El divertido momento de Lando Norris en el desfile de pilotos en Interlagos y la confusión con Franco Colapinto

Norris se ríe ante el aliento a Franco Colapinto durante el Drivers Parade en Interlagos
Norris se ríe ante el aliento a Franco Colapinto durante el Drivers Parade en Interlagos

El Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 se convirtió en un evento especial para los miles de fanáticos argentinos que coparon el circuito de Interlagos, para ver y alentar de cerca a Franco Colapinto. El joven piloto de Williams, que captó la atención del público internacional y, en particular, de los hinchas albicelestes, se convirtió en el centro de una efervescente pasión nacional.

La clasificación para la carrera fue desafiante, marcada por cinco banderas rojas y una intensa lluvia que obligó a retrasar la sesión de clasificación del sábado para el domingo. Durante el agitado fin de semana, los pilotos participaron en el clásico “Drivers Parade” antes de la carrera. En ese momento, el británico Lando Norris, quien obtuvo la pole position, experimentó en primera persona el furor argentino: los gritos y cánticos desde las tribunas no eran para él. Sorprendido, Norris admitió con humor al ser entrevistado: “No es por mí, es por Franco. Es Franco, es Franco”.

El diluvio fue protagonista en Interlagos. No solo alteró la clasificación del sábado, sino que también complicó el desarrollo de la carrera. Las condiciones adversas en pista llevaron a que varios pilotos, entre ellos Colapinto, perdieran el control en distintos tramos del circuito. En un momento particular, mientras los corredores saludaban al público desde un camión que recorría la pista, la prensa oficial de la Fórmula 1 aprovechó para preguntar a Norris sobre el apoyo que recibía desde las tribunas. Norris, sin dudarlo y entre risas, explicó que el nombre coreado era el del piloto argentino. Es probable que los periodistas y el propio Lando hayan interpretado los cánticos como un apoyo hacia él, cuando en realidad la marea albiceleste gritaba “Franco” en lugar de “Lando”.

En medio de la inestabilidad climática y de los cambios en el cronograma de actividades, Colapinto también aprovechó la oportunidad para acercarse a sus fanáticos el sábado. A pesar del difícil momento emocional que atravesaba tras la reciente pérdida de su abuelo, el piloto se mostró conmovido por el entusiasmo de sus compatriotas, quienes lo recibieron con un tradicional canto de aliento adaptado del mundo del fútbol: Franco, mi buen amigo, esta campaña volveremo’ a estar contigo”.

Emocionado, Colapinto agradeció el respaldo: “Gracias a todos los fans que vinieron a apoyar. Es una locura. Están locos, boludo. Les agradezco mucho por venir. Es muy lindo recibir todo este apoyo. Estoy acá por ellos y me hicieron sacar una sonrisa”, expresó el piloto, destacando cómo la calidez del público le brindó un respiro emocional en un fin de semana cargado de presión.

La importancia de los fanáticos argentinos para Colapinto se hizo aún más evidente con el comunicado oficial de Williams, que confirmaba al joven como el único piloto en representación del equipo. Su compañero, Alexander Albon, no pudo competir debido a los graves daños sufridos en su monoplaza tras un accidente en la clasificación. Así, Colapinto se convirtió en el foco de apoyo para todos aquellos que viajaron hasta Brasil y que fueron clave en su motivación, en una cita que no solo representó un desafío en pista, sino un momento de comunión con sus seguidores argentinos.

En un deporte donde los pilotos suelen encontrar su motivación en las estrategias y mejoras técnicas, el fervor de los seguidores de Colapinto mostró un lado emocional en la Fórmula 1 pocas veces visto. Las tribunas vibraron con los cánticos y las banderas argentinas, recordándole al joven de 21 años que no estaba solo, incluso en los momentos más difíciles.

Choque de Franco Colapinto en GP de Brasil
Choque de Franco Colapinto en GP de Brasil

Fin de semana triste

Tras el abandono en la vuelta 34, Colapinto se presentó ante las cámaras de ESPN, respiró hondo y al mismo tiempo miró hacia un costado. Por un instante se le cortó la respiración, y muy bajo y cortito se le escuchó: “El auto se destrozó”. Hizo una pausa, agachó la cabeza. La tristeza que dominaba su expresión le quitó toda la energía al hablar. “Pido perdón al equipo que trabajó mucho para poner el auto en pista y tuvimos otro accidente. Vamos a intentar volver más fuertes”. Se aferró a su botella con líquido hidratante y se retiró. Franco Colapinto daba por terminado su primer fin de semana negativo, por momentos dramático, en la Fórmula 1.

Después de cinco grandes premios disputados, acabados y rozando la perfección desde su debut en Italia, era evidente que algún día iban a las llegar horas bajas. Y lo hicieron de la manera más dolorosa que se podía imaginar. Porque Franco sufrió el jueves la pérdida de su abuelo paterno, Leónidas, y eso lo afectó en la clasificación para la carrera sprint del sábado, en la que terminó 12º; porque sufrió un derrape con serias averías en las impredecibles (por la adherencia cambiante) “eses de Senna” el domingo, apenas comenzando la prueba de clasificación para la carrera. Y porque en la 34ª vuelta del Gran Premio, con el Safety Car al frente, se salía inesperadamente de pista en la muy rápida curva de la subida hacia los boxes, a veces identificada como “curva del café”.