“Diego lo amaba”. El remate de Macri, disputas familiares y desfile de famosos: historias del palco más icónico de la Bombonera

BAS03 - BUENOS AIRES (ARGENTINA)25/04/07 - Fotografía de archivo (26/03/06), del ex jugador, Diego Armando Maradona, durante el encuentro que entre Boca Juniors y River Plate, en el estadio de La Bombonera en Buenos Aires. La clínica psiquiátrica Avril, donde Maradona se encuentra ingresado desde el sábado pasado, desmintió hoy 25 de abril de 2007, un rumor sobre la muerte del ex futbolista que llegó a algunos medios de comunicación locales. EFE/Leo La Valle.

Un tanque anfibio, una casa con zoológico, un anillo de diamantes, una gorra del Che Guevara y una Ferrari Negra valuada en 1.000.000 de dólares fueron algunos de los regalos más extravagantes que recibió Diego Armando Maradona a lo largo de su carrera deportiva. Empresarios, políticos, diplomáticos, jefes de Estado y presidentes de distintos clubes del mundo halagaron al astro argentino con los obse­quios más costosos, originales y estrafalarios del planeta. Sin embargo, ninguno resultó tan importante en la vida de Diego como el palco VIP del primer piso de la Bombonera, aquel que perteneció a Maradona durante más de dos décadas y que hoy es motivo de disputa entre Dalma, Giannina y el resto de los herederos del 10.

El palco, fue un regalo de Oldemar “Cuqui” Barreiro Laborda, apoderado en Argentina de la empresa de monitoreo satelital Lo/Jack
El palco, fue un regalo de Oldemar “Cuqui” Barreiro Laborda, apoderado en Argentina de la empresa de monitoreo satelital Lo/Jack - Créditos: @Leo La Valle

La muerte de Diego Maradona, el 25 de noviembre de 2020, reavivó la interna familiar y dejó un millonario patrimonio a repartir entre sus cinco hijos legítimos: Dalma y Gianinna, de Claudia Villafañe; Diego Junior, de la italiana Cristiana Sinagra; Jana, fruto de su relación con Valeria Sabalain; y Diego Fer­nando, el más chico de todos, de su vínculo con Verónica Ojeda. El palco, ubicado casi exactamente sobre la línea que divide los dos campos, también fue parte de la con­tienda judicial. En 2004, la Comisión Directiva de Boca Juniors, encabezada en aquel entonces por el presidente Mauricio Macri, le otorgó a Diego un palco “de por vida” en un sector privilegiado del estadio del Xeneize. Es decir: hasta el día de su muerte. Sin embargo, las llaves continúan en manos de sus hijas mayores.

Bajo rastreo satelital

“Una goleada en dólares”, tituló LA NACION el jueves 2 de mayo de 1996, horas después de que Mauricio Macri redondeara un excelente negocio en beneficio de Boca: el ingeniero de 37 años, que transitaba su primer período como primer mandatario del club, había re­caudado más de 5.000.000 de dólares por el remate de 32 pal­cos VIP y 200 plateas preferenciales en el renovado estadio bo­quense, reinaugurado 72 horas más tarde en la histórica derrota por 6 a 0 ante Gimnasia y Esgrima La Plata. Uno de los beneficiarios de esos palcos fue Diego Maradona, futbolista estrella del plantel de Carlos Bilardo, que acudió al remate junto a su amigo y representante, Guillermo Coppola.

Coppola había sido durante años el dueño del famoso palco 17, por el que había desfilado innumerable cantidad de figuras del espectáculo (Luis Miguel, Ricky Martin), además de Diego y otros afamados personajes de la noche de los 90. Tras la remodelación del estadio, Coppola intentó por todos los medios conservar ese lugar, pero todos los palcos fueron a remate.

En su improvisado papel de martillero, con muñeca para saber cuándo apretar y aflojar a los compradores, Macri abre el primer sobre lacrado con una oferta inicial de 300.000 pesos (dólares). Es por el palco “S1″ (de la mitad de la cancha, el primero hacia el sur, el lado de La Doce), el mejor cotizado de los 32, equipado con aire acondicionado, frigobar y TV de 29 pulgadas.

Dalma, Giannina, Claudia, Doña Tota, Don Diego, Lalo, su hijo Jorgito, Jana, Charly García, Luciano Pereyra: familia y famosos compartieron palco con el astro entre 1996 y 2016
Dalma, Giannina, Claudia, Doña Tota, Don Diego, Lalo, su hijo Jorgito, Jana, Charly García, Luciano Pereyra: familia y famosos compartieron palco con el astro entre 1996 y 2016

“Guillermo, ganalo”, le pide Maradona. Coppola se niega: “No podemos, Diego, no tenemos un peso”. “¡No lo pierdas, era de tu papá!”, insiste el ídolo. “¿Estás loco? ¿De dónde querés que saque la plata? ¡Nos fundimos!”, devuelve el agente. En medio del murmullo, Macri le baja el martillo al primer palco rematado: “Por diez años, 305.000 dólares la oferta del señor Diego Armando Maradona. A la una, a las dos, ¡y a las tres!”. Hay aplausos en la sala. Las cámaras giran para enfocar al 10. Diego sonríe. Macri guiña un ojo. Coppola es acompañado por los dirigentes Pedro Pompilio y José Beraldi a identificar el palco frente a un plano gi­gante, apoyado sobre un soporte de madera. Los tres sonríen para la foto.

El palco, en realidad, es un regalo de Oldemar “Cuqui” Barreiro Laborda, apoderado en Argentina de la empresa de monitoreo satelital Lo/Jack que busca desembarcar en el fútbol con la idea de expandir su marca. “Es de ustedes”, susurra Laborda al oído de Coppola. El empresario, condenado en 2019 a ocho años de prisión en la causa por contrabando y asociación ilícita conocida como “la mafia de los contenedores”, cedería a Maradona el abono de su palco a cambio de que el ídolo boquense luciera una gorrita con el logo de la firma y participara de diferentes actividades comerciales vinculadas con la marca. Como parte del acuerdo, que también incluyó la figura de Claudio Pol Caniggia , compañero de Maradona en Boca, Laborda le obsequió a Diego un caba­llo (“Ted Lapidus”), una casa rodante valuada en 100.000 dólares y el famoso camión Scania con que el ídolo se presentó a un entrenamiento del Xeneize en octubre de 1997, con Coppola de copiloto.

Maradona transitaba su último período como jugador de Boca, pero producto de sus problemas físicos y sus idas y vueltas con la dirigencia, eran más los partidos fuera que dentro de la cancha. Desde que obtuvo el palco, disputó cuatro encuentros en 1996, siete en 1997 y se perdió 14. Diego tenía su espacio asignado en la Bombonera, pero prefería quedarse en casa. “Si vengo a la cancha me mato”, decía. Con el paso del tiempo, el palco S1 del Alberto J. Armando se fue convirtiendo, de a poco, en uno de sus lugares predilectos.

Daniel Osvaldo, entonces pareja de Gianinna, ocupó el palco de Maradona luego de su muerte
Daniel Osvaldo, entonces pareja de Gianinna, ocupó el palco de Maradona luego de su muerte

El 1º de junio de 1996, Maradona observó su primer partido desde el palco VIP, un amistoso ante la U de Chile que terminó en victoria por 3 a 1 con goles de Silvio Carrario, Fernando Cáceres y Sebastián Rambert. Cuatro meses después, Boca venció 3 a 2 a River y Diego, desde afuera, jugó su propio clásico. Roberto Pompei y Gabriel Cedrés celebra­ron sus goles de cara al palco del 10, que los había respaldado en la semana. Esa noche, la del famoso “nucazo” de Hugo Romeo Guerra, Diego disparó munición pesada contra Ramón Díaz (“no existe”), anunció que no volvería a Boca al final del Apertura y que su futuro podría estar en Rayo Vallecano o en el fútbol de Japón. Todo, con la gorrita de Lo/Jack.

La Bombonera cuenta con seis bandejas de populares, tres de plateas, una platea preferencial, dos torres-terrazas de cinco pisos cada una y siete sectores de palcos: los VIP, como el de Diego; los de los pisos 1, 2 y 3 del edificio que da espaldas a Del Valle Iberlucea; los A, B, C, D, M y Corporativo, sobre la platea media; y los situados al ras del piso, detrás de los bancos de suplentes, inaugurados en 2017. A comienzos de abril, Boca publicó en su página web los precios actualizados de los abonos, que van desde los $714.900 por 12 meses (en el tercer piso, a la altura de los corners) a los $1.370.500 (primer piso, en el centro de la cancha). Es decir: entre 8.700 y 16.700 dólares al año, sin contar el adicional de Conmebol en partidos internacionales. La lista no incluye palcos VIP, ni los ubicados al borde del campo de juego, ya que pertenecen, en su enorme mayoría, a empresas y sponsors del club.

El palco de su casa

Dalma, Giannina, Claudia, Doña Tota, Don Diego, Lalo, su hijo Jorgito, Jana, Charly García, Luciano Pereyra, Juan Martín del Potro, el músico Fabián “Zorrito Vön” Quintero, los empresarios Pablo Cosentino y Omar Suárez, los periodistas Marcelo Palacios y Martín Arévalo son algunos de los famosos que compartieron palco con el astro entre 1996 y 2016, la última vez que pisó la cancha como hincha. Otros que cumplieron el sueño de observar un partido junto a Diego fueron los actores de la serie infantil Cebollitas, en la que Dalma interpretaba el papel de “Sofía”, y el delantero malvinense Martyn Gilson Clarke, quien estuvo a prueba en la Reserva del Xeneize y antes de retornar a las islas se dio el lujo de comer pizza con cerveza en el palco de Diego tras una goleada de Boca 3 a 0 sobre Independiente.

El 17 de enero de 2004, Boca le entregó a Maradona la tenencia de por vida de su palco
El 17 de enero de 2004, Boca le entregó a Maradona la tenencia de por vida de su palco - Créditos: @MARCOS BRINDICCI

“Diego amaba su palco. Era un lugar sagrado para él, porque ahí podía disfrutar de sus tres grandes amores: Boca, la familia y los amigos”, repasa Omar Suárez, dueño del club nocturno Cocodrilo y parte del círculo íntimo del ídolo a principios de la década del 2000. “El día de la final con Cruz Azul [NdeR: por la Libertadores 2001], que se definió por penales, Diego es­taba como un chico. Gritaba, rezaba, se comía las uñas. Recuerdo que festejamos con unos paraguas azules y amarillos que había mandado a fabricar con el logo de Cocodrilo, y la imagen se viralizó tanto que a la salida de la cancha la gente pagaba entre 50 y 100 dólares para llevarse el paraguas de Maradona. Ese palco tenía una magia increíble. Era para ocho personas, pero a veces éramos como mil”, narra Suárez, desde Cancún. “Todo el mundo quería ver los partidos al lado de Diego, pero él decidía quién entraba y quién no. A veces aparecía algún famoso que quería figurar un poco y Diego nos pedía que cerráramos la puerta. O los hacía pasar un ratito, se sacaba una foto y veía el partido tranquilo. Era muy celoso de su palco”, agrega el empresario. Entre 2000 y 2005, Maradona se instaló en Cuba para someterse a un tratamiento de rehabilitación para su adicción a la cocaína. Sin embargo, el palco de la Bombonera fue su cita obligada cada vez que visitaba Buenos Aires.

Para toda la vida

El 17 de enero de 2004, Boca recibió a Bolívar por la final de vuelta de la Copa Sudamericana. El equipo de Jorge Benítez había caído 1 a 0 en La Paz, aunque en el llano la historia sería bien distinta. El Xeneize golpeó de entrada y levantó su título internacional número 13 en una noche especial para todo el Mundo Boca. Martín Palermo llegó al gol 100, Carlos Tevez se despidió a lo grande antes de fichar para el Corinthians y Maradona recibió, en la previa del partido, “el regalo más lindo del mundo”: un año y medio antes de caducar el acuerdo con Lo/Jack, Boca le entregó una llave simbólica en la previa del partido para que Diego utilice “de por vida” las instalaciones de su palco. Sí, hasta que la muerte los separe.

“Diego era un ídolo del club y decidimos otorgarle ese palco a modo de agradecimiento por todo lo que le había dado a Boca y al pueblo argentino. Se aprobó en Comisión Directiva y se le obsequiaron las llaves en el campo de juego para que tuviera el reconocimiento de toda la gente”, aporta José Beraldi, titular del Departamento de Fútbol de Boca entre 2003 y 2007. La entrega solo quedó plasmada en un acta de Comisión Directiva. “Fue todo de palabra”, agrega Beraldi en charla con LA NACION.

“Diego amaba su palco. Era un lugar sagrado para él, porque ahí podía disfrutar de sus tres grandes amores: Boca, la familia y los amigos”, repasa Omar Suárez, dueño del club nocturno Cocodrilo y parte del círculo íntimo del ídolo a principios de la década del 2000
“Diego amaba su palco. Era un lugar sagrado para él, porque ahí podía disfrutar de sus tres grandes amores: Boca, la familia y los amigos”, repasa Omar Suárez, dueño del club nocturno Cocodrilo y parte del círculo íntimo del ídolo a principios de la década del 2000 - Créditos: @JUAN MABROMATA

Durante esos años, la imagen de Diego en su palco de la Bombonera recorrió las portadas de los principales medios deportivos del país. Fue, durante años, una ventana abierta a la privacidad del 10. Martín Arévalo fue uno de los periodistas deportivos que más tiempo compartió con el 10. Conoció a Diego en 2001, cuando Maradona era manager de Almagro (llevó como técnicos a Héctor Enrique y José Luis Brown) y el periodista especializado en Boca cubría la información del Tricolor de José Ingenieros. Y mantuvieron una relación de amistad hasta los días finales del astro. “A Diego le he hecho infinidad de entrevistas en su palco, pero lo que más recuerdo era cuando me indicaba qué jugador le había gustado y yo lo cruzaba al aire en las transmisiones de los partidos para que él los felicitara por el partido y le pidiera la camiseta. Diego fue el mejor productor de radio que tuve en mi vida”, cuenta Arévalo, quien además le obsequió al ídolo varios de los cuadros que Diego colgó en su palco.

Otra imagen que quedó grabada en la memoria de Arévalo fue la bandera que colgó Maradona el día que Guillermo Barros Schelotto actuó en Reserva ante Tiro Federal, en octubre de 2005, y la reacción inmediata del 10 cuando Marcelo Delgado, quien competía por el puesto con el Mellizo, sostuvo en declaraciones radiales que él no necesitaba “de Maradona ni de ningún dirigente” para formar parte del equipo. Diego era vicepresidente del Departamento de Fútbol y esa misma noche salió al aire en el programa de Arévalo para poner en caja al Chelo. “Muchas de las noticias que generaba Diego nacían dentro de su palco”, añade Martín.

Maradona utilizó su palco hasta mediados de 2016, cuando dejó de asistir al estadio por cuestiones personales. Tampoco concurrió entre 2008 y 2010, durante su etapa como entrenador de la Selección; ni entre 2011 y 2012, cuando condujo al Al Wasl de Emiratos Árabes Unidos. Su relación con Rocío Oliva lo alejó de sus hijas y también de la Bombonera. En su ausencia -siempre con el aval de Diego-, Dalma y Giannina tuvieron el control absoluto del palco de Maradona.

En 2014, Diego hizo un trato con Dalma: él le prestaba el palco a cambio de que ella no fuera a la cancha de visitante. Diego vivía en Dubai y pisaba poco y nada la cancha de Boca. En 2015 Maradona volvió a la cancha para la presentación de Carlos Tevez como refuerzo del equipo y en el reestreno de Carlitos frente a Quilmes, la tarde del golazo de rabona de Jonathan Calleri.

Su último partido en la Bombonera fue el 14 de julio de 2016, en la derrota 3 a 2 ante Independiente del Valle por la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores, antes de relanzar su carrera de entrenador en el Al Fujairah de Emiratos Árabes, Dorados de Sinaloa y Gimnasia y Esgrima La Plata. En 2020 regresaría como DT, en la victoria 1 a 0 de Boca sobre el Lobo, que coronó campeón al Xeneize. Fue el 7 de marzo y ese fue su último partido presencial, antes de que la pandemia detuviera la pelota.

La herencia

El primer conflicto familiar se desató en diciembre de 2016, cuando el 10 se enteró por televisión de que su exesposa, Claudia Villafañe, había observado desde su palco un triunfo del Xeneize sobre Colón de Santa Fe. Claudia había acudido junto a Giannina y su pequeño hijo. El sueño de Benjamín era conocer a Carlos Tevez, que esa tarde se despedía de Boca para irse a jugar a China. “Es una vergüenza que Claudia Villafañe ingrese a mi palco sin mi autorización. Ella me estafó y me robó. Me pregunto quién la dejó entrar sin mi permiso”, apareció escrito en la cuenta oficial de Maradona en Facebook. Fue la última vez de Claudia en el palco VIP de la Bombonera.

Tras la muerte del astro, el palco central de la cancha de Boca quedó preso de la guerra familiar por la herencia del 10. En 2021, el Juzgado Civil y Comercial n.º 20 de La Plata, a cargo de la doctora Luciana Tedesco del Rivero, envió un oficio a la Comisión Directiva de Boca para conocer el estado de situación del palco. La respuesta del club, presidido en aquel entonces por Jorge Amor Ameal, actual vicepresidente, fue que el palco había sido cedido a Diego “de por vida”, por lo que pertenecía en un 100% a Boca y no debía formar parte de ninguna sucesión.

“No existía decisión más antipática que sacarle el palco a la familia de Diego. El club podía poner en venta el palco y hasta explotarlo comercialmente, pero la decisión fue que siguiera en poder de sus hijas y decidieran ellas a quiénes les permitían el acceso”, revela un directivo de Boca. De esa forma, las llaves quedaron nuevamente en manos de Dalma y Giannina, quienes avisaron que no tendrían inconvenientes en devolver la unidad en caso de que Boca lo considere necesario.

El 29 de noviembre de 2020, cuatro días después del fallecimiento de Maradona, en una Bombonera semivacía producto de la pandemia, Boca venció 2-0 a Newell’s en una tarde más que especial por la partida del 10. Hubo homenajes antes, durante y después de ese encuentro. Al igual que la noche de su muerte, las luces del estadio se apagaron excepto una, la del palco de Maradona. Boca ganó 2 a 0 con goles de Edwin Cardona y Ramón Ábila, que con el resto de los jugadores celebraron sus tantos de cara al palco del ídolo, ocupado por Dalma y su marido, el exrugbier de Banco Nación Andrés Caldarelli.

Once meses después, el 30 de octubre de 2021, día en que la leyenda de la Selección Argentina hubiese cumplido 61 años, Verónica Ojeda intentó llevar a la cancha a Dieguito Fernando, el hijo que tuvo con el 10. Sin embargo, el palco fue ocupado por Dalma, Giannina y sus parejas: Andrés Caldarelli y Daniel Osvaldo.

“En Boca nos informaron que el club es el dueño absoluto del palco, pero resolvió cedérselo a Dalma y a Giannina Maradona. Cuando quisimos ir, no pudimos. Si el palco sigue en poder de la familia, todos los hijos de Diego deberían tener derecho a utilizarlo, pero Boca tomó una decisión y es poco lo que se puede hacer ante eso”, le cuenta a LA NACION Mario Baudry, abogado y pareja de Verónica. Baudry, Ojeda y Diego Fernando visitaron la Bombonera en junio de 2022, aunque a la platea media y con entradas de protocolo, en el sector antiguamente destinado a los dirigentes, justo enfrente del palco de Maradona.

Desde 2020, y pese al recambio de autoridades en Boca, el palco sigue en manos de Dalma y Giannina. Si bien Juan Román Riquelme estaba enemistado con Maradona, el presidente respetó el acuerdo de la familia con la anterior dirigencia y dejó el palco en poder de sus hijas. En lo que va del año, el palco se habilitó vs. Defensa y Justicia, el 10 de febrero, y ante Belgrano de Córdoba, el 3 de marzo, con la presencia de Benjamín Agüero.

El otro palco del 10

Diego Maradona no fue el único exfutbolista de Boca en recibir un palco “de por vida” de parte de la institución. Aunque la información no fue oficializada por el club, Juan Román Riquelme, actual presidente del Xeneize, fue honrado con las llaves de dos palcos VIP en el primer piso de la Bombonera, muy cercanos al que supo pertenecer al astro mundial. La iniciativa surgió a mediados de 2023, previo al partido despedida de Riquelme. A modo de homenaje, la Comisión Directiva de Boca decidió, en principio, otorgarle un palco VIP al igual que a Maradona, aunque luego se decretó obsequiarle uno más. Luego, el club removió el acrílico que los dividía y Román se adjudicó un palco XL en uno de los sectores más privilegiados y con mejor vista del estadio.