“Parece domingo”. Comercios abiertos, transporte vacío y poca gente para un miércoles atípico en la ciudad
Desde su puesto de diarios, sobre la avenida Las Heras, Rodrigo Oviedo ve pasar colectivos vacíos, también taxis con el cartel “Libre” encendido, y se asombra: “Parece domingo”, dice, sentado sobre la vereda, hoy despojada del bullicio matutino habitual. Lo único que corta la ilusión de fin de semana es la presencia de los obreros del edificio en construcción de la esquina, pero ellos ya se están yendo. Con sus remeras azules de la Uocra (Unión Obreros de la Construcción de la República Argentina), compran sandwiches y gaseosas en un quiosco antes de partir hacia el Congreso, donde se reunirán con el resto de los integrantes del movimiento sindical, que hoy se adhiere al paro general contra la ley ómnibus impulsada por el gobierno nacional.
Pese al poco movimiento en las calles, la mayoría de los comerciantes mantienen los locales abiertos. Dicen que seguirán trabajando hasta media tarde, cuando deberán cerrar de manera prematura para poder viajar a sus casas antes de que comience el paro de transporte público, agendado para las 19. Ya se veían afectados por las bajas en las ventas del mes de enero, debido a las vacaciones, y es por eso que viven el paro general con preocupación. “Estamos pasando una crisis económica, este año, diciembre y noviembre, que suelen ser meses muy buenos de trabajo, fueron malos. Enero siempre es complicado por las vacaciones. Por eso no podemos darnos el lujo de perder un día de trabajo, no nos conviene. El alquiler lo seguimos pagando”, se lamenta Ignacio González, dueño del quiosco donde almuerzan los obreros.
Hasta los taxistas, que suelen beneficiarse los días de paro de transporte, se quejan. Rodrigo, por ejemplo, dice desde su ventanilla, con el cartel led encendido, que pasó “gran parte de la mañana circulando sin clientes”. Es por eso que ahora decidió dejar la avenida y dirigirse hacia la zona del Cementerio de la Recoleta, hoy repleta de turistas.
Lo cierto, señalan los encargados de edificios consultados, es que más de la mitad de las personas que cada mañana salen de sus casas para ir a la oficina hoy han decidido permanecer puertas adentro. Es por eso, también, que las paradas de colectivos de Plaza Italia, que suelen tener filas de media cuadra o más, se encuentran desoladas. En toda la planada de Metrobus se ven como máximo 10 personas, esperando diferentes colectivos en dirección al centro.
“Voy y vuelvo temprano, antes del paro de colectivos”, dice Constanza Bellotti, de 40, quien trabaja en una empresa de márketing digital en el microcentro, mientras espera, junto a otras dos personas, el 55. Acostumbra a viajar parada, pero hoy, intuye, tendrá muchos asientos para elegir.
Incluso la mayor parte de los puestos de libros de Plaza Italia están cerrados. Hay solo dos abiertos, pero sus dueños afirman que las ventas del día son nulas. “Muchos de nuestros colegas viven lejos y se les complicaba venir por el paro de colectivos, otros adhirieron al paro. Yo vengo en auto desde Devoto, así que no tengo problema. Además, necesito laburar. El día no me lo paga nadie. Si no abro, no vendo y no gano plata”, dice Marcelo Mosquera, de 60, propietario del local 7 desde hace un año. “No es que esté de acuerdo con este gobierno, pero trabajar hay que trabajar. No queda otra”. concluye el hombre.
Hasta algunos de los paseadores de perros adhirieron al paro. “Tenemos un grupo de Facebook entre los que paseamos perros en Recoleta y muchos dijeron que hoy al mediodía cortaban y se iban juntos para el Congreso”, cuenta Elisabeth García, de 27 años, que camina por la calle Junín acompañada por dos cockers y un caniche. El paseo hoy es más plácido que de costumbre, dice. No se choca con otros transeúntes y tampoco debe tirar de las correas con fuerza para evitar que sus perros se abalancen sobre los de otros paseadores, ya que no se ha cruzado con ninguno en toda la mañana.