el prodigio sueco, de 1,81 metros, llegó con solo tres competiciones en sus piernas. En las dos primeras, en Astana (Kazajistán) y Uppsala (Suecia), ganó con marcas discretas, 5.80 y 5.92, mientras que en la tercera, en Clermont-Ferrand, lo hizo con 6.02.

El sueco, criado en la ciudad estadounidense de Lafayette, del estado de Luisiana, protagonizó en el Emirates Arena de Glasgow un concurso muy irregular.

Con la barra en 5.85 metros realizó dos nulos que llevaron el suspense a su actuación. En su tercer intento, sin margen de error, superó el listón de sobra y apuntó a su siguiente marca, los 5.95, que también sobrepasó pero a la segunda.

Esa marca le aseguró el oro pero Duplantis no se quiso conformar. Con el público entregado renunció a los seis metros y quiso situar la barra en 6.05, que atravesó a la tercera.

Al igual que hace unos días en Clermont-Ferrand, Duplantis quiso ir un poco más allá y pidió subir el listón a los 6.24 para tratar de batir su propio récord del mundo, situado en 6.23. Lo intentó tres veces, no lo consiguió, pero se marchó de Glasgow con la misma sonrisa con la que atravesó dos horas antes el túnel de vestuarios en dirección a la pista antes de competir.

David Ramiro

(c) Agencia EFE